Capítulo 59

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Narra Vane

Nos besamos con desenfreno en el living, mientras nuestras prendas van cayendo de nuestros cuerpos ansiosos, tengo cierto recaudo de no lastimar a Malú, quito su ropa con delicadeza, pero ella es una fiera, está a nada de romper mi camiseta a tirones.

-Para, para, amor, que estamos en casa de nuestras amigas, no podemos dejar la ropa tirada por ahí.- Digo viendo el desorden que estamos haciendo.

-Tienes razón.- Responde riendo. -Pero es que te tengo tantas ganas.- Dice besándome de nuevo.

-Ni que lo digas, yo también te tengo demasiadas ganas.- Digo apretando su trasero. -Pero vamos a alguna habitación.-

-A la de ellas, obviamente.- Dice haciendo cara maliciosa y tirando de mi.

Subimos corriendo las escaleras, llegamos dando tumbos a la habitación entre besos, caricias y cosquillas, nos detenemos al entrar, nos quedamos maravilladas ya que es hermosa e inmensa, tiene una cama preciosa de roble con grabados antiguos, ventanales amplios, fotos de las dos y todo decorado muy al estilo Ana, sonrío al notarlo.

Malú se acerca a la cómoda a ver un buda, pero la tomo de la cintura, la giro, vuelvo a besarla, la levanto y la llevo a la cama, caemos juntas, yo sobre ella, termina de quitarme la camiseta, sí, me la rompe, ríe con malicia al notarlo, me paro al borde de la cama y pongo cara indignada, ella vuelve a tumbarme y esta vez se pone a horcadas sobre mi.

-¿Qué? ¿Qué es esto?- Pregunta al notar algo al borde de la cama. ¡Mira! ¡Pillinas!- Grita.

Me giro a mirar, son esposas aun enganchadas a las patas de la cama, abro mi boca sorprendida y sonrío de lado, Malú ríe súper tentada.

-Seguro tienen algo mas.- Digo levantándome y haciendo cara graciosa.

Nos ponemos a buscar por los rincones, en eso somos mandadas a hacer.

-¡Aquí!- Grita ella levantando triunfal un látigo.

-¡No te lo puedo creer!- Grito riendo.

-¿Ves? Te dije que le había visto a Nali marcas en la espalda y tú no me quisiste creer.- Dice Malú riendo a carcajadas.

-Bueno, pensé que habían sido ideas tuyas. Mírala a mi Anita, no la tenía disfrutando de estos juegos. Pillina.- Digo sumamente tentada.

-Mmmmm, podría darte unos azotes, a ver.- Dice dándome un pequeño golpe y hace cara pícara.

-Ni se te ocurra, que tengo concierto, mira si me dejas marcas.- Intento aparentar seriedad, pero sonrío de lado. -Dame ese látigo.-

Narra Malú

Me pide el látigo, pero no se lo quiero dar, me paro firme, y pego un par de golpes al suelo.

-No hagas eso, loca.- Dice Vane.

-¿No te gusta jugar, malagueña?- Pregunto haciendo voz sexy.

-No, no me gusta.- Dice seria y sale de la habitación.

Pero, ¿qué? Me quedo helada, no puedo creer que se haya enojado. De repente, sus brazos me atrapan por la espalda envolviendo todo mi cuerpo.

-Tu quieta ahí, ahora sabrás lo que es bueno.- Susurra a mi oído mientras me lleva a la cama y me esposa.

-¡Malagueña!- Grito y abro mi boca sorprendida. -Recuerda que me acaban de operar.- Río

-Ay ya, cuando te conviene. Tu nada mas, déjame hacer.- Susurra a mi oído mientras su manos van bajando muy lentamente a mi intimidad.

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