Capítulo 73: El ejército de caballeros

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Cruzamos el puente y atravesamos el camino que nos llevaba directamente al jardín de la Academia Áuradon. Nos quedamos un poco impactados al ver que, en los merenderos, había alumnos de la escuela durmiendo.

- ¡Están dormidos! Todos, exclamó Evie.

- El hechizo se ha propagado por todo el reino. ¡Qué fuerte!, comenté observando a todo el mundo.

- No localizo a Ben, dijo Mal mirando la pantalla de su móvil.

- Ni a Dizzy, ni a Doug, añadió Evie.

- No hay cobertura, dijo Carlos.

-¿Esa es la Academia Áuradon?, preguntó Celia señalando el edificio.

- Sí y, cuando se despierten, te encantará, respondió Carlos.

-¿Qué te parece?, la pregunté, sonriente.

-¡Es una pasada! Llevo años soñando con este momento.

- Pronto estudiarás allí.

Celia me miró expresando toda su emoción. Ya no parecía tan insoportable. Al fin y al cabo, sólo era una niña incomprendida que había crecido rechazando todo lo bueno y bello de Áuradon y sus habitantes.

- Todo es tan..., empezó a decir Gil.

- Siniestro, le completó Jay.

- Verde - le corrigió el hijo de Gastón - Los árboles tienen hojas y, ¿ qué son esas cosas de colores?

- Em... flores.

-¡Son bonitas! ¡Oh, melón!, exclamó Gil cogiendo un bol de una alumna y comiéndoselo todo.

Jay iba a quitárselo, pero Uma defendió a su amigo.

- No hay fruta fresca en la isla, ¿recuerdas?

Jay miró al pirata, apenado. Había pasado un año entero desde que llegó a Áuradon y ya apenas se acordaba de que en la isla sólo comían fruta podrida y comida pasada de fecha. Ver a Gil comer esa fruta desesperado le recordó a cuando él y sus amigos devoraron las chuches de la limusina real, cuando los trajeron a Áuradon por primera vez. Yo también puse una cara triste al comprender por lo que habían pasado. Eran inocentes y no se merecían vivir en la pobreza. Al girarme, vi a Harry alrededor de otra mesa y pensé que también se comería la comida de otros alumnos, pero en vez de eso, le pillé intentando robarle el dinero de la cartera a un chico y eso ya no tenía excusa.

- Creo que me merezco una recompensa por mis músculos, mi ingenio y mi papel en esta misión, dijo a los alumnos dormidos.

-¡Eh, tú! - dije haciendo que me mirara rápidamente - Déjate de recompensas y devuelve eso.

- No seas borde conmigo, princesita.

- Como vuelvas a llamarme así, te juro que no respondo. Quedas avisado, dije señalándole, un poco irritada.

En ese momento, Jay le quitó la cartera y la metió en el bolsillo de la camisa de su dueño, encarándose con Harry. El hijo de Garfio dio una vuelta y acercó su garfio al cuello de Jay.

-¿Crees que me das miedo?

-¡Chicos!, les llamaron Mal y Uma para que se detuvieran.

-¿Colega? ¡Colega!, dijo Carlos llamando a su perro, que estaba comiéndose la comida la mano de un alumno.

-¡Hmm! Delicioso, dijo Colega tirándose un eructo.

-¿En serio? - preguntó Carlos - Colega, ¿sabes qué ha pasado?

- Sí, ha aparecido Audrey, ha hecho que todos se duerman y ha convertido a algunos en...

-¡Chicos! - nos llamó Evie señalando a una alumna de la banda que ahora era una estatua - Hannah se ha convertido en piedra.

La historia de Tania PorterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora