Save Me【Freddy/Fred y Tu】#FNAFHS 《EDITANDO》

105. Ares...Freddy/Fred

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Ares se había quedado dormido.

Doce con quince de la noche.

Sin padre en casa, gracias a una reunión del hospital y una cirugía que le llevaría horas dentro de un quirófano.

Aún así me siento en el suelo del balcón mirando el cielo despejado iluminado por una luna gigante.

Cuando miro aquella luna no puedo evitar recordar las noches que salía a este mismo balcón con una hoja de papel en una mano y un cenicero en la otra, con la esperanza de que al quemarlo mi madre supiera que seguía pensando en ella.

Un poco tiempo después deje de hacerlo, justo al tiempo en que supe lo que sentía por Freddy. Por mi misma no sé si hay un cielo o un infierno, me crié en una familia religiosa pero al mismo tiempo mis dudas, pero si es que existe un cielo en el que creía mi madre espero que este en ese lugar.

Ha pasado un año desde que llegamos aquí. Tenía 15 y era virgen, de labios, del sexo y hasta del cabello. Es sorprendente lo mucho que puede y de lo que puedes llegar a cambiar en sólo un año. Cambiar de look, cambiar tú cabello y cambiar hasta los aspectos más pequeños de ti. O bien personas del alrededor.

Cuando llegué no sabía lo que significaba sentir algo por alguien, me sentía vacía y aunque, antes no lo aceptará o no lo dijera, me sentía bien y feliz reirme por cosas como flatulencias, chistes sin sentido, pero de pronto y sin darme cuenta todo fue acabándose. Ya no recuerdo cuando fue la última que reí al reí al lado de Bonnie o Chica o Golden o la última vez que le grite a Foxy. Hasta donde sé los únicos que siguen juntos como antes son Chica y Golden. ¿Los demás? Sólo Dios sabe que fue de ellos.

El viento frío roza con mis mejillas convirtiéndolas casi en un sonrojo.

Entró de vuelta a la habitación, detrás de mi cierro el balcón y bajo hasta la cocina y de ahí al mini bar de mi padre. Entre los vinos que están en la repisa optó por tomar uno de 1923 dos copas y de vuelta subo corriendo al cuarto, al entrar veo a Ares aún dormido en mi cama. Me siento en el suelo a los pies de la misma con la botella de un lado de las dos copas del otro.

Era hora saber que es lo que quiero y a quien quiero, dicen que los niños y los borrachos nunca mienten. Quiero intentarlo.

Abro la botella, me sirvo con poco. Le doy vueltas a la copa sin quitarle la vista de encima.

—¿Vas a tomar sola?

—Esperaba que me acompañaras.

—Claro, siempre que lo necesites.

Fue así como comenzamos a tomar, una copa tras otra y otra y otra y otra. La botella se había acabado y continuamos con lo que quedaba de la botella de bourbon. Así durante una hora y media de sólo tomar y tomar.

De pronto ya no teníamos noción del tiempo, comenzamos a juguetear entre ambos, a decir cualquier cosa, mirar cualquier punto o mirarnos directamente.

Sonreí con dulzura, mientras miraba sus ojos con detenimiento.

—Eres tan lindo.

—Lo dices porque eres mi amiga.—Su aliento a menta se convino con el del bourbon.

—Tu mejor, mejor amiga imbéci.—Con mi dedo toque la punta de nariz.

—Y tú eres la chica más linda que mis ojos han visto.  — Sonrió como tanto me gusta y que me puede derretir.