66. Ruina

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...



— Ya hemos acabado en este sector— Reiteró Leo, crujiéndose las muñecas por tantos puñetazos que había dado—. Creo que es la hora. 

Maica tragó en seco, sabiendo a lo que se refería. 

La hora de la verdadera guerra; De la batalla final. 

Por otra parte, Alice se había desahogado levemente tras acabar con tantos clones. No obstante, ahora sólo faltaba el verdadero. 

El que tanto se había estado escondiendo. 

Enfundó su katana y se giró a observar a los dos jóvenes que la observaban. Éstos se despidieron de los otros compañeros que habían luchado junto a ellos, marchándose a primera línea para reunirse con los demás. 

Pero ellos tres, se quedaron sólo unos segundos más. 

— ¿Has oído?— Dijeron unos, marchándose— Dicen que Madara Uchiha ha sido revivido.

La azabache parpadeó varias veces, como si hubiera escuchado mal. 

Rápidamente rotó su cuello en su dirección, anonadada de lo que había dicho. 

¿Había escuchado bien?

— ¡Espera!— Exclamó la ojiverde. Se acercó corriendo hacia aquella persona, parándola— ¿Qué acabas de decir? 

— ¿Yuki...?— Preguntó Misaki, extrañada. Mientras que su hermano, la contemplaba en silencio. 

La ninja la miró con algo de desconfianza por el repentino llamado, mas decidió hablar por todo lo que habían ayudado.

— ¿No lo sabéis...?— Espetó. La de hielo negó con la cabeza, haciendo hincapié en que se lo dijera— En la zona arenosa, donde estaban antes los kages, dicen que ha aparecido.   

Su rostro se notaba asombrado, mas no podía decir que no hubiera pensado en que aquello, sucedería. 

Pero aun así, esto complicaba las cosas.

La salmón se acercó a ella al escuchar tal conversación, contrariada tanto por sus palabras, como por la reacción de su amiga.

— ¿Han habido bajas...?— Inquirió el azabache. La shinobi asintió. 

Sin pronunciar palabra, Yuki se alejó abruptamente de ellos con un frío semblante. 

— ¡El Tsuchikage lo encontró y lo atacó, sólo sé eso...! 

— ¡Vamos, nos tenemos que ir!— Apremió su otro compañero. Apresurada, se despidió de ellas algo desasosegada por cómo las había dejado. 

Pasaron al menos cinco segundos de silencio, donde una salmón y un león, observaban a una mujer de hielo con su vista puesta en el frente. 

El de hierro suspiró, acercándose a ella.

— Ali...

— Tiene que haber una explicación— Pronunció su mejor amiga, corriendo a abrazarla. La contraria ni se movió.

— Nadie puede encontrar a Madara a menos que él quiera ser encontrado— Contestó al fin. Cerró los ojos, cogiendo aire; Y recordó, algunos momentos que sucedieron hacía ya un tiempo—. Una vez que me fui de misión con él, varios ninjas de la aldea de la roca vinieron a por mí, a matarme...Y él los amenazó con aniquilarlos. 

Única esperanza | Segunda temporada de Mundo Deseado |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora