33. Estremecimiento

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...


En distintos lugares cada uno tenía su propio objetivo y finalidad. Estaban separados los unos de los otros, pero una fuerte conexión los arraigaba. 

En Konoha ya estaban haciendo los preparativos para irse a la cascada de la verdad. Que, a pesar de que a la Hokage le costó aceptarlo y pedirle ayuda al Raikage, ambos acabaron por acceder.

Y por fin, Naruto conocería a Killer Bee y vería su parte oscura.

Leo lo acompañaría para tenerlo más vigilado, ya que sabía cuán delicado era el tema. Mientras que Kakashi se quedaba en la aldea, y le cambiaba el cargo de encargado al albino para hacer de intermediador con su hermana. Mientras que estuviera fuera, claro. 

Todos tenían algo en mente; los seres que estaban por el suelo, y que los querían muertos. Por eso, iban haciendo lo que debían poco a poco. 

Y por eso mismo, en otra parte, dos chicas estaban aliándose con un sannin que todos reconocían como inmortal y con horrible moral. 

Que a pesar de todo lo que podían llegar a sufrir en el interior; Dolor, rabia, tristeza, traición...Esas dos amigas, seguían adelante. Sólo para cumplir llegar a la tan ansiada promesa que se hicieron con tanto fervor. 

Sin embargo, parecía que ahora no estaban solas como en un principio. Habían conseguido aliados. A algunos les costó de creer, pero tenían hasta la ayuda de todo Akatsuki por si los planes fueran mal y alguien de los anteriores mencionados, decidiera traicionarlas. 

Porque incluso Nagato y Konan, estaban vigilando.

Mientras cierta azabache permanecía junto a un pelirrojo, decidiendo venenos y esperando el momento indicado para que ella le acompañase a por Kabuto (ya que como dijo, no iba a dejar que aquello lo dejase impune), faltaba otro lugar donde también tenía su propia historia. Un lugar donde las cosas eran algo...Diferentes.

Y más lejanas. 

En la cueva de los Uchiha. Ahí, se veía a Obito con una mirada seria y fija en sus antiguas y batalladas cadenas que le siguieron en su ataque a Konoha años atrás. Las mismas con las que atacó a su maestro. A medida que éstas, eran limpiadas por él. 

Con unos ojos severos y reservados, apartó la atención de sus manos y la colocó en su lejano familiar, quien acababa de aparecer con un gesto oscuro. Éste estaba frotándose las manos, probablemente acababa de entrenar. O de guardar sus armas de otras guerras.  

— ¿Quieres volver a entrar en mi kamui? — Le preguntó, al verlo tan adusto y decisivo. 

Era prácticamente de noche, y toda la mañana la habían atendido dentro del poder ocular del enmascarado. 

Ahí dentro, estaba uno de los clones de esa aloe vera contra la que lucharon Yuki y él. Y estaba claro, que no sólo se hablaba allí; Zetsu estaba más que retenido, no podía mover ni un músculo, a no ser que fuera su cabeza. Exclusivamente para que moviera la boca y soltase todo lo que querían.

Cortesía del ancestro de los Uchiha. 

En ese espacio temporal valía todo. No podía salir si Obito no lo permitía, y no lo haría bajo ninguna circunstancia. Buscaban como todos los demás más información de lo que estaba planeando ese ser, y si no les daba los datos que quería... 

Uno u otro, se encargaría de hacerle hablar de otra forma no tan amable. 

Porque los dos, aunque uno más que otro, estaba deseando retorcer ese cuello verde. 

Única esperanza | Segunda temporada de Mundo Deseado |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora