—¡Chicos, les dije que el helado es para todos!—Yolanda está furiosa, aunque pienso que no, más bien es un intento fallido de estar furiosa.
—Perdone, señora Delacroix—Yolanda se disculpa—No era mi intención que se pusieran a pelear por un bote de helado.
—¿Delacroix?—pregunto.
—Sí, así es. No te había dicho mi apellido de casada porque me sentiría con unos años encima—Aurora dice de manera tan natural.
¡Delacroix! ¡Mierda eleva a la décima potencia por cien! Estoy en la casa de Nick y Neale, joder, estoy en la boca del lobo y ni cuenta me di.
—Ludmila, Eliana, ellos son mis hijastros—señala a los chicos que pararon de pelear por el bote de lado y a Nick—Él es Nate.
Él me saluda, se acerca y me da la mano educadamente, al igual que a Eliana. Sus ojos son iguales a los de sus hermanos y es obvio que heredó la belleza de su familia. Su cabello es cobrizo y tiene una sonrisa de infarto.
—Él es Neale—señala a Neale, obvio que lo conozco pero no quise decir nada. Neale me sonríe de manera sexy. Él hace una mirada de complicidad con sus hermanos y eso me pone más nerviosa de lo que ya estoy.
—Y él es el mayor de todos, Nicholas.
Sus ojos se posan en los míos y creo que sino fuera morena, ya estuviera como un tomate. La señora Delacroix parece notarlo porque le hace una mirada extraña a Nick.
—Perdona todo esto—la señora Delacroix hace un ademán—Ellos suelen ser muy extrovertidos.
—No, no hay problema yo...está bien—mi voz sale entre balbuceos.
—Nick, vístete. Estás intimidando a la pobre chica—La señora Delacroix pareció notar mi vergüenza, ¡mierda! Eso me puso todavía más nerviosa.
—Yo...yo—tartamudeo y no sé que decir, Eliana me da discretamente un codazo en las costillas y en su mirada puedo ver la molestia.
Nick solo se ríe de manera engreída y obviamente sus hermanos también. Veo hacia otro lado para evitar la vergüenza del momento.
—Ve a vestirte, Nick—masculla la señora Delacroix—Nate, Neale, suban ya a sus habitaciones.
Los tres hermanos obedecen y salen diciendo algunas cosas que no alcance a escuchar. La señora Delacroix sigue hablando sobre sus viajes y los cuidados de Natalia, yo la escucho atentamente.
—Ludmila, por el momento no hay mucho personal trabajando porque están de vacaciones, así que Yolanda hará la comida junto con Tina, ellas se encargan también de limpiar la mansión, cuando sea necesario tú las ayudarás—asiento—Ya sabes que siempre tienes que cuidar a mi pequeña—mira a Natalia—, y vigila que no haga una travesura de vez en cuando.
Asiento. El señor Delacroix entra a la sala, vestido con un traje impoluto y elegante, hasta ahora pude notar que sus ojos son iguales a los de sus tres, a excepción de la pequeña Natalia. Le da un casto beso en los labios a su esposa y luego se fija en mí y en Eliana.
—Señoritas, buen día. Espero mi esposa ya les haya comentado sobre los cuidados de Natalia—el señor Delacroix dice amablemente y acaricia el pelo de su hija—Nos vamos hoy por la tarde, así que agradezco mucho que estés aquí con tu hermana, Ludmila. Tengo entendido que a veces, Sandy y Francesco te mandan a la cafetería Big Bang, así que ya avise que Julissa, tu compañera tendrá ayuda, ya mande a otra persona, ella también vendrá algunas veces a la casa para ayudar con la comida —Asiento—Por cierto, soy Gerard Delacroix—me da su mano para que la estreche y a Eliana también.
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Desastre Colateral
Teen FictionLudmila, ella se definía como un desastre colatetal. Sus problemas son la mayor carga sobre sus hombros. Pero ella tiene un ancla a la vida, su hermana, Eliana. Nicholas, egocéntrico y la competencia intelectual de Ludmila. Un chico que vive entre...