Narra Vane
Profundizo el beso, ella corresponde, acaricio su espalda, pero se detiene.
-No, no, no... no, no, no.- Dice alejándose y dándose aire con la mano. -No vamos a complicarnos Vanesita. Mejor, a dormir.-
-¡Que no nos vamos a complicar!- Resoplo. -¡Joder! ¿Cómo hago para dormir ahora? Me voy a dar una ducha de agua bien fría, mejor.- Digo riendo.
Me ducho y al salir me rio a carcajadas al ver la escena, Malú está acostada, tapada hasta el cuello y con una pila de almohadas a su lado, para separarla de mí.
-¿Qué haces, tonta?-
-Solo por si acaso.- Sonríe y se cubre con el edredón hasta la nariz.
Me acuesto, no puedo dejar de reír, estiro mi mano hacia su lado, ella la empuja, nos pasamos un rato así, hasta que toma mi mano y la aprisiona en el medio, gira su cabeza hacia el otro lado acomodándose mejor para dormir, hago lo mismo, pero escapo un par de dedos y me quedo acariciando su mano hasta dormirme.
Al llegar la mañana, todas las almohadas están por el suelo, ¡es que no se queda quieta!, y ella completamente destapada, su pijama es solo una camiseta larga, bueno, lo ha sido siempre, solo que ahora noto lo bien que se ve. Me vuelve loca.
Narra Malú
Ya estamos en Ámsterdam, pasamos por el hotel a registrarnos, dejamos nuestras cosas y salimos, como estamos en la ciudad de las bicicletas por excelencia, alquilamos un par y recorremos todo, jugamos carreras, ella me desafía y no puedo negarme. Nos pasamos el día entero así, solo regresamos unos minutos al hotel para prepararnos para el concierto, que como siempre, es increíble y de nuevo, ella me deja montarme en su hombro para ver mejor el show.
Caminamos de regreso al hotel aprovechando que la noche está esplendida, entrelazo mi brazo al de ella, que camina con las manos en los bolsillos, está callada y pensativa.
-Oye, ¿estás bien?- Pregunta.
-¿Bien? ¿A qué te refieres? ¡Estoy esplendida!- Grito.
-Lo digo por...-
-Oh, por Gonzalo.- Interrumpo. -Sí, creo que sí. No lo sé, no he pensado mucho al respecto.- Rio.
-Ah, ya, es bueno saberlo.- Dice algo apagada.
-Alto, alto, ¿no me digas que tú sigues mal por esa idiota? Óyeme, ¿quién te entiende? Tienes sexo conmigo y todavía piensas en ella.- Digo achicando mis ojos.
-No es que piense en ella, es... ¡alto! ¿Has dicho sexo y no hacer el amor? Vas bien.- Se tienta -Pero la verdá que una sesión no es suficiente.- Dice con su acento andaluz marcado.
La miro de reojo, ella sonríe con picardía, camina mirando al cielo, me acerco y muerdo su oreja.
-Si piensas que vas a usarme para ahogar penas, estas muy equivocada. Así no vas a tener más sesiones.- Susurro y corro.
-¡Oye, que es consuelo mutuo!- Grita y corre tras de mi.
Llegamos al hotel, me alcanza en la puerta, me toma de la cintura y me pega a ella, me dejo, intenta besarme pero me separo y entro corriendo.
-Hasta mañana, cariño.- Digo ya en la habitación.
-Ya, no seas malita, ven.- Se acerca despacio.
-Que te he dicho que no quiero complicar las cosas. ¿Quieres saberlo? Sí, lo que hicimos fue genial, pero es mejor dejarlo así como está.-
-Es que de verdad no nos vamos a complicar. Mira, yo no tengo intensiones de ser tu pareja, ni nada de esas tontería y tampoco sobreviviríamos así, te lo puedo asegurar, pero si podemos pasarla bien.-
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Sígueme el juego
FanficTanto tiempo buscándote sin saber que te había encontrado hace mucho... Historia ficticia, sin intención de faltar el respeto a quienes la protagonizan