—¿Siempre eres así de fastidioso, Nick?—le digo molesta.
—¿Acaso tengo que recordarte quién se topo con quién?—me dice. Pero él si venía viendo su camino, yo no.
—Te recuerdo que tú si venías viendo tu camino, así que tú eres así de fastidioso—le digo lo que pensaba.
De pronto veo una cabellera rubia y figura esbelta caminando en nuestra dirección.
—Nos vamos, Nick—dice Jennifer, luego nota mi presencia—¿Algún problema, Nick?
—No, Jennifer. Ningún problema—Nick me da una mirada furtiva.
—¿Desde cuándo tienes contacto con gente cualquiera?—Jennifer pone una mano en el hombro de Nicholas.
—¿En serio? ¿Eso es lo mejor qué tienes?—le digo a la rubia.
—Pues la verdad no. Sí hablamos de todo lo que tengo a comparación, si, probablemente eso es lo mejor que tengo—me replica Jennifer.
—Tal vez si, pero eres igual que él. Creo que el dinero no te puede comprar cerebros que necesites—me defiendo.
—Creo que mejor nos vamos, Jennifer—le dice Nick.
—Si, es mejor a que estar acá con la gente cualquiera y corriente—Jennifer toma la mano de Nick.
—Entonces, adiós. Seguiré con mi camino y ustedes con el suyo—digo por último.
No me fijo, pero cuando paso al lado de Jennifer ella pone su pie para que yo me caiga de rodillas. ¡La mataré!
Escucho como algunos alumnos que estaban pasando por ese corredor, ríen.
¡Que vergüenza!
—Cuidado por donde caminas, Ludmila—dice Jennifer y se va con Nick.
Me levanto como puedo e intento ignorar la risa de los alumnos que vieron mi horrible caída.
Veo que ya falta muy poco para que inicie la clase, así que voy casi que corriendo por los pasillos.
Salí del colegio lo más rápido que pude. Tenía que ir a trabajar y la verdad quería saber sobre la llegada de los dueños del Collectionneur.
Eliana se fue a pasar el resto de la tarde con Vicky y sus demás amigas, así que me siento un poco más tranquila, aunque no del todo. A veces me siento mal por Eli, quisiera que tuviera una vida mejor.
—Hola, buenas tardes—digo mientras entro por la puerta trasera del Restaurante.
Todos los que me pueden escuchar me devuelven el saludo. Me voy a cambiar y a ponerme el uniforme del Restaurante. Salgo del vestidor y una voz femenina me habla.
—Ludmila, puedes venir un momento por favor—Sandy me habla y me hace una seña para que vaya a su oficina.
¿Qué de malo habré hecho? ¿Será que me despedirán?...tengo miedo, siento que el corazón se me subió hasta la garganta.
Entro a una oficina que es utilizada por todos los encargados de las diferentes áreas que pueden existir en el Restaurante. La oficina está finamente decorada, el color blanco de las paredes es un color habitual para el Restaurante, los diferentes cuadros de pintura que cuelgan de las paredes le dan un aspecto hogareño, algunas fotos del restaurante en años anteriores están presentes en algunos escritorios de los encargados.
—Toma asiento, por favor—Sandy me hace una seña para que me siente en la silla.
—¿Me van...me van a despedir?—tartamudeo mientras trago saliva en seco.
Creo que estoy a punto de llorar, quizás sea de por los nervios.
—No, claro que no—me dice ella sonriendo, doy un largo suspiro de alivio—es que ya se sabe que los dueños del Collectionneur vendrán a visitar el Restaurante, entonces quiero que el día que vengan tú estés aquí.
—¿Yo? ¿Por qué?—digo con sorpresa.
—Es que los encargados queremos que ese día esté presente todo el personal, que por así decirlo, hacen muy bien su trabajo. Claro, estará todo el personal presente, pero solo pocos estarán colaborando ese día. Y con decirlo espero no hacer de menos a los demás, al contrario quiero motivar a todos para que sigan haciendo mejor su trabajo.
—Ok, entonces, ¿cuándo será el día que vengan los dueños del Restaurante?—le pregunto.
—Pues será un día sábado, vendrán con su familia, es decir, que sus hijos estarán presentes también, ese día tiene que ser una cena especial
—¿Hijos? No sabía que tenían hijos.
—Pensé que iba a ser una cena.
—También, primero van a almorzar y después regresarán para la cena. Tú y otras compañeras servirán la cena. Obviamente estarás trabajando cuando ellos estén almorzando, pero no les servirás, sino hasta la cena—me explica todo con detalles.
—Ok, entonces lo haré.
—Si hay algún cambio yo te aviso, porque estamos viendo quienes serian las personas más adecuadas para el trabajo de esa noche ¿Ok?
Asiento.
Salgo por la puerta de la oficina y comienzo con mi turno de trabajo.
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Desastre Colateral
Teen FictionLudmila, ella se definía como un desastre colatetal. Sus problemas son la mayor carga sobre sus hombros. Pero ella tiene un ancla a la vida, su hermana, Eliana. Nicholas, egocéntrico y la competencia intelectual de Ludmila. Un chico que vive entre...