Capítulo 27: Luchando contra un dragón

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-¿En serio creías que esto era mi madre?, preguntó Mal mirando a Ben rodeando los ojos.

- Bueno...era de noche, estaba oscuro...supongo que todo es culpa de la magia, ¿no?, respondió Ben con una risa nerviosa.

-¿Este es el temible ser malvado al que nos teníamos que enfrentar?, pregunté, decepcionada.

- Eso no parece un dragón...ni un ser malvado, dijo Carlos mirando de arriba a abajo al dragón.

- Sí, más bien, parece una tigre volador rosa con peluca, dije mientras nos reímos.

Para nosotros era divertido, pero a Madam Mim no le hizo ni pizca de gracia, así que se levantó y rugió.

- Aún así es peligroso...¡corred!, gritó Evie.

Entonces, el dragón se convirtió en rinoceronte y vino hacia nosotros para intentar aplastarnos.

-¡Las rocas!, señaló Mal.

Carlos y Jay empujaron unas rocas grandes contra aquella bestia, pero no consiguieron nada porque Madam Mim se convirtió en gallina y escapó de ellos.

-¿Dónde ha ido?, pregunté rodeándome con Mal y Ben.

- No sé. Pero, al menos, ahora sabemos que el dragón de Camelot no era mi madre, dijo Mal.

- Eso seguro, dijo Ben.

La gallina ahora era un cocodrilo con pelo morado que perseguía a Carlos.

- Mira que he vivido aventuras curiosas en la selva, pero esto, sin duda, es lo más raro a lo que me he enfrentado, dije siguiendo con la mirada a la criatura. Y los demás asintieron conmigo.

-¡Estás rodeada, Mim!, soltó Merlín alzando su varita.

-¡Nunca! ¡Nunca volveré allí! ¡Y nunca podrás hacer que vuelva!, gritó ella.

Entonces, Merlín se transformó en un pájaro ágil de color azul. Se acercó al dragón y Mim lanzó un hechizo que le encerró en una jaula.

- Qué mago tan poderoso... - dijo Mal irónicamente - ¿No podía haberse convertido en algo más, no sé, que dé más miedo?

- Me leí la historia de Camelot. Y cuando luchó contra Madam Mim durante la infancia de Arturo, el Mago Merlín hizo lo mismo. Madam Mim se convertía en animales feroces, pero Merlín luchaba convirtiéndose en animales pequeños y aparentemente inofensivos, como un conejo o una tortuga - explicó Carlos - ¿Quizá su magia funciona así?

En ese momento, el dragón se disponía a lanzarles una bola de fuego y la esquivaron. Pero Madam Mim movió su cola y Ben se puso delante de Mal para protegerles. Entonces, le dio y salió disparado casi hasta la entrada de la cueva.

-¡Ben!, gritó Mal.

-¡Oh, no! ¡Ben!, grité yo yendo hacia él.

Madam Mim aterrizó y rugió mientras perseguía a Mal, que volvió con Evie, Carlos y Jay. Yo tenía que hacer algo. Miré al dragón furiosa. ¡Se iba a enterar! Así que cogí una roca mediana, corrí hacia él y le lancé la roca para que le aplastara la cola.

-¡Toma esta!, exclamé dando un salto.

La roca cayó sobre la cola del dragón y este rugió rugió de dolor. ¡Se lo merecía!

-¡Hala...!, se sorprendió Mal.

-¡Sí, eso es!, añadió Jay.

-¡Bien hecho, Tan!, dijeron Carlos e Evie apoyándome.

Yo sonreí y rodeé al dragón para levantar a Ben, que seguía medio inconsciente.

-¡Eh, Ben! ¡Despierta, vamos!, dije acercándome a él.

La historia de Tania PorterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora