La alarma suena muy temprano. Trato de darle un puñetazo y tirarla al piso, pero luego recuerdo que no tengo dinero para comprar otra alarma. Poco a poco me levanto de la cama. No tenía ganas de despertarme, pero eso se debe a que me dormí muy tarde y todo por estar hablando en el teléfono celular con Sofía, pidiendo detalles de todo lo que pasó con Nick el fin se semana. Omití algunas cosas, cosas que quería reservarme.
La verdad hubiera sido muy incómodo decirle a Sofía: "Hola, Sofi, Nick me beso ahí, y la verdad, ¡tenías razón! Se sintió bien, pero ahora tengo el cargo de conciencia que profanaron mi cuerpo.
Y también hablé con Rita, de hecho, ella también me llamo, cosa que me pareció raro porque ella no sabía que yo me había ido con Nick. ¿Cómo supo eso? Quise preguntarle, pero ella cambiaba de tema muy rápido. Quizás Eliana le dijo, ella sabía que yo iba a quedarme a dormir en la casa de los Delacroix, creo que eso fue lo más probable que pasó.
Rita me decía que lo mejor era alejarme de él, cosa que ahora de me hace casi imposible. ¡No! Aún no me había enamorado (según yo), pero ya le había dicho "te quiero" y eso implica que ya me enamoré ¿no?.
No yo me entiendo, primero digo que lo quiero y luego no.
El fin de semana la pase con Nicholas, y creo que es uno de los mejores fines de semana porque mi cuerpo experimentó cosas nuevas, sentí nuevas emociones. La novata que hay en mí poco a poco iba adquiriendo experiencia.
Me veo por última vez en el espejo del baño.
—¿Qué hiciste con la Ludmila inocente? ¿Dónde está?—parte de mí se siente un poco frustrada.
Después de haberme bañado y puesto el uniforme del colegio voy a buscar a Eliana.
Tocó la puerta de su habitación hasta que ella la abre.
—Hola, buenos días, hermana, yo amanecí muy bien, gracias por preguntar—me dice con sarcasmo. El sarcasmo, sin duda alguna, es dd herencia familiar.
—Ni siquiera me dejaste hablar—le digo. Ambas bajamos a la cocina.
—Como sea—me responde molesta.
—¿Por que estás molesta?—pregunto. Me sorprende que ella esté así.
Saco algunas cosas del refrigerador para hacer el desayuno.
—¿En serio quieres que te diga?—ella hace una mueca. Yo asiento—¿Cuando me ibas a decir que tú y Nicholas son novios?—su pregunta me cae como balde de agua fría.
—Yo...yo, es que ni siquiera sé que somos—admito.
—Escuche todo lo que le dijiste a Sofía y a Rita —ella prepara los cubiertos y platos.
—Eliana, no sabía como decirte. Ni siquiera sé que somos él y yo, nos besamos y todo...y también me dijo que me quería.
—¿Tú le crees? —ella eleva una ceja.
—¿Quieres que sea completamente honesta?—le pregunto, ella asiente—. Sí, sí le creo. Pero hay una parte de mí que dice que no confíe en él, que él me hará daño.
—Nunca había conocido a alguien tan bipolar como tú.
—No, no es bipolaridad. Ya te dije que es un presentimiento, como que algo no está bien —confieso. Pero hay cosas que no le puedo decir a mi hermana, cosas que aún no debería saber.
Quizás ella sea muy pequeña para entender algunas cosas, pero creo que las circunstancias la hicieron madurar muy rápido. Pero no puedo decirle que Nick ya hizo algo conmigo, ¿es que cómo decirle a Eli que él ya me besó en lugares de mi cuerpo que ni siquiera soy capaz de decir? Es que simplemente no puedo. Quizás esa es la razón por la que quiero intentarlo con él, porque él me provoca nuevas sensaciones, nuevas experiencias, y eso me encanta.
—Sí, lo sé. Pero a pesa de todo tú lo besaste —ella se mueve en la cocina de aquí y allá.
—Eliana, yo jamás te cambiaría por él, si es eso lo que te molesta o te preocupa—me acerco a ella y la abrazo.
—Es que ahora que tienes novio tú...
No nos fijamos pero mi papá entro demasiado molesto a la cocina y tiró de mi brazo.
—¡¿Cómo es eso que tú tienes novio, Ludmila?!—la presión que ejerce sobre mi brazo hace que gima de dolor. Me quedo calla—.¡Contéstame, pequeña zorra!
—Papá yo...
—¡Papá, papá!—Eliana le agarra del brazo para que trate de alejarse de mí—. Ella no tiene novio.
—¡¿Entonces por qué le dijiste ahora que tienes novio?!—Brenda se incluye en este problema.
—¡Porque pensé que tenía!
Necesitaba negarlo todo, antes de que mi cuerpo fuera lastimado un poco más. Los ojos me arden, las lágrimas amenazan por salir.
—Explícame por qué lo pensaste —sisea Brenda. Puedo ver que Eliana lucha por sacarme de este problema.
—Porque Ludmila ya no estaba con sus amigas y...y pues descubrí que ella ahora se mantiene estudiando en la biblioteca, papá —Eliana habla con todo la calma posible.
Probablemente me quedará una marca después que mi papá llegue a soltarme del brazo.
Tengo que negarlo.
—Sí, papá. Es cierto —lo veo directamente a los ojos, esos ojos que ahorita amenazan con poder lastimarme—. Además, tú sabes que en ese colegio nadie se fijaría en alguien como yo. Créeme.
—En eso tienes razón, ¿quien se fijaría en alguien que no sirve para nada?—me mira molesto y con odio—. En ese colegio a chicas mucho mejores que tú, Ludmila. Más altas, más inteligentes, más bonitas —cada palabra que él dice hace desastres dentro de mí. No aguanto más, las lágrimas corren por sí solas.
—Ya déjala, Vincent—dice Brenda—. Nadie se fijaría en tu hija, cariño. ¿Acaso no la has visto bien? —Brenda ríe burlonamente.
Mi padre por fin me suelta.
—Siéntate y come —él me ordena—. Sólo espero que no te quieras pasar de lista, Ludmila. En donde yo llegue a saber que si tienes novio, olvídate del estudio y de la casa —me amenaza.
Todos comemos en silencio mientras trato de controlar mis lágrimas. Este día empezó peor de lo que esperaba.
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Desastre Colateral
Teen FictionLudmila, ella se definía como un desastre colatetal. Sus problemas son la mayor carga sobre sus hombros. Pero ella tiene un ancla a la vida, su hermana, Eliana. Nicholas, egocéntrico y la competencia intelectual de Ludmila. Un chico que vive entre...