...
Confusión, ira, venganza, tristeza...
Todo iba forjado de la misma manera. Cada una de esas emociones, se cogían de la mano con firmeza para no despegarse ni soltarse nunca.
Era incontrolable. Y cada vez, iba a más.
En lo alto de una extraña, puntiaguda y curvada roca, se hallaba alguien que jamás hubieran imaginado ver.
Alguien que auguraba un gran mal para ellos.
Ōnoki había puesto cartas sobre el asunto mucho antes de que nadie se diera cuenta. Desde la primera vez que recibió una amenaza por parte de alguien cuyo mítico nombre era recordado con recelo, mas nunca pensó que se trataría realmente de él.
Pensaba que iba a ser una mera advertencia sin salida. Sólo para asustarle, y que dejaran a esa jovencita de cabello azabache en paz, por mucho que le enviara cadáveres de su gente.
Eso era lo que creía, cada vez que la frase resonaba en su mente.
Hasta que lo vio por sus propios ojos.
Su larga y negra cabellera que hondeaba con la unión del frío y tenso viento, esos tétricos ojos rojos como el puro color de la sangre...Y esa mirada tan fría y cruel que siempre, desde la antigüedad, lo había caracterizado.
El viejo de la roca sabía que el que estaba allí arriba, que él, lo observaba como si fuera su último día en la tierra.
— Así que has intentado darme caza...
El cúmulo de personas que habían debajo de su sombra tragaron en seco, temerosos incluso de escuchar su profunda voz hablándoles.
Habían conocido de su leyenda. No había ni una sola alma viviente y descompuesta que no supiera quién era o de lo que era capaz. Y el hecho de que se hubiera dado cuenta de que habían ido a por él no era un signo de buen augurio.
Gaara, quien permanecía también al lado de ellos sin apartarse ni un momento, contempló al de la armadura con cierta inquietud y desasosiego.
El pelirrojo había pedido que no hicieran nada en contra de las chicas, aunque fuera indirectamente. Pero el viejo testarudo quiso ver y asegurarse de que él, esa persona, no estaba viva.
Cómo se equivocaba.
— Cómo puede ser que tú...— Tragó en seco el Tsuchikage. Su exterior era totalmente serio, pero el interior era todo lo contrario— Deberías de estar muerto.
Ojalá hubiera tenido razón en que todo había sido un bulo. Deseaba con todas sus fuerzas que hubiera sido así.
Porque todavía recordaba la primera vez que lo conoció, la cual memoria jamás pudo olvidar en su larga vida.
— Debería— Contestó el contrario, cruzado de brazos—. Como estás observando, no es así.
El anciano había sido tan imprudente como para dejarse llevar por su cabeza, y no por el raciocinio.
Ahora parecía que tenía a la misma muerte delante de sus ojos, y frente a todos sus aliados.
— No lo entiendo...— Musitó el jinchuriki— ¿Está con nosotros, o...?
— Él jamás estaría con nosotros— Suspiró Ōnoki. Parecía ser que había vivido dudosamente, aunque permaneciera joven, durante mucho tiempo—. Y mucho menos ahora que lo hemos atacado...
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Única esperanza | Segunda temporada de Mundo Deseado |
FanfictionCuando las promesas y la esperanza que tienen es lo único que albergan, todo se entremezcla y se derrumba. Segunda temporada de Mundo Deseado.