Capítulo 64: Valiente

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La hija del Hada Madrina resopló, agotada, y picó un bollito relleno de crema mientas yo me terminaba unas fresas con chocolate.

-¿Te lo estás pasando bien?, preguntó mientras se limpiaba con la servilleta.

- Genial. Está siendo muy divertido. Aunque esta noche no he podido dormir bien, así que estoy un poco cansada...

- Claro. Es lo que tiene una aventura por la Isla de los Perdidos, dijo mirándome de reojo.

Al segundos, ambas nos reímos juntas y nos dimos la mano.

- Siento no haberte dicho nada. Era un secreto e hice la promesa de no contárselo a nadie.

- Hiciste bien. Las promesas están para cumplirlas - dijo ella volviendo a sonreír - Y cuéntame, ¿cómo es la isla?

- Pues...es bastante...horrible. Teniendo en cuenta que huele a pescado podrido, que todo está sucio y desbaratado, que la gente te bufa por la calle y pretenden robarte todo el rato y hasta hay algunos que intentan aniquilarte, digamos que no es muy recomendable pasarse por allí.

- Fuiste muy valiente al atreverte a ir a un lugar así. Pero, ¿es cosa mía o en el fondo siempre habías querido visitarla?

- No es que me hiciera especial ilusión encontrarme con Jafar o la Reina Malvada por la calle, pero sí que tenía curiosidad de saber cómo viven allí los villanos y sus hijos. Ahora siento que Mal, Carlos, Evie y Jay tienen muchísimo mérito al haber escogido el bien tras haberse criado en ese espantoso ambiente.

- Sí, tenemos mucha suerte de que decidieran ser buenos - dijo mi amiga mientras se le desdibujaba la sonrisa - Siento mucho que Uma no hiciera lo mismo. Pero volviste a ser una chica realmente valiente al hacerle frente. No todo el mundo haría lo que tú has hecho.

Jane tenía razón. Uma convertida en pulpo era realmente aterradora y había que tener mucho valor para hacer lo que yo hice. Pero lo que Jane no sabía era que enfrentarme a Uma se me hizo mucho más fácil que aceptar que Carlos no me quería tanto como a ella. Sin embargo, miraba fijamente a sus ojos azules, lo preciosa que iba con esa vestido y su pelo largo ondulado y lo contenta que llevaba desde que Carlos le pidió salir que procuré dejar de lado totalmente ese dolor que me causaba no ser ella. Mis dos mejores amigos estaban juntos y eran felices así. Si fui valiente para ir a la Isla de los Perdidos, enfrentarme a un pulpo gigante y aceptar un amor no correspondido, podría serlo para seguir con mi vida hasta que apareciera alguien que me diera un amor verdadero.

- Gracias, Jane - dije mientras nos abrazábamos - ¿Sabes qué? Creo que me voy a ir a dormir ya. Tengo bastante sueño y, aunque he disfrutado mucho, necesito descansar - miré por última vez al grupo, que seguían bailando juntos, y de nuevo, a ella - Despídete de todos por mí, ¿vale? Buenas noches.

- Buenas noches, Tan. Descansa bien, que te lo mereces.

Tras dedicarle una tierna sonrisa, me di la vuelta y bajé del barco. Parecía que venía de un largo viaje por el océano, pero, simplemente, había tenido lugar una batalla épica entre un pulpo y un dragón que había dejado huella en todos nosotros.

Caminé hasta adentrarme en la Academia Áuradon y llegar a mi habitación. Por fin era verano y ni teníamos más clases, ni los piratas iban a molestarnos más. Al menos, de momento. Tenía un par de meses para reflexionar sobre cómo afrontar el siguiente curso y todos los acontecimiento que podrían surgir, ya que el último curso había estado cargadito de sorpresas y cambios. Así que pensé que lo mejor sería desconectar en la selva. Le di un par de vueltas a todo lo que había pasado en los últimos días mientras me desmaquillaba, me soltaba el pelo y ponía el pijama. Me tiré en la cama y a los pocos minutos, me quedé plácidamente dormida.

La historia de Tania PorterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora