61. Antes del mañana

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...


Maica suspiró, sentada en el suelo. 

Ya estaba anocheciendo, y Alice todavía no se presentaba. 

¿Estaría bien? ¿Les habría pasado algo? Era lo único que se preguntaba. Incluso ya no tenían nada que hacer en ese lugar. 

Dentro de poco, iban a llegar más heridos por parte del resto de divisiones. 

— Si tienes hambre tengo un poco de comida por aquí, Misaki—Habló una pelirrosada saliendo de su tienda de campaña blanca. 

La susodicha sonrió.

— Gracias, Sakura.  

Asintiendo, la de la fuerza sobrehumana hizo una mueca.

— Vuestra tienda está allí arriba— Señaló, indicándole en una zona apartada de ellos. Suspiró— Sé que está algo fuera de nosotros, pero... 

— ¡Lo sé, lo sé!— Exclamó. Se levantó y se despreocupó con la cabeza— Somos criminales. Todavía hay gente que no confía en nosotros. 

Cogió más cosas que la chica le dio y agradeciéndole, se marchó hacia donde le había dicho. 

Rió entre dientes. 

Itachi, Sasuke y Kisame se habían ido más lejos al saber que venía más gente. Sobretodo, al saber que ella venía. 

Ya sabía por qué le sonaba tanto ese lugar; Ahí era donde traían a los afectados y necesitados de asistencia médica. 

Aunque por suerte, pudo darse cuenta antes de que Sasuke huyera por sus propios pies. 

Subió la colina, poniéndose bien el cabello después de un día tan revoltoso. 

En cuanto abrió la cortina, pegó un grito agudo y temeroso.

— ¡Maldita sea, Ali!— Se quejó, recobrando el aire. 

La azabache se encontraba ahí, sentada en la cama que les habían puesto y esperando a que ella llegase. 

Leo también estaba presente, pero éste estaba tumbado en el colchón mientras jugaba con Tomoe. 

— Me has dejado sorda. 

Maica balbuceó, haciendo muchos movimientos de mano a medida que se acercaba a ella.

— ¡Eso es porque me has asustado!— Exclamó. Pero rápidamente cambió esa expresión, por una más risueña— ¡Al fin estás aquí!

Se tiró encima de ella, provocando que de la misma manera, Alice cayera encima de su hermano. 

Yukine tosió al sentir el impacto de la cabeza de la azabache en su estómago.

— ¡Perdona!— Gritaba Maica, quien se había levantado de golpe al escucharlo.

El zorro lamió el rostro del joven. 

— Pero...— Musitó la salmón. Ante la mirada interrogativa de la ojiverde, contempló cómo ella se acercó a su rostro. Le acarició la mejilla— ¿Por qué estás llena de polvo? 

— Oh...Es que nos hemos encontrado a varios clones. 

— ¿En serio?— Expresó con preocupación— ¿Estáis bien, no? ¿No os ha ocurrido nada malo, cierto?

— Estamos mejor de lo que parecemos— Habló el de ojos verdes, tocando las orejas del zorro—. Esta cara la tenemos desde que nacimos.

— Unas caras muy sensuales... 

Única esperanza | Segunda temporada de Mundo Deseado |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora