La historia de Tania Porter

Cap.60: ¡Qué festín!

Mientras Jane, Lonnie, Evie y Mal terminaban de peinarse y maquillarse, yo me quedé con la mirada perdida sentada en la cama de Evie, frente al espejo, ya con mi vestido y mis joyas puestas. Supuestamente, debería estar muy contenta, pero desde aquella mañana sentía algo que me decía que no debería alegrarme tanto. No sabía por qué, pero tenía una mala sensación. Cuando estaba sumergida en mis pensamientos, la voz de Lonnie me despertó:

-¡Tan! ¿Qué haces ahí? Tenemos que irnos ya.

-¡Ah, sí, sí...! Estoy lista, dije retocándome mi pelo alisado.

- Por cierto, aún no me has dicho quién va a ser tu pareja para el baile, dijo Jane haciendo que Evie y Lonnie se giraran dejando un momento incómodo en la habitación.

- La verdad es que voy a ir sola, dije con una sonrisa un poco forzada.

-¿Qué? ¿Sola? ¿Y eso? ¡Con todos los pretendientes que tienes! - preguntó mientras yo dudaba profundamente de lo que acaba de decir -  Y, ¿qué hay de los chicos del torneo?

- No lo sé... Pero, ¿sabes qué? Me lo voy a pasar igual de bien. Tú disfruta de tu baile y yo también lo haré, dije evitando una conversación más incómoda aún.

La inocente hija de Hada Madrina me sonrió, pasó el brazo por mis hombros y las demás suspiraron aliviadas.

-¿Estás lista, Mal?, preguntó Evie a su amiga.

-¡Sí! ¡Tachán!, dijo Mal saliendo del cuarto baño.

-¡Por todas las hadas! Mal, estás preciosa, comentó Jane.

- Lo sé. Y puede que aún mejor que ahí, dijo señalando una foto suya en la Coronación de Ben.

- Vas a dejar a todos con la boca abierta, dijo Evie.

- Esto es obra tuya, E. Muchas gracias - dijo abrazando a su mejor amiga - Eh, Tan, ya que tú piensas lo mismo que yo de los vestidos de gala, ¿qué opinas?

- Solo diré que Evie se ha vuelto a lucir. Estás fantástica, dije con una sonrisa.

- Vosotras, también, chicas, dijo Mal.

-¡Hora de irnos! ¡Qué ganas!, exclamó Lonnie, emocionada.

Bajamos al jardín y fuimos juntas en carruaje hacia el barco donde se iba a celebrar el Cotillón Real y, al llegar, nos despedimos de Mal para que fuera a prepararse para su gran entrada. En el barco, había muchas princesas, príncipes, reyes, reinas, hadas, enanitos y muchos alumnos de la academia muy elegantes, algunos tanto, que me daban ganas de vomitar de lo cargados que iban sus trajes. Lo siento, es lo que tiene ser de selva.

Vi que Evie iba a reencontrarse con Doug; Lonnie, con Jay, con quien había hecho una gran y especial amistad, y Jane, con su madre. Al rato, apareció Carlos y vi que se agarraban de las manos frente al Hada Madrina confesándole su amor. Y yo me limité a mirar la mesa del buffet libre, por lo que me fui directa a ella. ¿Qué mejor compañía que la comida gratis? Tras comer un poco de todo, Evie y Jay se acercaron a mí.

- Hola, Tan. ¿Estás ocupada?, preguntó Jay.

Me giré mientras me chupaba los dedos tras comerme un plato de pastelitos de nata. Algo avergonzada, les dediqué una sonrisa.

-¡Que aproveche!, dijo Evie riéndose conmigo.

- Gracias. Y disculpadme, pero no lo he podido evitar.

- No importa. Te entiendo. La comida en las fiestas de Áuradon es toda una delicia, dijo agarrando una brocheta de fresas con chocolate y llevándoselas a la boca.

- Oye, Tan...¿de verdad estás bien?, preguntó Evie pasando su brazo por mis hombros.

- Estoy bien, de verdad, dije evitando mis pensamientos negativos.

- Si necesitas hablar, desahogarte o, simplemente, bailar y distraerte, cuenta con nosotros. Sabemos lo valiente que has sido.

-¿Eso significa que estoy podrida hasta la médula?, pregunté, sonriente.

- Sí, totalmente podrida - dijo Jay poniéndose a mi otro lado - Venga, vente con nosotros. No es lo mismo sin ti.

Los tres nos dimos un fuerte abrazo y nos dirigimos al pie de las escaleras junto a nuestros amigos. De pronto, las trompetas reales nos hicieron colocarnos en pasarela para darle la bienvenida a Lady Mal, la futura reina de Áuradon. ¡¿Quién lo iba a decir?!