Capítulo 4

3.2K 104 16
                                    

Narra Malú

Llegamos cerca de las 7 de la mañana, mi hermano José nos espera en uno de mis coches, con cara de trasnochado.

-Agradece que no me he ido a dormir aún.- Me abraza al saludarme. -¡Vane guapa! La única tía que tiene la paciencia de soportar a mi hermana. Ya ves, te la llevas de viaje y te hace volver en el día, amigas como tú no se encuentran todos los días.-

Se cuelga por el hombro de Vanesa, ella se ríe y le da un beso en la mejilla.

-Ya tonto, ¿nos llevas a lo de Gonzalo?-

-No, no, aquí te dejo las llaves del auto, que yo sigo de fiesta, al fin que tenemos vacaciones. Adiós hermanita.- Me da un beso en la mejilla.

-Oye, ¿y en que te vas?- Pregunta Vane.

-Mi querida niña guapa, me extraña la pregunta.- Besa su mejilla también.

Vemos como se monta en el auto de una chica muy guapa, nos guiña un ojo y se van.

Subimos al coche, Vanesa maneja por suerte, luego de mucha insistencia mía. Tras media hora de viaje, estamos afuera de lo de Gonzalo. Me pongo sería, tomo aire, si bien las cosas no estaban bien entre nosotros, la verdad, es que no pensé que sería tanto como para terminar.

-Te espero aquí ¿vale?- Anuncia Vane.

-No, ven conmigo, por favor. Esto llevará solo un momento, y necesito que estés a mi lado, amiga.-

Ella asiente, bajamos, llamo a la puerta varias veces, hasta que finalmente él nos atiende, bostezando y con el pijama aun puesto. La rabia me invade tan solo al verlo.

-Malú ¿Qué haces aquí?- Pregunta absolutamente sorprendido.

-¿Qué hago aquí? ¡¿A ti que te parece, gilipollas?!-

Él se queda unos segundos en silencio, mientras me abro paso, Vanesa se queda en la puerta.

-Mira Malú, lo nuestro terminó, no vengas a suplicar...-

-¡¿Suplicar?!- Interrumpo gritando. -Mira, idiota, yo a ti no te suplicaría ni en diez mil vidas, pero al menos podrías tener la decencia de decirme las cosas en la cara ¿no te parece?- Estoy muy encabronada.

-Creo que esto es mejor hablarlo en privado.- Dice mirando a Vane.

-¿Me terminas por teléfono y tienes el descaro de exigirme algo?- Reprocho.

Vanesa me hace seña desde la puerta y sale, lo que me encabrona aún mas.

-Lo haré sencillo, se que estábamos muy mal y que las cosas iban de mal en peor, pero quedamos en que tomaríamos estos días separados para saber que queríamos de la relación, evidentemente, tú ya lo sabías desde antes, lo que no entiendo es porque no tuviste los pantalones de decírmelo a la cara.- Agrego desafiante.

-¿Y en que momento te lo diría? ¿En alguno de tus conciertos? No, ya se... mientras grabas un nuevo video, o algún cd o en un ensayo, tal vez.- Dice irónico. -¿No lo ves? Nunca tuviste tiempo para esto, para lo nuestro. Y ahora, que por fin te tomas unas vacaciones, prefieres pasarlo con Vanesa.-

-¡Eso no es cierto! Además, tú tampoco propusiste nada para hacer juntos, nunca...-

-No me culpes a mí de esto.- Me interrumpe. -Dime una cosa ¿cambiarias tus vacaciones con ella por quedarte conmigo? Si te lo pido ahora mismo, quédate ¿lo harías?-

Me quedo en silencio, me descoloca por completo, lo miro a los ojos, no sé qué decir, giro mi cabeza y veo por la ventana a Vanesa recostada por el auto con los brazos cruzados y sonrío.

Sígueme el juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora