Capítulo 28: Felices para siempre, al menos por ahora

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¡Por fin en la Academia Áuradon! Ahora sí que quería volver, después de terminar la aventura. O al menos, gran parte de ella, que era derrotar al dragón morado y reunirme con los hijos de los villanos. Fuimos hacia Jane, Jordan, Audrey y Chad, que estaban haciendo un picnic bajo los grandes robles. Entonces, se acercó Chad y se dirigió a Jay.

- Eh, Jay. Perdona por...lo que pasó con tu ojo el otro día. Y buen partido.

- Tranquilo, tío, dijo Jay dándole la mano y aceptando sus disculpas.

-¿Estás mejor? - preguntó Jane dirigiéndose a Carlos - Parecías tan enfermo aquella noche en el baile.

- Mucho mejor. Gracias, respondió él.

- Tranqui, Jane - dije dándole un suave codazo a Carlos - Carlos está de maravilla.

Ambos nos reímos. Y vi cómo Jay se acercaba a la toalla de Jordan.

- Ah, Jordan. Sobre lo que pasó en tu lámpara el otro día con las llaves de la limusina...perdona. Se las devolví a Ben.

- No pasa nada. Me imaginé que debías necesitarlas muchísimo si tenías que pedirlas como deseo, dijo Jordan, sonriente.

- Chicos, nos vemos luego, dijo Mal. Ella e Evie se iban hacia sus cuartos porque las pobres estaban muertas de sueño.

- Me voy a quedar un rato, dijo Carlos sentándose en una toalla al lado de Jane.

Por un segundo, sentí un pinchacito extraño en el pecho que no supe descifrar. Algo que me hizo sentir un bajón momentáneo indescriptible. Pero al instante, se me pasó. Ambos me miraron y Carlos hizo un gesto para que me sentara a su lado, cosa que me hizo sonreír.

- Gracias, dije sentándome.

- Yo también, dijo Jay tumbándose al lado de Jordan, cosa que hizo que Carlos, Jane y yo nos mirásemos con miradas que decían mucho.

Estuvimos un rato hablando y después, nos fuimos a dormir. ¡Estábamos agotados! Y al día siguiente, todos nos reunimos en la Plaza Principal. Teníamos que hablar sobre los talismanes que tenían Mal, Evie, Carlos y Jay de sus padres.

-Es evidente que no los podemos tener aquí, dijo Ben.

-Sí, los tenemos que neutralizar. Pero, ¿cómo?, preguntó Mal.

-¿Preguntamos al Mago Merlín?, sugirió Carlos.

-¿A las 3 hadas buenas?, añadió Jay.

-Al País de Nunca Jamás, soltó Evie.

-No, creo que la persona que buscamos está justo aquí, dije dejando que adivinasen.

-El Hada Madrina, ¡claro!, dijo Mal.

-Volverá del baile de Cenicienta a finales de esta semana y entonces, la consultaremos. De momento, vigilad estas cosas, dijo Ben.

-Y todavía no sabemos dónde están nuestros padres. Vimos señales de ellos en las Catacumbas, pero todavía no han aparecido, dijo Jay.

-Evie, ¿quieres hacer los honores?, preguntó Mal a su amiga.

Evie sacó el espejo mágico, pero no la veía muy convencida.

-¿Crees que funcionará esta vez?, preguntó, dudosa.

-Sí..., dijo Mal sin estar segura del todo.

-Espejito, espejito mágico que en mi mano estás, muestra dónde a los villanos podemos encontrar, dijo Evie acercándose el espejo.

Entonces, aparecieron los tres. Jafar estaba en su Tienda de Cachivaches atendiendo a un duende, Cruella estaba rebuscando entre su armario de abrigos de piel y la Reina Malvada dándose tres kilos de colorete.

-Pero, ¿cómo volvieron?

-El Mago Merlín, ¿verdad? Estarían en algún lugar de las Catacumbas cuando él lanzó el hechizo, contestó Ben.

-Entonces el Mago Merlín envió a todo el mundo al sitio al que pertenecía, y a ellos supongo que los devolvió a la isla, aclaró Mal.

-Si habían estado aquí abajo durante tanto tiempo, no entiendo por qué nunca encontraron los talismanes, dijo Jay.

-¿A lo mejor porque no tenían un mapa? Yen Sid dijo que te podías perder para siempre. Por eso se llaman las Catacumbas Infinitas, respondió Carlos.

Estaba fijándome en esos tres villanos. Cruella estaba horrible y desesperada porque no encontraba la peluca perfecta. La Reina Malvada no podía tener más sombra de ojos. Parecía un mapache de colores. Y Jafar atendía a un duende bajito que le ofrecía un objeto pequeño y luminoso. Entonces, me sorprendí al ver lo que creía que estaba viendo.

-Espera, ¿qué tiene Jafar en la mano?, pregunté mirándolo fijamente.

-Es el mando que apaga la cúpula y baja el puente - contestó Carlos, algo asustado - ¡El duende ha debido encontrarlo en la cuneta!

-Espera, no funciona. Mira, está partido por la mitad, dijo Jay.

-Pero cuando lo arreglen..., dijeron Evie y Mal.

-No estoy preocupado, dijo Ben con una sonrisa.

-Yo tampoco. En Áuradon podemos contar con que nuestros héroes nos protegerán, dije pasando mi brazo por los hombros de Carlos.

-No me siento como un héroe, dijo sinceramente.

-Está bien. ¿Recordáis lo que dijo Yen Sid? Somos los villanos a los que apoyas en la historia, dijo Mal con una bonita sonrisa.

Los hijos de los villanos asintieron y justo en ese momento, sonó la campana para ir a clase. ¿Creéis que eso acababa ahí? ¡De eso nada! Aún quedaba pendiente el tema de los talismanes. Y no sólo eso. Creedme, hay mucho más que tengo que contaros. Iré poco a poco hasta terminar por contaros todo lo que he vivido...porque no os lo vais a creer. Quedaban muchas aventuras por delante por terminar y por empezar.

La historia de Tania PorterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora