Supongo que Yolanda se ha de haber ido a su casa, porque estoy muy segura que si ella se hubiese quedado aquí, no habrían muchas personas embriagándose, fumando hierba y probablemente teniendo sexo en algún lugar muy oscuro de la casa. Neale parece darle completamente igual, es más, en su cara surca la felicidad total.
Las únicas personas conocidas que veo en el lugar es a Rita, Jennifer y Charlotte...¿y Abby? ¿Qué hace ella aquí? La verdad me sorprende mucho que esté aquí.
Me ve y rápidamente se acerca a mí.
—Hola—en su mano lleva un vaso rojo, el contenido de éste ya lo sé. Vodka mezclado con alguna soda—, ¿qué haces aquí?—creo que ella está muy sorprendida.
No, no le iba a decir la verdad, no quería que nadie supiera que a veces duermo en el mismo techo que Nick, eso sería muy vergonzoso y humillante.
—Pues yo...—genial me quede sin una excusa.
—¡Entonces sí viste mi mensaje!—chilla.
Mierda, ni si quiera vi nada. Se me había olvida revisar mi teléfono celular. Lo saco de uno de los bolsillos de mis jeans desgastados, y reviso.
Abby:
Hoy. Fiesta. Casa de Nick.
Besos.¡Joder¡ sí me había enviado un mensaje, pero en este momento es mejor disimular que sí lo vi.
—Sí, sí vi tu mensaje—sonrío con parsimonia.
—Sofía y Mónica no pudieron venir, están muy ocupadas en un proyecto de ciencias—dice.
—Que mal.
—Por cierto, ¿cómo supiste en dónde quedaba la casa de Nicholas?—toma un poco del contenido de su vaso.
¡Mierda! ¿Qué rayos le digo?, ignorando su pregunta le sonrío y me dirijo hacia la cocina.
Entro a la cocina que está abarrotada de gente. Agarro un vaso rojo, con cerveza dentro. La verdad necesito un buen trago de ésta para digerir la pregunta de Abigail. Ella sigue detrás de mí, pero en serio, no sé que responderle, no se me ocurre nada, prefiero evitar el tema. Me sentiría muy rara explicando todo lo que tenga que ver con Nick.
—¿Y Anthony?—le pregunto.
—Seguramente está por ahí, con alguna chica universitaria—agarra un pedazo de pizza de la mesa de la cocina.
—¿Chica universitaria?—mi rostro ha de tener la intriga reflejado en él.
—Sí, de la universidad que está cerca de la ciudad, ellos apenas inician el semestre ya andan en fiestas, es normal—me explica.
Eso ya lo sé, apenas llevaba dos meses en el colegio, y ya quería terminar el curso.
—¿Bailamos?—dice ella. Supongo que ya está borracha como para pedir semejante cosa. Yo, niego.
Salimos de la cocina, y vamos al jardín, como en cualquier lugar hay parejas que se dan besos, dignos de escenas de 50 Sombras de Grey o cualquier otra película erótica. A pesar de que la noche está muy fría, algunas chicas están en la piscina, solamente con su ropa interior, y los chicos igual. La música llega hasta acá, y algunas chicas se están robando el show bailando sobre unas mesas y sin blusa. Esto es un desastre.
Le digo a Abby que me espere y entro a la cocina, para poder llenar otra vez mi vaso con cerveza. Neale y Nate tienen a dos chicas en sus regazos, ambos están explorando los cuerpos de ellas con sus manos, cosa que a mí no me agrada del todo.
Hago una mueca.
Llegó otra vez con Abby.
—Vamos a bailar—me súplica ella cuando llego a su lado.
—Abby, creo que ya has bebido un poco demás—le digo.
—No seas aburrida, Ludmila—tira de mi brazo para irnos al centro del jardín.
Pongo los ojos en blanco.
Espíritus de la danza, no permitan que yo haga el ridículo, amen.
No soy de las chicas que aman bailar, en serio, siento que me vería totalmente ridícula bailando.
Mis ojos se encuentran con los de Nick, él tiene a una chica en su regazo, y ella muy felizmente le está bailando. La minifalda que lleva apenas le llega a tapar su trasero. Lleva unos tacones como de diez centímetros, su cabello rojo como el fuego está totalmente lacio. Su nariz está adornada con un piercing.
No sé porque, pero una parte de mí quiere ir a golpearla, y dejarle su nariz torcida.
¡¿Qué rayos estaba pensando?! ¿En qué momento me volví una loca?
No, yo no actúo de esa manera tan inmadura.
—Vamos a bailar—le digo a Abby, y nos movemos al centro del jardín.
Mis caderas se mueven al ritmo de la música. Abby baila como toda una striper. Todos los chicos posan la mirada sobre ella. Y ella comienza a bailar con un chico, y Rita se acerca a mí para no dejarme tan desamparada.
—Que bien, bailas—dice ella.
Yo sólo sonrío, la música cambia radicalmente y se vuelva más movida. Ambas bailamos y reímos. Unos brazos me toman de la cintura, sin importar el que o quien, sigo bailando.
La persona que está detrás de mí, pasa su nariz a mi cuello. Me volteo por la incomidad, y veo de mala manera al chico castaño de ojos marrones claros.
—Que bien bailas—dice. Levanta las manos en son de paz—tranquila, sólo vengo a divertirme—me da una sonrisa reconfortante.
—Ok, pero sí llegas a tocar algo que no debes—paso un dedo dramáticamente por mi cuello—, te mato o te dejo sin herederos.
Él acepta y seguimos bailando tranquilamente, de vez en cuando hacemos una que otra broma y nos reímos.
Veo a Nick y a la pelirroja, al parecer ella no tiene otra cosa mejor que hacer que estar entre sus piernas. Él me ve y sonríe maliciosamente, eleva su vaso y me saluda, es ridículo. No sé, pero una parte de mí dice que también juegue lo mismo que él. Dos personas pueden jugar el mismo juego.
El problema es que mi pericia comparada con la de Nick es casi nula.
El problema es que yo soy una amateur. Pero la práctica hace la perfección ¿no?
Comienzo a moverme "muy sexy" con el chico castaño. Ni siquiera sé su nombre pero, que más da. Yo muevo mis caderas lo más sexy posible, paso las manos por mi cuerpo. El chico que baila conmigo y pasa las manos por mis caderas. Al chico parece gustarle lo que hago, porque no hace nada para apartarse de mí.
Volteo a ver a Nick y también elevo mi vaso en forma de saludo. Su cara tiene expresión de enojo total y no le presta atención a la chica que le está haciendo de striper. Pasa su lengua por esos labios que están hechos por los dioses y los espíritus de la belleza.
Le sonrío, y aparto la mirada. Le presto atención a mi acompañante, él me da una sonrisa. Veo que Nick trata de prestarle atención, otra vez, a la pelirroja, y eso me molesta un poquito, así que pongo las manos del castaño en el dobladillo de mi blusa, sus manos se cuelan debajo de ella y empieza a tocar debajo de ésta mi piel.
Definitivamente yo estaba actuando muy mal.
No pasaron ni tres segundos, cuando alguien me aleja del chico. Volteo para encarar a quien sea que lo haya hecho, pero mi sorpresa es mucho mayor al ver de quien se trata. Mis ojos se salen de sus orbitas y por un momento siento la vergüenza surcar todo mi cuerpo.
¡Por la vida de los espíritus malignos y benignos!
Otro capítulo, mis bellas criaturas de wattpad.
Besos derivados e integrados.
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Desastre Colateral
Ficção AdolescenteLudmila, ella se definía como un desastre colatetal. Sus problemas son la mayor carga sobre sus hombros. Pero ella tiene un ancla a la vida, su hermana, Eliana. Nicholas, egocéntrico y la competencia intelectual de Ludmila. Un chico que vive entre...