Sígueme el juego

Capítulo 81

Narra Vane

Me paro al lado del piano, no lo puedo creer, está a una mínima distancia de mí, la observo, esta vestida de novia, aunque el vestido un poco maltratado, y lleva una chaqueta de cuero, me sonríe y se encoje de hombros, mis ojos se llenan de lágrimas, los suyos también.

-Y que nadie te rinda mi amor y que nada te pueda vencer...- Canto acappella, acercándome hacia ella. -Que al hablarnos dejemos sin voz al olvido y su juego.- Me detengo a una distancia

-Que nos quiten la venda después, cuando el agua nos vuelva a cubrir...- Canta mientras camina hacia donde estoy y me coge de la mano. -Y si abrimos los ojos será porque queramos vernos.-

Beso su frente, las lágrimas caen ya con descaro, ella me abraza por la cintura con fuerza, yo la envuelvo con mis brazos de la misma manera, hay tanto que decir, pero ahora mismo sobran las palabras. Unos acordes de piano nos recuerdan que el show sigue, me giro, Alberto me guiña un ojo, la miro a ella de nuevo, y nos dirigimos al público que grita sumamente eufórico.

Cantamos tomadas de las manos, viendo al público y regalándonos miradas cómplices entre nosotras, joder, está sumamente hermosa, con su cabello alborotado que tanto me gusta, unos zapatos desteñidos, que quien sabe de donde los saco, sonrío al notar su aspecto, ella me mira, achica sus ojos y me abraza por la cintura...

-"Porque queramos vernos... porque queremos vernos."- Finalizamos al unísono y nos abrazamos una vez más.

-¡Malú!- Grito presentándola y observo como hay personas del público que se secan las lágrimas. Ella agradece y se retira quedando a un costado del escenario, tras bambalinas, como prometió.

-Bueno, ¿cómo superamos esto?- Pregunto secándome las lágrimas y sonriendo. -¿Cómo lo resolvemos?-

Los acordes de hábito de ti empiezan a sonar, sonrío más que feliz, siento que mi cuerpo ha recibido una sobredosis de energía.

-Tengo hábito de ti, me siento en deuda...- Canto señalándola.

Narra Malú

El show está llegando a su fin, los cañones de papeles picados explotan inundando Las Ventas, y ella en el centro del escenario, con sus ojos brillosos mirando al cielo, la emoción la invade y a mi un orgullo inmenso por verla triunfar, se lo merece como nadie.

-Malú, mejor la esperas en camerinos, esto será un caos y peor si las ven juntas.- Dice Ana.

-Sí, tienes razón. Oye, ¿has podido resolver lo que te pedí?-

-Sí y no, es mejor que vayáis con Vanesa ahora. Por eso mismo, espero que no os demoréis demasiado.- Dice riendo. -Todavía no puedo creer todo lo que has hecho.-

-Ya ves, el amor nos hace cometer locuras.- Grito mientras me escoltan a camerinos.

Espero unos minutos, los nervios me pueden, me miro en el espejo, Dios, que fachas traigo, me acomodo un poco el cabello, por fin la puerta se abre, por fin ella frente a mi, cierra la puerta, se recuesta por ella, me mira, se muerde el labio y sonríe.

-¿Eso significa que has dejao plantao al calvo en el altar?- Pregunta con picardía mientras señala mi vestido de arriba abajo.

-¿De verdad, malagueña? Después de todo lo que he hecho por ti, ¿es lo único que te importa?- Llevo una mano a mi corazón en señal de dolor.

-Eso y...- Anuncia haciendo unos pasos hacia mi. -...quitarte ese vestido aquí mismo.-

Se lanza mis labios con desenfreno, me los deshace, me toma de la cintura y me sube a la suya, la envuelvo con mis piernas, me lleva al sofá, se sienta y quedo a horcadas. Se detiene y me mira de una forma que me derrite.