¡Por fin llegó el día de la coronación de Ben! ¡Un día completamente inolvidable! Mi enfado con Jane se había aliviado, pero aún seguía decepcionada con ella, ya que Carlos apenas me dedicaba un saludo tímido por los pasillos de la academia. Para la coronación, le había pedido a Evie, antes del lío del Día de la Familia, que me hiciera un vestido. Y, sinceramente, era precioso e ideal para mí. Era de encaje dorado y con falda de vuelo. Por la espalda, me caía una capita con brillitos a juego con la tela del vestido. A mi cintura había una cinta morada con una peregrina dorada entrelazada. Mis tacones eran blancos y tenía una pequeña florecita lila como botón. Llevaba el pelo suelto, rizado y con una cinta de pequeñas flores y hojas. Iba demasiado elegante para mi gusto, pero aún así, me encantaba mi look.
Al llegar, vi que Blancanieves presentaba la coronación y la cámara nos enfocó a mí y a Lonnie. Blancanieves decía:
-¡Mirad, ya están entrando los invitados! ¡Y ahí están Tania y Lonnie! Incluso Tania, la chica de la selva, ha decidido a ponerse un precioso vestido para esta gran ceremonia.
Lonnie y yo íbamos a hablando mientras nos dirigíamos a nuestra fila.
-¡Estás guapísima, Tan!
- Gracias, Lonnie. Tú también. Menos que le pedí a Evie falda de vuelo y no cancán, porque no lo aguanto.
-¡Disfrútalo! Te queda genial ese vestido. ¡Mira, ahí están Audrey y los demás!
Fuimos a saludarles y, otra vez, comentamos nuestros atuendos. Y, de repente, noté que unas manos se agarraban a mis hombros. Giré un poco la cabeza y vi que era mi mejor amiga, que se ocultaba a mi espalda.
- Jane, ¿qué estás haciendo?, pregunté con una ceja elevada.
-¡Escóndeme, por favor! Estoy horrible y Blancanieves ya me ha comentado, dijo, encogida.
-¡Por favor, Jane...! Estás genial. Tu vestido es de tu estilo y tu peinado, también, así que deja que los demás te vean, dije apartándome.
- No, no. Tú ocúltame, insistió volviendo a esconderse detrás de mí.
Yo puse los ojos en blanco y, después, me dio por fijarme en un palco, donde estaba el coro de niños y niñas de Áuradon. Allí estaban Evie, Carlos y Jay. De pronto, crucé mi mirada con Carlos. Otra vez. Yo le sonreí y le saludé ligeramente con la mano. Los tres me devolvieron el saludo, aunque con una tristeza muy notable en su rostro. De pronto, Chad se puso a mi lado y se aclaró la garganta para que volviera junto al grupo. Suspiré con cierta impotencia y me reuní con mis amigos en segunda fila.
Poco después, llegó Mal a la primera posición de la de delante. Parecía una verdadera princesa de Áuradon. Y, seguidamente, Ben entró por las grandes puertas del palacio. Todos hicimos una gran reverencia. Me sentía muy orgullosa de mi amigo. Sabía que se había estado preparando durante toda su vida para esa ocasión. Era muy epecial verle caminar hacia el altar con postura firme, aunque por dentro estuviera temblando por los nervios y lo que suponía para él que sus padres le cedieran el trono. Cuando llegó al altar, el Hada Madrina le preguntó:
-¿Aceptas soberanamente proteger a tu pueblo?
- Acepto soberanamente, dijo Ben arrodillado.
El Hada Madrina le puso la corona, sacó su varita y antes de que pudiera decir nada, Jane se la quitó de las manos. Sí, habéis oído bien. Jane, su hija. Todos los de su alrededor retrocedimos y ella salió con la varita al medio del pasillo.
- Jane, ¿qué estás haciendo?, gritó el Hada Madrina, alterada.
- Si tú no me vuelves guapa, lo haré yo. ¡Bididi, bodidi bú!, dijo sacudiendo la varita.
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La historia de Tania Porter
Novela JuvenilHola, soy Tania Porter y soy la hija de los legendarios Tarzán y Jane. Soy una chica de selva, una loca curiosa, interesada por las aventuras y el riesgo. Os contaré mi historia, las aventuras que viví mientras estudiaba en la Academia Áuradon y cóm...