Capítulo 43: La hija de Úrsula

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Esa noche ya se me había aliviadoun poquito la intensa molestia que sentía por haber visto a Carlos y Jane tan unidos. Pero entonces volvió a pasar. Otra vez desperté en un sueño en el que estaba en la supuesta Isla de los Perdidos. Y ahí estaban esos tres: las siluetas de piratas malvados que me perseguían. La chica de pelo azul y los otros dos piratas me siguieron hasta que me acorralaron en un callejón sin salida. Les lancé cajas, piedras y todo lo que encontraba a mi paso, pero de nada sirvió porque me atraparon.

-¡Vosotros no sois más que un sueño!, grité.

-¿Tú crees?, se burló el pirata de rojo.

Sus risas malignas sonaron más fuerte que nunca, como si los tuviera a mi lado. Entonces, me desperté de golpe gritando como una loca.

-¡¡¡Fuera de mi vista!!!, chillé lanzando de nuevo mi almohada contra mi armario.

De repente, abrí los ojos poco a poco y, al no ver a nadie, suspiré con rabia. Estaba harta de esos tres pensamientos. Porque no eran más que eso, pensamientos. Me sentí fatal al oír pasos hacia la puerta de mi habitación, ya que había vuelto a despertar a los hijos de los villanos por culpa de mis pesadillas.

-¡Tan! ¿Qué te pasa?, preguntaron entrando todos de golpe.

-¿Otra pesadilla?, preguntó Jay.

- No es otra, es la misma de siempre. Creo que me estoy volviendo loca, dije abanicándome con las manos.

- Tranquila, Tan. Cuéntanos qué has soñado, dijo Mal sentada a mi lado.

- Tú lo sabes muy bien, Mal. Esas siluetas malvadas me persiguen y no tengo ni idea de quiénes son.

- Esto es muy raro. ¿Qué clase de villanos aparecen en sueños de gente de Áuradon que no conocen?, se preguntó Evie.

- Pues tres piratas que no tienen otra cosa mejor que hacer. Un pirata con sombrero y capa roja, un chico musculoso con pañuelo y su capitana, una chica de prendas azules que parece haber salido del mismísimo océano, dije recordándoles a la perfección.

- Es Uma, soltó Mal.

-¿Uma?

- Sí, es la única villana con esas pintas.

- Es verdad. Pero, ¿se puede saber qué hacer esa en los sueños de Tania?, preguntó Carlos.

- A ver, a ver. ¿Quién es esa tal Uma?, pregunté yo, intrigada.

- Uma, la hija de Úrsula - empezó diciendo Jay - Una de los hijos de los villanos más temidos.

- Sí, pero no más que Mal. Con dar un paso, todos salían corriendo de ella, dijo Carlos.

- Cierto. Pero Uma era mi archienemiga y os adelanto que no era precisamente agradable con los demás, contó Mal.

-¿Érais archienemigas? ¿Por qué?, pregunté.

- De pequeñas éramos amigas, pero ella me falló y yo me vengué.

-¿Cómo?

- Tirándole un cubo de gambas a la cabeza, respondió Jay.

- Sí. Y desde entonces huele a eso. A gambas, añadió Carlos.

- Y todos en la isla la llaman "Gambita" gracias a mí, dijo Mal echando un carcajada en bajo y disfrutando de su satisfacción.

-¿En serio? ¡Qué mala! - comenté mientras sonreía negando con la cabeza - Pero sigo sin entender qué hace esa villana en mis sueños. Y menos aún que vaya acompañada de otros dos compinches.

- Yo tampoco - dijo Evie - Ni siquiera vas a ir a la Isla de los Perdidos.

- Desde luego, no está en mis planes, dije levantando las manos.

- Ni en los nuestros. Paso de volver a pisar esa isla. Solo conseguiría acordarme de mi madre tratándome como un esclavo...literalmente, dijo Carlos, algo decaído.

- Y yo de la mía como si yo fuera un maniquí. Si me echa de menos, que me hubiera demostrado que me quería de verdad en los dieceséis años que ha tenido para estar conmigo, añadió Evie.

- Mi padre también ha tenido ese tiempo para demostrarme que me quiere más que a una caja registradora de objetos "valiosos", comentó Jay en el mismo tono.

- Yo por suerte tengo a mi madre en mi habitación convertida en lagarto. Si no fuera así, ahora mismo no lo estaría contando, dijo Mal imaginándose lo peor.

-¡Qué deprimente! - solté yo - Bueno, si Uma vuelve a aparecer en mis sueños, pienso enfrentarla. Y si no lo hace, mejor, porque ya me estoy cansando de ella y sus amiguitos de la isla.

-¡Haces bien! - dijo Carlos - Espero que no vuelva a meterse en tus sueños esa...esa...

-¿Gamba malhumorada?, se burló Evie.

-¡Muy buena!, dijo Mal chocando los cinco con ella haciéndome reír.

- Bueno, descansa, número nueve, dijo Jay llamándome por mi número del equipo.

- Hasta mañana, chicos. Y gracias, dije con una sonrisa.

Cuando los cuatro salieron de mi habitación, me quedé pensativa. Por un momento, la silueta borrosa de la villana de mis sueños se había aclarado un poco. Podía ver su amuleto colgado al cuello: un medallón con forma de caracola dorada. Ese colgante lo había llevado siempre una villana que todo Áuradon conocía muy bien: Úrsula, la bruja del mar. Y ahora lo llevaba Uma, su hija. Esa chica era un peligro y sus compinches piratas, también, aunque no sabía quiénes eran todavía. ¿Lo sabría alguna vez? ¿Lo sabría pronto? Si iba a ocurrir, ¿cuándo? Y lo más inquietante, ¿qué pasaba para que esos tres aparecieran en mis sueños amenazándome?

La historia de Tania PorterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora