Durante toda la semana, aprendimos a hacer figuras de cerámica, cosimos prendas de todos los estampados y colores (en eso Evie era la experta), cuidamos animales y dimos largos paseos por los alrededores del campamento, donde encontramos lagos, bosques y praderas donde nos tomamos fotos. No me lo pasé tan mal como creía, aunque había algo que aún me molestaba: el que me llamaran "Majestad". ¡Prefiero no hablar más de esto porque me pongo enferma! El caso es que el último día de campamento, ya en Áuradon, había una gala a la cual invitaron a todo el reino. Allí nos presentarían a todas las princesas y diríamos nuestra experiencia en el campamento agradeciendo todo lo que habíamos vivido.
Una vez que comenzó la fiesta y los encargados estaban reuniendo a la gente para que tomaran asiento, me fui a mi camerino a que Evie me retocara el maquillaje.
-¡Hola! ¿Se puede?, pregunté asomándome a la puerta.
-¡Claro! Adelante.
Me senté en una silla frente a ella y me echó un vistazo de arriba a abajo.
- Tan, estás preciosa. De verdad, impecable, dijo mientras me retorcía un mechón de pelo.
- Gracias. Aunque, no te voy a mentir, estoy algo incómoda, dije tímidamente.
- Lo sé. Siento haberte plantado ese vestido de cancán, pero de verdad que no me quedaban más, dijo, apenada.
- No te preocupes. Es perfecto, aunque no sea de mi estilo. Yo...me refiero a que no sé ni qué decir cuando salga ahí fuera.
- Simplemente, di lo que más te ha gustado y algo nuevo que hayas aprendido.
- He aprendido demasiadas cosas nuevas: coser, escoger el tenedor perfecto, cocinar... - Evie sonrió y luego me miró algo triste. Se acercó a mí y me leyó la mente - No te ha gustado el campamento, ¿verdad?
- Bueno, podría haber estado peor. Pero, ¿sabes esas veces cuando sientes que tienes una molestia en tu interior y...de alguna manera te da miedo sacarlo? Ya sabes, por si te critican o...te equivocas al hacerlo.
- Ya...Te entiendo. Ya sabes que adoro los cuentos de hadas y, para mí, este campamento lo ha sido, pero, si te soy sincera, no he sido del todo yo.
-¿En serio?
- Te lo juro. Sí, las actividades estaban muy bien, pero muy iguales para todas las princesas. En esta gala, podemos ayudar a abrir mentes simplemente con nuestra más sincera opinión. Y si es así como te sientes, suéltalo. A mí me tendrás ahí para apoyarte - dijo aplicándome unos toquecitos más de colorete, siempre en dirección ascendente - Tenemos que salir ya.
Yo asentí, pero en el fondo estaba pensando "no sé si después de esto tendré ganas; o bien porque ya me dará igual o porque ya lo habré echado todo". Eso, traducido a mi idioma, quería decir que esa noche iba a montar una buena en la gala.
Fuimos hacia el escenario y Lumiére nos nombró una a una y adivinad qué, Evie y yo éramos las últimas. Vi cómo todas, incluida Audrey, salían, tomaban su micrófono y decían lo maravillosamente bien que se lo habían pasado. Desde mi posición, pude ver a Mal y Jay susurrando cosas y sacando la lengua. Yo por dentro estaba igual y la verdad es que daría lo que fuera por estar ahí con ellos. Ben los miraba negando con la cabeza con una sonrisa; Lonnie, que no había estado presente por su cargo de entrenadora, tenía cara de aburrida, como la tendría yo si estuviera en su lugar, y Chad miraba a Audrey con cara de embobado. ¿Cómo no? Después, vi que Jane miraba atentamente a su amiga en el escenario y, a su lado, estaba Carlos, con el que crucé una mirada. Él me saludó levantando el mentón y yo le correspondí con una sonrisa. En ese momento, miré a mi derecha y vi que Evie también los miraba y nos sonreímos.
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La historia de Tania Porter
Novela JuvenilHola, soy Tania Porter y soy la hija de los legendarios Tarzán y Jane. Soy una chica de selva, una loca curiosa, interesada por las aventuras y el riesgo. Os contaré mi historia, las aventuras que viví mientras estudiaba en la Academia Áuradon y cóm...