Capítulo 46⚓

291 50 29
                                    

Después de la tarde de películas decido ir a jugar con Natalia al jardín. Nate se comporto muy extraño conmigo, o quizás era la manera en que se comportaba con las chicas y la verdad, siento que es como Nick, solo quieren alcohol, fiestas y sexo. Pero sinceramente de los tres Nick es el que más me atrae.

¡Mierda elevada a la décima potencia por mil! ¿Qué rayos me pasa? No, no me puede atraer Nicholas Delacroix y mucho menos enamorarme de él, aunque si esto es un juego, está muy reñido.

El boomerang que Natalia me lanzó casi me da en la cabeza por estar demasiado absorta en mis propios pensamientos ridículos.

—¡Lo siento!—se disculpa la pequeña.

—Tranquila, estaba distraída.

—¿En qué piensas, Ludmila?—Natalia pone una cara demasiado tierna.

Pienso en tu hermano, Natalia, pero la verdad todo esto que él hace conmigo es retorcido, me robo mi primer beso y desde entonces siento que perdí mi dignidad, tanto que ni la sombra de mi dignidad me quedo.

—Pienso en gatitos—sonrío de manera forzada, esperando que ella no lo note.

—¿Gatitos? ¡A mí me encantan los gatitos! De hecho Nick dijo que adoptaría uno para mí—Natalia está muy emocionada.

—Que bueno, así tendrás mucha más compañía.

Entramos a la casa, se nos hizo muy tarde jugando en el jardín, así que Natalia tenia hambre. Yolanda como buena nana que es, preparó la cena, la hizo para todos, pero por el momento yo acompañaba a Natalia en la mesa del lujoso comedor.

—Hola—Eliana llega al comedor.

—Hola, hermanita. Pensé que ya te habían llevado los extraterrestres—le digo en broma.

—La verdad estaría mucho mejor en el espacio sideral que aquí en la Tierra—veo que está molesta.

Natalia no se fija en nada a su alrededor, ella está muy tranquila comiendo. Me acerco a Eliana y la abrazo.

—¿Qué sucede, pequeña?—le pregunto.

—Nada, es que me siento demasiado estresada. Tenía mucha tarea, quizás es eso.

—Sabes que no te creo, pero por el momento dejaré que te calmes—ella asiente—¿Tienes hambre?

—Sí.

—Le diré a Yolanda si te puede traer tu comida, así te vas a dormir, quizás eso te ayude.

—Ok.

Voy a la cocina y le pido amablemente a Yolanda la comida de mi hermana. Ella como buena nana que es, me da el plato de Eliana con la comida y yo la llevo a la mesa.

Le dejo la comida en su lugar y ella agradece. Pasamos charlando animadamente con Natalia, cuando de repente da un gran bostezo. Creo que me toca llevarla a la cama para que duerma.

Subimos hasta su habitación, la ayudo a que se ponga su pijama de princesas.

—Gracias, Ludmila—ella me da un abrazo.

—De nada, linda. Ahora ve a la cama y duérmete—la ayudo a que se meta en la cama.

—¿Puedes quedarte conmigo hasta que me duerma?—pregunta tímidamente.

—Por supuesto que sí...pero dime ¿Le tienes miedo a la oscuridad?

—Sí—responde una voz masculina detrás de mí—Tienes que quedarte hasta que se duerma, hoy me toca a mí—Nick se acuesta del otro lado de la cama—, mañana le toca Nate, siempre nos turnamos para acompañarla.

Desastre ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora