Capítulo 26: El reencuentro

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Al fin llegamos a la entrada de la Cueva Remota gracias al mapa que nos habían dado las hadas. Allí, esperándonos con la la cabeza en alto, estaba el legendario Mago Merlín y, a su lado, uno de los siete famosos enanitos, Gruñón.

- Buenas, Merlín. ¿Listo para deshacerte de ese dragón?, preguntó Ben.

- Por supuesto, Rey Ben. Y veo que no vienes solo, dijo bajándose las gafas y mirándome con una sonrisa.

- Hola, Mago Merlín - dije con un profundo respeto - Soy Tania Porter, la hija de Tarzán. Es todo un placer conocerle. Estoy aquí para ayudar a detener al dragón morado.

-¡Genial! ¡Una chica valiente! Encantado, señorita Porter, dijo educadamente.

- Ah, hola, Gruñón, dijimos Ben y yo.

-¿Qué hay? ¡Será mejor que nos demos prisa! No queremos que ese dragón convierta todo en cenizas, dijo señalando la cueva.

- Sí, ¡adelante!, ordenó Ben. Y todos fuimos tras él en busca de la criatura.

Estaba oscuro, pero con la linterna de Ben se veía mucho mejor. Aunque todos íbamos todos un tanto incómodos. Sabíamos que no estábamos solos. Empezamos a oír pasos que venían de la otra esquina. Yo no tenía miedo, sino que estaba nerviosa por si el dragón nos pillaba por sorpresa. Husmeé el aire pero no me llegó el aroma que desprendía la escama de la serpiente, sino más bien una colonia masculina que me resultaba muy familiar. Al instante, oímos una voces.

-¡Papá!, se oyó decir a alguien.

Esa voz me sonaba muchísimo. Ben, preocupado, nos mandó al Mago Merlín, Gruñón y a mí que nos quedáramos esperándole. Ben se adelantó y torció la esquina él solo. A los pocos segundos, le oímos gritar. Pero no de miedo, sino de alegría. ¿Y si no me equivocaba había dicho Mal? En ese momento, el corazón me empezó a latir muy deprisa. ¿Se había reencontrado ahí con los hijos de los villanos? ¡No me lo podía creer!

Entonces, decidí correr hacia ellos para saludarles y saber si estaban bien. Y allí estaban. Sanos y salvos, afortunadamente. Mal y Ben se abrazaban muy contentos de volver a verse. Jay seguía intacto: sin heridas, sin roturas en la ropa y contento. Sin embargo, Evie y Carlos tenían ropa muy distinta a la del baile de la otra noche. La que más me sorprendió fue Evie. Y todo porque estaba algo despeinada y tenía cara de estar agotada. ¡Pobre...! No estaba acostumbrada a darse caminatas peligrosas por la Isla de los Perdidos buscando a un grupo de Antihéroes. Ya no podía esperar más, así que fui a saludarles.

-¡Chicos! ¡Me alegro de veros!, dije, emocionada y con los brazos abiertos.

-¡Tania!, dijeron los demás al verme.

Abracé a Mal y después a los demás, que estaban deseándolo.

- Carlos...¿has estado bien?, pregunté cogiéndole de las manos.

Le miré de arriba a abajo. Llevaba puesto un jersey morado y amarillo y unos pantalones que le quedaban grandes. Jay debió prestarle algo de ropa por alguna razón. El caso es que no le quedaban nada mal esos colores.

- Sí, muerto de miedo, pero sí, respondió apretándome las mías.

-¡Pobre...! Ha debido ser horrible.

- Sí...horrible, dijo cambiando la cara a una más afligida.

- Oye...¿te pasa algo?, pregunté con curiosidad.

- Bueno...es que me sentó fatal dejarte sola en el baile...con Jane y eso...y estoy avergonzado - Yo le miré con una sonrisa triste. A mí, sinceramente, también me dolió que se fuera tan de repente - Supongo que no soy un buen amigo. Estarás enfadada...

- A ver...si es cierto que me lo podríais haber contado...y esto va para todos - dije mirando a Mal, Evie y Jay, que asentían sonrojados - Menos mal que logré sacárselo a Ben. Aunque entiendo que era algo muy importante para vosotros.

- Sí, sí que lo era - dijo Jay - ¡Tú siempre saliéndote con la tuya, número nueve! Sabía que sospechabas algo.

- No se os da muy bien disimular, dije entre risas.

- Así que...¿no estás enfadada?, preguntó Carlos volviendo a sonreír.

-¡No! ¿Cómo me voy a enfadar contigo? - solté yo haciéndole reír - Pero prométeme que me vas a contar toda la aventura sin dejarte ni un detalle.

-¡Por supuesto! Te lo contaré todo, prometió él.

En ese momento, el Mago Merlín se aclaró la garganta. Nos estaba diciendo que él también estaba ahí presente.

- Ah, sí - dijo Ben - Éste es el Mago Merlín. Y supongo que ya conocéis a Gruñón.

-¿Conocéis a mi hijo Gordon? Va a la Academia Áuradon con vosotros.

- No, conocemos a Doug, dijo Evie sonriendo con ternura.

-¡Agg...! Todo el mundo conoce a Doug. Es como su padre, demasiado popular.

Evie no pude evitar reírse. ¡Doug era un empollón! Adorable, pero empollón.

De repente, empezamos a notar frío y el lugar se llenó de una espesa niebla que nos rodeaba. Teníamos un mal presentimiento. La criatura nos había visto.

-¡Está aquí! - dijo el Mago Merlín - ¡Muéstrate!

- Sal, ¡estés donde estés!, añadió Mal.

De pronto, de la oscuridad, salió una viejecita de pelo morado, fea y un tanto gorda, que nos miraba a todos con una mirada maligna.

-¡Madam Mim!, exclamó Mal, sorprendida.

- Hola, cariño, la saludó la bruja.

-¿La conoces?, preguntó Ben.

- De la Isla de los Perdidos, respondió Mal.

- Bueno, yo la conozco sin duda. Hola, vieja amiga. Me imaginé que podría verte aquí, Mim. Siento decir que tus fechorías acaban en este momento, dijo Merlín.

- Oh, no creo, viejo cascarrabias. ¡Me estoy divirtiendo demasiado!, rio Madam Mim.

Y, como sabíamos que pasaría en cualquier momento, Madam Mim se lanzó un hechizo a sí misma y en cuestión de segundos, pasó de ser una bruja fea y malvada a un dragón...bastante raro, para ser sinceros. Impresionaba un poco, pero no porque fuera feroz y terrorífico como teníamos en nuestras expectativas, sino porque era ancho, tenía pelo alborotado de color morado y un aspecto casi cómico. Eso sí que nos pilló por sorpresa.

La historia de Tania PorterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora