Capíulo 14: Adiós otra vez, Maléfica

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Allí estaba ella, con su capa negra, su vestido morado oscuro, sus cuernos y su poderoso cetro, el Ojo del Dragón. La maestra de la maldad miraba a su hija con una sonrisa maligna y, acompañada de una horripilante carcajada, anunció que había vuelto.

- Vete de aquí, mamá, le pidió Mal.

Maléfica se partió de risa. Después de lo que había tenido que esperar para que Mal consiguiera la varita, la dice que se vaya. La villana pensó que su hija estaba bromeando.

-¡Qué graciosa! Venga, dame la varita. Ya, ya, dijo extendiendo el brazo.

Mal dudó y Ben gritó que no lo hiciera. Mal lo tenía en cuenta y lo que hizo fue pasársela al Hada Madrina.

- Bididi, bodidi...,comenzó a decir ella.

-¡Bú!, la interrumpió Maléfica lanzando un hechizo.

En ese momento, me quedé petrificada. Esta vez, literalmente. No podía moverme, pero sí podía ver lo que estaba pasando. Maléfica nos convirtió a todos en estatuas. Los hijos de los villanos estaban inquietos y nos miraban a todos preocupados.

-¿Por dónde empezamos? ¡Ah, ya sé...! Empecemos deshaciéndonos de eso, dijo Maléfica quitándole el anillo que le había regalado Ben a Mal.

Maléfica dijo con su temerosa voz que tenían que dominar el mundo juntas, pero Mal se negó rotundamente. Lo bueno es que no estaba sola enfrentándose a su madre. Estaba rodeada de sus amigos.

-¡Aguanta, Mal! Puede que el bien acabe venciendo, dijo Carlos con seriedad.

Maléfica le bufó como un perro para intentar asustarle, pero a él ya no le daban miedo. Al contrario, le encantaban los perros. En ese momento, Colega se lanzó sobre ella para distraerla y después, fue Jay, que intentó arrebatarle el cetro, pero con un toquecito en la frente, Maléfica le echó para atrás con la fuerza de un empujón. Mis amigos y yo permanecíamos totalmente inmóviles.

-¡Os arrepentiréis de esto!, gritó Maléfica convirtiéndose en un gran y poderoso dragón negro y morado de hechizantes ojos verdes y colmillos afilados.

Era enorme y empezó a perseguir a Jay y a los demás. Evie intentó detenerla con la luz de su espejo mágico y Mal la echó un duelo de miradas que sólo podían echar madre e hija. Para vencerla, Mal repitió varias veces las siguientes palabras: "El mal tiene poder ninguno frente a cuatro corazones que son uno" mientras Jay, Evie y Carlos la miraban fijamente con seguridad, determinación y, sobre todo, amor por el bien, que es lo que le faltaba a Maléfica.

Aquello fue suficiente para vencer a Maléfica, la cual se transformó en un pequeño lagarto inofensivo. El Hada Madrina volvió en sí, dio la enhorabuena a Mal y a los demás y, después, y nos lanzó un hechizo que hizo que nos pudiéramos volver a mover. ¡Por fin! Observé mis manos y di un par de saltos para comprobar que ya había dejado de ser una estatua. Mis amigos y yo nos empezamos a abrazar y Ben y Mal, también. En eso, Mal se acercó y vi cómo hablaba con Jane. El Hada Madrina la estaba regañando.

- No sea tan dura con Jane, fui yo quién le metió esas tonterías en la cabeza - oí decir a Mal - Tú eres preciosa. Por dentro y por fuera. Tu madre lo sabe.

- Sí, creo que he tenido suerte en lo que se refiere a madres.

Mal asintió y el Hada Madrina se la llevó hacia la multitud. En ese momento, mi mejor amiga me miró y agachó la cabeza, avergonzada. Yo la miré a los ojos con admiración.

- Eso...eso ha sido..., empecé a decir refiriéndome a su locura de arrebatarle la varita a su madre.

- La mayor tontería que he hecho nunca.

-¡No! ¡Qué va! ¡Ha sido una pasada! - solté haciendo que ella me mirara, asombrada - Has sido muy valiente. Pero Jane, prométeme que vas a aceptarte tal y como eres. Que nunca más dudarás de tu belleza. Y que serás valiente para hacer el bien.

- Te lo prometo. De verdad, dijo abrazándome.

Yo la envolví en mis brazos sonriente. Ya no había malos rollos entre nosotras. Mientras la abrazaba, vi que Mal se acercaba a Audrey. Ambas hicieron una reverencia como disculpa y hasta se dedicaron una sonrisa. Al parecer, estaban en paz.

¡Victoria! ¡Por fin un final feliz! Ahora sólo quedaba el baile. La fiesta. La celebración por el Rey Ben y por el triunfo del bien. Todos salimos a la pista de detrás del castillo y nos pusimos a bailar y a cantar "Set it off". Vi que estaban por ahí Jane, Carlos, Lonnie y todos mis amigos y me uní a ellos. Aquel fue un día memorable. Para mí y para todos. Y una vez más, yo tenía razón. Los hijos de los villanos no eran malos. Yo vi la bondad en su corazón. Estaban en Áuradon para quedarse y yo no podía estar más de acuerdo.

Tenía nuevos amigos en mi vida y con los que vivir las experiencias nuevas y arriesgadas que tanto anhelaba. ¿Qué aventuras nos depararía el futuro? ¿La historia había terminado ahí? ¡Me parecía que no! Había mucho más por delante. Seguid leyendo mi historia y yo os lo contaré todo. Prometido.

La historia de Tania PorterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora