6. Breve seguridad

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Pov Maica


Alcé mis brazos y me tapé mejor con la capa de la base, encogiéndome por instinto. 

Abrí un ojo y visualicé a Sasuke delante mío, con los ojos cerrados y una de sus piernas en su pecho. 

Parecía tranquilo y algo somnoliento. 

Me levanté en un silencio completo, como si fuese una auténtica espía. Fui gateando hasta llegar cerca de él, ya que me encontraba un poco alejada. Delicadamente para que no se despertase, me senté a su lado. 

Me tapé y apoyé mi cabeza en la roca. Despacito, fui bajándola hasta arrimarme a su hombro. 

— ¿Qué se supone que haces, Misaki...?— Preguntó en un débil murmuro. 

Me levanté de golpe, alarmada. 

Por poco no me dio un infarto.

— ¡Qué susto me has dado!— Espeté, con la mano en mi pecho. Él abrió los ojos con tranquilidad, observándome de reojo— Quería estar un poco más cerca de ti...Me sentía un poquito sola. Siempre duermo cerca de algo. 

Volví a apoyar mi cabeza en su hombro, con una sonrisa. 

— Eso no significa que tenga que ser yo tu almohada. 

— ¿No quieres ser mi almohada?— Dije, levantando mi rostro para mirarle directamente— Está bien, no lo serás... 

Él arqueó una ceja, reticente. 

Casi al poco tiempo después, llevé mi mano a su cabello para desordenárselo y acariciarlo. 

Noté a la perfección cómo su rostro cambiaba de expresiones, al punto de querer alejarme de él por si a caso. 

Pero decidí que no, que seguiría molestándolo como la buena chica que soy. 

— Para— Manifestó, con el ceño fruncido.

— ¡No! ¡Si no puedo apoyarme, al menos te desordeno el pelo tan raro que tienes!

Fui a seguir revolviéndole el pelo, pero agarró mi muñeca con rapidez, parándome en seco. 

Se aproximó a la misma vez; Su rostro estaba tan cerca, que hasta podía sentir su respiración y un débil nervio cruzándome por el estómago. 

Uy, esto no es bueno para mi corazón ardiente. 

— Si no me vas a besar, más vale que no me ilusiones así— Avisé, con una sonrisa pícara. 

Sasuke ladeó el cuello, observándome. 

— Deja de tocarme el pelo. 

— Y tú deja de agarrarme de las manos o acercarte tanto si no vas a hacerme nada— Musité, con una sonrisa risueña—. ¡AAAH! ¡Tú sigues, pues yo también! 

Me deshice de su agarre y le sostuve las mejillas con rapidez, intentando que sus manos de vengador no llegasen a mi cara para apartarme.

Sacudí la cabeza varias veces. 

Pero como si fuera un robot, me quedé quieta de repente. Éste mismo me miró como una lunática y algo de molestia, pero sobretodo confusión al haberme quedado así súbitamente. 

Suspiró, como si pensase que le tenían que dar un premio nobel de la paz por aguantarme. 

A Alice se lo tendrían que dar, tú no has visto ni la mitad...

Única esperanza | Segunda temporada de Mundo Deseado |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora