Capítulo 31⚓

422 61 6
                                    

Despierto por el fuerte ruido que se escucha en la puerta de mi habitación, al parecer alguien está tocando muy fuerte, miro el reloj y son las 10:10 pm ¡Joder! Me levanto como puedo de la cama, con un dolor de cabeza demasiado fuerte y voy directamente a abrir la puerta.

—Ludmila, pensé que nunca abrirías—dice Eliana y me da un abrazo.

—¿Qué paso? ¿Por qué tocabas muy fuerte?

—Es que ya es tarde, nuestros padres ya vienen y me dijeron que hicieras la cena. Cuando vine vi que estabas dormida y no quise despertarte, así que adelante mis tareas. Después mamá y papá llamaron diciendo que ya venían de su trabajo, y por eso vine a despertarte—dice algo agitada.

—Tranquila, Eli. Ya bajo a preparar la cena. Vete a tu habitación antes de que ellos estén en casa, por favor—me agarro muy fuerte la cabeza por el dolor—Y tráeme una aspirina, por favor. —me doy cuenta que tengo mi pijama de Las Chicas Superpoderosas. ¿En qué momento me cambie y me dormí?

—Ok, pero yo quiero ayudarte.

Asiento y con eso bajo a la cocina. Preparo los ingredientes para hacer la cena, no hay mucho, así que hago sándwiches con jamón. Y como no es mucho Eli me ayuda a preparar arroz con verduras.

—¿Y qué tal tu tarde con Cecilia?—le pregunto.

—Pues bien. Pero sólo hablamos un poco, quizás como una hora porque ella tenía cosas que hacer—dice Eliana, mientras corta los tomates con el cuchillo.

—Pensé que te habías quedado un buen rato. Eli ¿Puedes traerme un liga para el cabello? Es que no me gusta tenerlo suelto cuando cocino.

Ella asiente y se va a buscar lo que le pedí. Regresa a los pocos segundo con un la liga, así que procedo a hacerme un moño en la cabeza.

—Gracias—le digo.

Eliana se me queda observando muy fijamente en un punto fijo.

—¡Ludmila Montenegro Belletti! ¿Qué tienes ahí?—hace que de un respingo y señala en no sé donde.

—No sé de que me estás hablando, Eliana podrías ser más específica.

—Ahí—y toca mi cuello, justo en el lado izquierdo.

Me toco esa parte para verificar que no tenga un grano, un hematoma, un platillo volador o lo que sea. Pero no, no tengo nada extraño.

—No, no tengo nada. Creo que el hambre te está haciendo alucinar—ruedo los ojos.

—¿En serio? O sea que, ahora soy yo la que alucina con un chupetón en tu cuello.

—¿Pero qué rayos estás diciendo?—le digo seria.

—Ven—dice y me lleva a mi habitación en donde tengo un espejo.

Observo mi reflejo y analizo cada parte de mí, como mis ojeras, mi cabello mal arreglado, mi pijama. Pero mi vista va a un punto fijo en el espejo ¡Mierda! Lo que dice Eliana es totalmente cierto.

—¡¿Pero qué mierdas me paso aquí?!—señalo el chupón ¡Está horrible!

—¡Es lo que trataba de decirte!

Luego me llega un recuerdo muy lejano de que tocaban el timbre de la casa.

—Eli ¿Quién vino cuando tú abriste la puerta?—pregunto seria

—Tania, Michael, Jeremy y creo que Nick.

—¡¿Qué?! ¿Es enserio?—creo que he de actuar como una loca histérica.

Desastre ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora