10. Incierta preferencia

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Pov Alice


Seguí caminando por la base en su búsqueda, mas no lo encontraba por ninguna parte. Hice una pequeña parada en la cocina para beber un poco de agua, teniendo detrás a ese bicho de siempre. 

Maica me sonrió de oreja a oreja, guiñándome un ojo. Intuí que fue a decirme algo por la forma en la que su cuerpo se movió, pero rápidamente fue cortada por la presencia de otra persona junto a nosotras.

— ¡Sasuke, me habías asustado!— Exclamó ella. Yo seguí en silencio, y dejé el vaso en la pica. 

Me quedé de brazos cruzados, observando a esos dos. 

— Tú siempre te asustas— Dijo.

La salmón hinchó sus mofletes, indignada.

— ¡Eso es mentira!

El azabache la miró con sorna y arrogancia, asintiendo como si no la creyera ni un segundo. Obviamente no era mentira, lo había asegurado muchas veces.

— Si tú lo dices...— Murmuró. 

Creo que es hora de que me vaya lentamente de aquí y los deje solos...

Con precaución y cuidado, di unos pocos pasos mientras esa pareja estaba todavía sumida en su propia conversación. 

Pero Mai rápidamente se dio cuenta de mi desaparición, y justo en la puerta, tuve que pararme. 

Hice una mueca. 

Parecía que después de haberme herido estaba más amorosa y acosadora que siempre, y ya era decir. 

Sabía que lo hacía en base a la culpabilidad que sentía y a la preocupación que tenía al tener una herida tan enorme, pero también debería de saber que odiaba que me tratasen con intranquilidad. 

— ¡No!— Exclamé, negándole la palabra. Ella parpadeó varias veces, boquiabierta— ¡Y sí! Me voy a buscar a alguien en este estado, no me lo vas a impedir. Quédate con tu novio un ratito, no me voy a desmoronar en pedazos.

— Pero...

— Pero nada— Espeté, firme.

— Yuki, pero...— Musitó, con un puchero.

— ¿Qué he dicho?— Insistí, como si fuera una madre. 

Ella hizo un berrinche, bufando.

— Vale...¿Al menos puedo darte un beso? 

Puse los ojos en blanco, cruzándome de brazos y apoyándome en el marco de la puerta. 

La miré con reticencia y desinterés, pero la de cabello corto me mandó un beso volador. 

— ¿Es necesario?— Pregunté. 

— Realmente necesito darte un beso, por favor...— Murmuró con un rostro triste. Se fue acercando a mí y sin más, me depositó un beso en la mejilla— ¡Gracias!

Suspiré. 

Me despedí de ambos con la promesa de que después iría a buscar a Maica para pasar un rato juntas, como de costumbre. Tenía la intención de salir a fuera, pero como si al fin estuviera dando frutos la búsqueda, me encontré al enmascarado de frente. 

Menos mal, aquí está. 

Obito me miró de reojo, con seriedad. Vi cómo ponía su vista en la venda que sobresalía de mi ropa, y volvió a mirarme a los ojos.

Única esperanza | Segunda temporada de Mundo Deseado |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora