Capítulo 35: Nuestra primera aventura

70 3 0
                                    

Pasamos al castillo sigilosamente para que nadie se diera cuenta de que veníamos de fuera, pero nadie se acercó a preguntarnos dónde habíamos estado, simplemente nos saludaban mirándonos de arriba a abajo por nuestras pintas.

- Vosotros seguid, como si nada hubiera pasado, susurré.

- Yo voy a buscar a mi padre. Ahora nos vemos, dijo Doug alejándose del grupo.

- Yo también me voy. ¡Hasta ahora!, se despidió Lonnie.

-¡Jane, querida!, la llamó el Hada Madrina detrás nuestra.

-¡Mamá! Eh...¡fueron unos búhos!, soltó Jane, asustada.

Yo tuve que hacer un gran esfuerzo para aguantarme la risa. Mi pobre amiguita pensó que se llevaría una bronca, pero a su madre no le importó la pequeña rotura de su falda.

-¿Qué búhos?, preguntó, confundida.

- Oh...eh...¡da igual, olvídalo!, dijo ella con una sonrisa tímida.

- De acuerdo, quería decirte que vinieras. Te necesito para unos asuntos.

- Sí, claro. ¡Hasta luego, chicos!

-¡Adiós!, dijimos los demás a coro.

- Yo voy a hablar con mis padres. Para ser el cumpleañero y encima el príncipe, no le estoy haciendo caso a nadie con todo este lío. Os veo luego, dijo Ben yéndose.

-¡Espera, Ben! No me dejes sola..., dijo Audrey extendiendo el brazo sin éxito.

- Oye, Audrey - dije acercándome a ella - ¿No crees que deberías dejar a Ben respirar un poco?

-¿Quieres decir...que soy un estorbo para él?, preguntó ella con una mueca triste.

-¡No, no es eso! Pero no puedes estar pegada a él toda la fiesta. Deja que se relacione con más gente. Y tú deberías hacer lo mismo.

- Entonces, ¿hablo contigo?

Iba a asentir, pero, de pronto, me vino la imagen de Chad a la cabeza y decidí hacerle un favor al hijo de Cenicienta.

- Me encantaría, pero tengo hambre, así que iré con mis padres al buffet. Pero si quieres, puedes hablar con Chad.

-¿Con Chad? ¿Crees que él quiere hablar conmigo?

-¡Estoy completamente segura! Háblale sobre ti, ya verás como te escucha, la animé con una sonrisa.

- Está bien...gracias, dijo caminando hacia Chad.

Mientras, yo me dirigí al buffet para contemplar la escena sin perderme ni un detalle.

- Hola, Chad, oí decir a Audrey.

-¡Princesa! - exclamó Chad, nervioso - ¿Qué hacéis aquí?

- Bueno...como Ben está ocupado, Tania me ha dicho que hable con vos. Si queréis...

-¿Tania?, preguntó desviando la mirada hacia mí.

Yo le saludé con los dedos y sonreí para que entendiera que aprovechara la oportunidad. Chad sonrió y continuó la conversación.

- Em...sí, por supuesto. Habladme de lo que queráis, yo os escucho.

- Oh, gracias, Chad, dijo ella con una sonrisa.

-¡Bien hecho, Tania!, me dije a mí misma.

Después de disfrutar de una cena junto a mis padres, mientras ellos charlaban con el Hada Madrina, los demás nos habíamos reunido para comentar la locura por la que habíamos pasado y que, aunque por un momento creímos que no lo contaríamos, todo salió bien. De pronto, Ben se acercó tras haber saludado a cientos de los personajes más icónicos de nuestro reino.

- Hola, chicos. Quería deciros una cosa importante.

-¿Qué pasa, Ben?, preguntó Doug.

- Hoy...me lo he pasado muy bien con vosotros. En fin, hemos tenido un percance, pero al final, entre todos, hemos salido sanos y salvos.

- Sí, lo estábamos hablando. Ha sido genial, dijo Lonnie.

- Por eso...quiero deciros que gracias a esta "aventura" me he sentido más unido a vosotros. Sobre todo a Tania, que no la conocía antes - dijo mirándome con una amplia sonrisa - Y quería compartir con vosotros que...aunque estemos separados, me gustaría que siempre fuéramos amigos.

- Estoy totalmente de acuerdo - dije yo mirándoles a todos - No pensaba hacer amigos hoy, pero he de decir que me habéis sorprendido para bien. Y mucho. Jamás olvidaré este día.

- Yo tampoco. Al fin he hecho amigos con los que podré contar siempre, dijo Jane.

-¡No lo dudes!, dijo Chad guiñándole un ojo.

- Esto es muy bonito, dijo Audrey, emocionada.

- Y, ¿qué tal si nos hacemos una foto? Ya sabéis, para recordar este día siempre, propuso Ben.

Todos asentimos y nos colocamos mientras Ben le pedía a Din Don que nos sacará una foto a los siete. Ben le pidió a Lumiére que imprimiera copias, que las llevara a enmarcar y que nos las enviara a casa para tenerla todos. Ben se puso en el medio luciendo su brillante sonrisa y Audrey se agarró a su brazo con ternura. Chad se puso detrás, poniéndole los cuernos en la cabeza a Ben con sus dedos y sonriendo de oreja a oreja. Al otro lado de Ben, me puse yo, sacando la lengua y pasando mi brazo por los hombros de Jane, que me agarraba de la cintura y guiñaba un ojo. Lonnie se puso detrás nuestra poniendo morritos y el gesto de la victoria en ambas manos y Doug se tiró al suelo, frente a todos nosotros, y esbozó una gran sonrisa.

-¡Feliz cumpleaños, Ben!, gritamos todos al unísono.

- Y así se acabó nuestra primera aventura juntos, dije yo mirando a mis amigos y dándome cuenta de lo que habíamos crecido.

- Jo, me he emocionado, dijo Jane secándose un par de lágrimas.

- No lloréis, que si no, lloro yo, dijo Doug quitándose las gafas.

- Fue un día inolvidable, dijo Audrey aún contemplando la foto.

- Desde luego, añadió Ben.

- Jamás olvidaré esa noche. Y tampoco lo que pasó al día siguiente, dije mirando a todos.

-¡Ah, sí! Cuando te ibas a la selva y nos despedimos todos, dijo Chad.

-¿Puedes recordárnoslo, Tan?, preguntó Lonnie. sonriente.

-Pues claro. ¿Preparados?

Todos asintieron. Y una vez más, los recuerdos invadieron mi cabeza. Pero esta vez de la despedida del grupo.

La historia de Tania PorterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora