Alejarte fue la mayor equivocación que pude cometer en mi maldita vida. Y ahora tengo que vivir con eso.
Te fallé, después de creer en mi y de darte la mejor versión de mi, te fallé. Perdí tu confianza, por pensar que me habías engañado.
Lo siento...
Mi madre siempre creyó que después de la vida esta la paz eterna o el inframundo y que al morir, depende de lo que hiciste durante tu vida que se define a donde iras.
Pero al llegar de la escuela, unos extraño libro llamaron mi atención, unos que no había visto antes, por ende mi curiosidad fue más. En mis manos sostuve el libro, de una textura un poco vieja, en la descripción del libro no parece haber sido escrita o impresa por alguna editorial de gran importancia. Aquel libro lleva por título:
La tercera pared. Mundo sombra.
Se trata de un libro escrito por: Annie Larsson.
Después la primera hoja, el prólogo la cosa comienza fuerte. Escrito tan solo con una sola frase:
"No todo lo que nos dicen es real, no siempre hay paz, no siempre estamos asegurando nuestro descanso, existe «El Triángulo» un mundo entre la vida y la muerte, un mundo de dolor y sufrimiento. Cárceles."
Pasaron alrededor de 30 minutos. La teoría o historia que trata de contar este libro o este ensayo o lo que sea que se trate, habla técnicamente acerca de un tercer mundo.
Explica que lo que ella ve como el centro de un triángulo donde...
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El centro del triángulo representa el momento en que la vida le dicta el camino de muerte o mundo sombra.
Vida: Es técnicamente nuestro mundo donde habitan los seres vivos y donde no se puede entrar después de muerto.
Muerte: Al morir se cruza por esta puerta, donde al cruzar se dicta si se va al cielo o al infierno.
Mundo sombra: Donde habitan las almas errantes, donde es un mundo muy solitario, un lugar donde la "vida" les regala a las almas con cuentas pendientes una segunda oportunidad.
Mas de igual manera, cuenta que este lugar representa una cárcel para las almas que habitaron el mundo antes y que reciben una oportunidad más, pero con condiciones indefinidas. no hay forma de salvarlas pero si de encerrarlas.
En cuanto termine de leer en mi cabeza rondó el nombre de Fred mientras voy andando, de camino al centro.
***
—¿No piensas hablar con ellos?.— Preguntó Laiely.
Sus pies cuelgan del árbol donde usualmente vengo después del instituto. Laiely insistió demasiado en pasar un rato juntas, solo para conocernos, mas no me ponía negar ya que también me agradaría pasar un momento tranquilo, después de lo ocurrido en el instituto y lo escrito por mamá no me venía nada mal.
—¿Para qué?.
—Es más que obvio que Freddy siente al especial por ti.
—Ajá, si claro.— Mire a otro lado.
En frente mio parada en la pared podría jurar haber visto la sombra de una mujer. Frote mis ojos, enfoque mi vista de vuelta pero había desaparecido.
¿Eh? Puedo jurar que había algo.
—¡Oye!.— Llamó Laiely.
—Lo siento, me decías y yo te decía que no yo no creo.
—No comprendo, las mujeres tenemos ese sexto sentido de saber quien gusta de quien pero no cuando alguien gusta de nosotras.
—¿Cómo tu y Clay?.—Pregunté.
—¿Cómo tu con Freddy?.
Suspire pesadamente.— Es solo que aveces la realidad parece tan irreal que olvidamos que lo es.
—Sabias palabras.
—Si...—Perdí mi mirada.
A lo lejos, mi vista se enfocó en un chico de cabello morado, sostenido en coleta trenzado a gafas.
—Ya vuelvo Laiely.
Baje del árbol son dejarle terminar o pronunciar palabra alguna.
Camine a prisa, sin apartar mi vista del chico. Pero mientras más me alejo más se aleja, apresuró mi paso.
—¡Hey! Espera.
¿Es normal lo que veo?. Hay...¿Gente volando?.... ¿Es normal que me sienta mal?...Veo borroso. Y siento mi cuerpo me pesa, mis fuerzas se acaban y caigo. Todo se volvió negro.
—¿_____?.— Dice una voz ronca en mi oido.— No queda mucho...
