64. Triste lejanía

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Podéis poner la canción cuando mejor os parezca, sirve para todo el capítulo :) Es mejor y más ambiental para lo que sucede. 

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Pov Alice


Gruñí con absoluta aversión al sentir el impacto de mi espalda contra el frío suelo. Abrí los ojos para analizar, sin dejarme ni un sólo ápice, el lugar en el que estábamos. 

Parecía los adentros de una cueva. 

Las gotas de la lluvia que habíamos dejado atrás caían de mi flequillo hasta pasar a mi pecho, a la espera de que fuera lo que fuera lo que me hubiera cogido, apareciera. 

— Estás despierta...

Fruncí el ceño. 

No era una voz que reconociera. 

Hice el amago de mover mis brazos para prepararme a su llegada, pero al querer alargarlos, me di cuenta de que estaba atada. 

Giré mi cabeza hacia mi espalda, para mirar mis manos.

¿Cuándo lo ha hecho? 

— No pensé que soportarías el impacto, pero me alegro de que lo hayas hecho...— Murmuró. El eco de su voz resonaba, al igual que el sonido de sus zapatos acercándose— Así puedo hablar contigo antes de que ya no sea el mismo. O desaparezca. 

— ¿Qué...? 

Aprovechando que todavía no se hacía presente, creé una aguja de hielo para así utilizarla contra la cuerda que me retenía. 

Algo tenía en claro de esto; Era un hombre. 

Indudablemente. 

Paré en cuanto lo sentí más cerca. Desconfiada, fui rotando mi cuello para observar a esa persona. 

Su cuerpo comenzaba a hacerse visible. Mas una vez que atisbé su rostro, mi cuerpo dio un completo respingo. Todo mi corazón dio un vuelco. 

Y sobretodo, mi ritmo cardíaco había aumentado. 

Él se puso de cuclillas, para quedarse a mi altura.

Yo seguía como si me hubieran arrancado la lengua de cuajo. No podía parar de examinar su cara a cada momento.

— Así que...— Dijo. Me observó detenidamente, con sus párpados semi cerrados— ¿Tú eres la mujer de mi hermano? 

Tragué en seco. 

— ¿Sabes quién soy, verdad?

Él sólo ladeó la cabeza, como si tuviera cierta curiosidad e intriga por mi persona. Pero yo no podía ni moverme. 

Pasaron unos segundos en los que mi mente guardó toda la información que estaba procesando desde que lo vi. Por desgracia, era demasiada. 

Hasta que finalmente, volví a mi ser. 

— Nunca imaginé que...—Musité, afligida. El azabache esperó a que acabase de hablar— Entre todas las personas, tú fueras revivido.

Doblé mi rodilla, sin dejar de mantener mi mirada en él. 

Enserié el gesto, mas mi turbación interior no cambió. Se agravó incluso más, cuando pronuncié las próximas palabras.

— Entonces sabes que soy...— Musitó, mas ni lo dejé terminar.  

Única esperanza | Segunda temporada de Mundo Deseado |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora