Capítulo 61: El hechizo

56 2 0
                                    

-¡Dad la bienvenida a Lady Mal!, anunció en voz alta Lumiére.

-¡Sí! ¡Bravo, Mal!, gritamos mientras aplaudíamos a nuestra amiga.

La hija de Maléfica descendió por las escaleras entre vítores y aplausos con su vestidazo de los colores reales: amarillo y azul y real, y con su larga melena violeta recogida en una trenza de espiga. Evie fue a recogerla y la reunió con nosotros para dar la bienvenida a Su Majestad, el Rey Ben, que bajó las escaleras con paso firme. Se acercó a Mal y juntando ambas manos y con la voz temblorosa dijo:

- Ojalá hubiera tenido tiempo de explicártelo.

Nadie entendía nada. ¿Qué quería decir con eso? ¿Que tenía que explicarle? Al instante, todas nuestras dudas se esfumaron como el humo. En lo alto de los escalones, apareció nuestra enemiga pirata a la que nos costó reconocer porque parecía una auténtica princesita de Áuradon. Uma llevaba el pelo recogido en un moño y un vestido azul celeste con estrellas y adornos marinos. Mientras la mirábamos con toda una mezcla de sentimientos, se acercó a Mal y le cogió de las manos con una amplia sonrisa.

- Gracias, Mal.

Uma estaba agradeciendo a Mal que hubiera cortado con Ben, pero, en realidad, eso nunca había pasado, ¿verdad? Si no, ¿por qué Mal no había suspendido el Cotillón? Había algo que no cuadraba. Y todos nos quedamos sin palabras al ver cómo Ben besaba la mano de Uma y bailaba con ella frente a todos los invitados.

- Decidme que estamos todos en la misma pesadilla, solté yo con un hilo de voz.

- No merece haber arriesgado la vida por él, dijo Carlos, indignado.

Con Mal destrozada, a la cual se le escapaban las lágrimas, nos dirigimos de nuevo a las escaleras para salir corriendo del Cotillón. En ese momento, la reina Bella y el rey Bestia, que estaban tan en shock como el resto de la multitud, la detuvieron, tratando de contenerla. En ese momento, estaban más de parte de la hija de la reina del mal que de su propio hijo.

- Mal, querida. Lo sentimos muchísimo.

En ese momento, la hija del Hada Madrina corrió hasta adelantarnos. Se le había ocurrido una idea perfecta que sabía que arreglaría la situación tan desagradable que estábamos viviendo.

-¡Lumiére, el regalo! Tiene que ver el regalo, pidió acercándose al mayordomo.

-¡Señoras y señores, con ustedes, el regalo a Lady Mal!, anunció él tirando de una cuerda.

Detrás de los invitados, se abrieron unas cortinas que mostraron una vidriera con una imagen de Ben arrodillado ante Mal vestida de violeta, con el pelo morado como a ella le gustaba y los ojos verdes como una esmeralda. Todos aplaudieron y Uma se enfadó al instante y preguntó a Ben si tenía un regalo para ella mientras le repetía una y otra vez que no dejara de mirarla.

La historia de Tania PorterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora