Al fin llegó el Hada Madrina a la Academia Áuradon. Entonces, fui directa a la habitación de las chicas. Llamé y esperé impaciente. Tenía muchas ganas de enseñarle los talismanes al Hada Madrina y de resolver por fin todo aquel lío. Pero cuando hablé con Mal, me llevé una decepción. ¡No quería enseñárselo todavía!
- No hay prisa, ¿no?, dijo Mal.
- No, pero lo suyo es acabar con esto cuanto antes, ¿no crees?
- Sí, pero...yo creo que aún es pronto.
- Bueno, haced lo que queráis. Los talismanes ahora son vuestros y vosotros sois los que tomáis las decisiones sobre ellos, dije sentándome junto a ellas.
- Sí, lo haremos a su debido tiempo. Por cierto, Mal - dijo Evie fijándose en su pelo - Ya tienes el pelo muy largo.
- Sí, me encanta como me queda.
- Deberías hacerte algo. No sé, un cambio radical.
-¿Qué? No. Me gusta mi pelo morado.
- Bueno, pero puedes...no sé, rizártelo, alisarlo...¡cambia de look!
- Tienes razón. Me viene bien cambiar un poco.
Evie y yo asentimos contentas. Entonces, se le ocurrió una idea.
- Eh, pero sólo lo haré si vosotras hacéis lo mismo.
- Oh, ¿y qué me puedo hacer?, pregunté yo.
- Eso se decide luego. Ahora vamos a la peluquería.
Y así fue. Las tres nos fuimos derechas a la Ciudad de Auroria. Mal había pensado en rizarse el pelo, Evie quería alisárselo y yo había pensado en hacerme unas mechas rubias en las puntas y ya de paso, peinármelo. Y, ¡madre mía! ¡Vaya tres! Salimos de la peluquería alucinando. Mal se veía preciosa, Evie ni os cuento y yo...¡yo no podía dar crédito a lo que veían mis ojos! Me rizaron el pelo, que lo tenía por media espalda, cuyas puntas eran rubias y me pusieron un par de finas trenzas a ambos lados. Pensaba que quedaría raro, pero no, estaba increíble. ¡Se nota que los peluqueros de Áuradon tenían y siguen teniendo buenísimas manos!
Con mi nueva imagen, fui directa a la habitación de los chicos. Llamé a la puerta y me abrió Jay.
- Hola Tan...¡hala! Espero que tengas una explicación para eso, dijo señalándome.
- Simplemente, quería un cambio de look para terminar el curso. Y no soy la única. Mal e Evie están alucinantes. Por cierto, ¿puedo pasar?
- Claro, dijo cediéndome el paso.
- Hola, Perrito, saludé con una sonrisa.
-¿Qué pasa...? ¡Guau! ¿Qué te has hecho?
- Un pequeño cambio. ¿No te gusta?
-¡Claro que sí! Estás genial, sólo que no me lo esperaba.
-¡Gracias! Oye, quiero proponeros algo. A ambos.
-¿El qué?
- Creo que es obvio. ¡Haceros un cambio!
-¿Qué? ¡Ni de broma! Paso de cortar mi melena, dijo Jay protegiendo su largo pelo oscuro.
-¡Oh, venga, Jay! Al menos unos ajustes en la ropa. Sabéis que a mí no me va mucho esto de los cambios de look, pero estoy tan orgullosa que quiero que probéis vosotros. ¡Venga, no será tan malo!
- Bueno...me encantan mis rizos, pero es cierto que puedo hacerme un nuevo peinado.
- Espera, tengo una pregunta. ¿Habéis usado el libro de hechizos de Mal?, me preguntó Jay.
- No, ya sabéis que la magia está prohibida en Áuradon en estos tiempos. Sólo se utiliza en caso de emergencia, cosa que Mal no sabía cuando vinisteis aquí. O, simplemente, lo ignoró - dije entre risas mientras levantaba a Carlos de la cama - Así que hemos ido a la mismísima peluquería. ¡Y tú, Carlos de Vil, vas a ir también!
- Vale, vale. Pero, ¿qué me hago yo ahora? ¡A saber con qué pintas vuelvo!
Salimos pitando de la Academia Áuradon hacia la ciudad. Mientras peinaban a Carlos, fuimos a comprar cosas para Jay. Y, aunque mantuvo su característica melena, por lo menos conseguí que cambiara su gorrito rojo despeluchado por uno nuevo de color azul marino y un nuevo conjunto de cuero con tonos rojo, dorado y azul que le quedaba genial.
Cuando fuimos a buscar a Carlos, tuve que contenerme para reaccionar de manera normal de lo bien que le habían dejado. Tenía el pelo liso y un flequillo de lado que le hacía parecer más mayor. ¡Estaba...increíble! Esa es una de las muchísimas palabras que usaría para describir su cambio.
-¡Por todas las pieles! - exclamó mirándose en un espejo - Creía que me quedaría peor, aunque no está nada mal.
- Ya te digo. Estás brutal. Deberías comprarte ropa nueva. Ese sería el toque final.
Todos nuestros amigos, al ver que los hijos de los villanos y yo habíamos cambiado de imagen, decidieron hacer lo mismo.
Lonnie se fue de compras nada más vernos, Jane se hizo un nuevo peinado (sin ayuda del libro de hechizos de Mal) e incluso Chad se rizó más el pelo de como lo tenía antes. Estábamos cambiando y nos hacíamos más mayores. Pero, ¿creéis que a partir de entonces habría un final feliz? Por desgracia, aún no. Y, por suerte, aún quedaban aventuras por vivir. Teníamos que deshacernos de los talismanes y, si recordáis a la chica con la que soñé, aún me perseguía en sueños. ¿Quién era? ¿Y por qué ella y sus dos amigos aparecían tanto en mis sueños? ¿Era una señal? ¿Una visión? Porque una no tiene la misma pesadilla tan a menudo. Yo ya no les tenía miedo, pero sí que me daban mala espina. ¿Qué quería esa villana? ¿Y cuál era su nombre?
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La historia de Tania Porter
Roman pour AdolescentsHola, soy Tania Porter y soy la hija de los legendarios Tarzán y Jane. Soy una chica de selva, una loca curiosa, interesada por las aventuras y el riesgo. Os contaré mi historia, las aventuras que viví mientras estudiaba en la Academia Áuradon y cóm...