22. Desafortunado

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...

Sasuke dejó con algo de brusquedad a la chica en el suelo, notando cómo ella se balanceó debido al repentino y rápido movimiento.

A los pensamientos de la ojimiel, seguramente había sido todo por un hechizo de su mejor amiga.

Ahora que lo pensaba... Estaba realmente curiosa y preocupada de cómo le estaría yendo allí, con los Uzumakis.

Y, también... Con Zetsu y Madara.

No cabía duda que el Uchiha estaba planeando algo y que podía ser algo peligroso.

Aunque sabía que, por mucho que le doliera... Tenía que estar centrada en lo que tenía que hacer ella.

Pero era más que obvio que siempre pensaría un poco en la azabache.

— Tengo ganas de vomitar... —Murmuró, caminando lentamente para no caerse— ¿Falta mucho?

— No, sólo tenemos que caminar un poco más.

— ¿Dónde lo encerraste?—Preguntó, ahora, bajo la mirada de él.

— En una celda bien resguardada —Respondió—. No puede salir de ahí si yo no lo deseo así.

Maica asintió, con una mueca.

— Bien...

A medida que caminaban, el Uchiha colocó sus orbes en el cuerpo de la chica, observándola de arriba a abajo.

Posteriormente, volvió a poner su vista al frente.

— ¿Nerviosa?

— Bastante... —Admitió con total sinceridad— Kabuto siempre ha sabido manejar mucho sus trucos... No es un jugador muy limpio.

— Cierto— Dijo el contrario—. Por eso mismo no tiene mucho que hacer, sabemos de lo que es capaz. 

La ojimiel asintió, dejando salir un pequeño suspiro. 

Creía que hubiera sido mejor que Alice hubiera estado aquí, ya que se le daba mejor negociar y no le importaba estar en un lugar tan frío y oscuro. Pero... 

Ella prefirió ir a por Nagato. 

También creía por todo lo alto que parte de esa elección se basaba en que la salmón conocía mucho mejor a Sasuke, y debía estar a su lado. 

Estaba segura que eso pensaba su amiga. 

— Hemos llegado— Formuló el de cabello corto, parándose frente a una puerta llena de cerrojos. La chica tragó en seco, formulando un sí con la cabeza. Por consiguiente, él hizo sellos con sus manos y, como por arte de magia, la puerta se abrió—. Vamos, Misaki. 

— Voy, voy... 

Caminó detrás de él, sumiéndose en la oscuridad en la que estaba la sala. Poco a poco las antorchas fueron encendiéndose una a una, provocando que la de cabello corto estuviera con los bellos de punta.

Hasta que en medio de ésta, al fin se pudo apreciar a la perfección el cuerpo de un hombre atado a una silla. 

Éste mismo alzó la mirada cuando escuchó unos pasos acercándose a él; Sonrió con cansancio.

— ¿Hoy has venido con compañía...?

— Ya ves que sí— Espetó el del clan. Maica cerró la puerta tras ellos, acercándose al albino que estaba atado. 

Kabuto rió, hostil.

— ¿La de la katana no ha venido?— Murmuró.

— No— Habló ésta vez la de fuego—. Y probablemente sea mejor para ti...

Única esperanza | Segunda temporada de Mundo Deseado |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora