Capítulo 43⚓

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Llego tarde a casa, voy a la habitación de Eliana y ella duerme como un bebé, dejo en su frente un beso de buenas noches. Salgo de su habitación y voy a la cocina por algo de comer.

Agarro un paquete de galletas Oreo, mis favoritas, y trozo de pastel de chocolate con cajeta; al parecer la tía Esther vino, ella casi siempre nos deja pastel de chocolate y cajeta.  

Antes de que salga de la cocina mi madre falsa entra.

—¿Por qué vienes tan tarde?—agarra un vaso con agua.

—Te dije que tenía que quedarme tarde a trabajar—muerdo una galleta Oreo.

—Que bueno, así traes un poco más de dinero a la casa.

Iba a replicarle, pero no tenía ganas de pelear, lo único que quería era dormir.

—Mañana tengo que trabajar, por un tiempo trabajaré en la casa de los dueños del restaurante, cuidaré a su hija. Me llevaré a Eliana conmigo—anuncio.

—Ok, ya sabes. Trae más dinero a la casa, porque no queremos morirnos de hambre—dice de mala manera.

Salgo de la cocina y voy a mi habitación. Me pongo los auriculares y me relajo totalmente mientras como mi trozo de pastel de chocolate. Me pongo mi pijama y adelanto las tareas.

No me fijé cuando me quedé dormida encima de mi tarea. Despierto rápidamente y me voy corriendo hacia la ducha, me tardo veinte minutos, me coloco unos jeans negros y una blusa de Pink Floyd blanca, voy a la habitación de mi hermana, entro y gracias al cielo ella ya está lista. Por la noche le deje una nota sobre su mesita de noche, para que estuviera lista.

Agarro mi chaqueta de cuero y una mochila en donde metí un poco de ropa, hoy me quedaría a dormir en la casa de Natalia. Les deje una nota a mis padres, ademas, Brenda ya sabía de que iría a trabajar. Eliana también viene conmigo y es más que obvio que no la dejaría con mis padres. Saco el papel en donde está la dirección de la casa de Aurora y mejor decido tomar uno de los pocos taxis que hay en esta ciudad.

                           ⚓⚓⚓⚓

En media hora ya estábamos en la mansión de Aurora, y si que era grande, monolítica y de un estilo muy moderno, con ventanas grandes de cristal, no tenia muchos detalles al frente y esa simpleza la hacia ver muy elegante. La mansión era de un color blanco con un jardín al frente de ella. Del lado está el porche en donde hay cuatro carros, todos de marcas muy costosas y lujosas, también hay dos camionetas muy costosas.

Pasamos con Eliana a la entrada de la mansión y tocamos el timbre de la puerta.

—Hola—digo a la señora que tengo en frente de mí—Vengo a cuidar a Natalia, soy Ludmila y ella es mi hermana Eliana—ambas sonreímos. La señora es algo mayor, quizás tendrá unos cincuenta años.

—¡Ay, sí!—ella parece muy feliz de tenernos ahí, su cabello negro ya tiene algunas canas—Bienvenidas—ella nos hace pasar dentro de la casa—. Natalia se pondrá muy feliz de tenerlas aquí en la casa. Permítanme un momento iré a llamar a la señora Aurora—ella nos hace un gesto para que tomemos asiento en el sofá de la sala—. Me alegra tenerlas por aquí—dicho esto se va.

Los sofás de la sala son elegantes, todo aquí es muy fastuoso de esta mansión, en frente hay una chimenea, eso le da un toque acogedor. Comienzo a observar todo el lugar, la sala tiene una alfombra muy fina y costosa, hay cuadros de pinturas colgados en las paredes, hay unos de paisajes y otros son abstractos ¡Mierda! Tienen un original de Margareth Keane, es increible, los niños con ojos grandes, siento que ella expresaba demasiado en sus pinturas, me encanta. Hay réplicas de Vincent Van Gogh y Monet, son preciosos.

Escucho como los tacones de la señora Aurora comienzan a sonar por todo el lugar. Ella aparece junto con la mujer que nos atendió al principio. Eliana y yo nos ponemos de pie.

—Hola, buen día, un gusto tenerte aquí Ludmila—ella dice cuando está cerca de nosotros, se le queda viendo a Eliana—¿Ella es tu hermana?

—Si, señora. Su nombre es Eliana—veo a mi hermanita y ella sonríe. Aurora la ve con amor.

—Que linda es, ambas lo son—nos abraza—Me pone feliz que ustedes estén aquí y a Natalia también.—nos deja de abrazar.

—Gracias por su amabilidad, señora—Eliana le devuelve el gesto.

—No es nada, cielo—ella se sienta en uno de los lujosos sofás—Yolanda, puedes buscar a Natalia, por favor.

La mujer que nos atendió al principio es Yolanda, la verdad me parece una mujer muy simpática y llena de vida. Ella va en busca de Natalia, mientras Aurora, pide a una persona del servicio que nos traigan algo de tomar.

—Hola mami—Natalia llega y le da un abrazo a Aurora. Ella se percata de nuestra presencia—. Hola Ludmila—ella me sonríe y parece que analiza a Eliana.

—Me llamo Eliana—ella le dice a Natalia amablemente.

—Que lindo nombre—Natalia abraza a Eliana, al parecer es una niña muy cariñosa.

—Hoy nos vamos con mi esposo de viaje, la verdad tenemos mucho que arreglar—Aurora decide hablar—Quizás nos vayamos un mes, pero obviamente vamos a regresar antes de la navidad. Ella es asmática al igual que tú y tu hermana—lo último me dejo perpleja ¿Cómo rayos sabía eso de mí y de mi hermana?

Ella parece notarlo, así que dice:

—Sé lo de tu asma por los papeles de salud que dejaste en el restaurante—balbucea. Es cierto, el año pasado me hicieron exámenes y en los papeles decía lo de mi asma—Y como es hereditario, supuse que tu hermana tendría.

—Ok, está bien, no hay problema—digo.

—Como te decía Natalia requiere cuidados especiales, ella sufre ataques de asma frecuentemente, entonces tienes que estar al pendiente de ella, Yolanda te ayudará también, ella crio a los hijos de mi marido, los que tuvo con su esposa anterior—acomoda un mechón de cabello negro detrás de su oreja—, ahora también cuida de la pequeña Natalia, pero pienso que necesita ayuda, eso no lo comente en el restaurante porque no sabía si Yolanda se tomaría sus vacaciones—Aurora habla con seriedad y elegancia—Entonces tú la cuidarás, ya está más que dicho.

Iba a decir algo más pero no pudo, unos chicos entraron a la sala, estaban peleando por un bote de helado. Escucho otra voz masculina, la verdad se me hace muy conocida, ellos entran a la sala como si nada, y entonces lo veo, él está solo cubierto con una toalla de la cintura para abajo y su torso está desnudo.

Cuando sus ojos se encuentran con los míos pone una sonrisa engreída y de superioridad en su rostro. Creo que esto se va a poner peor de lo que pensaba.










¿Quién creen que será? Ajá, creo que ya lo saben...o tal vez no.

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Besos derivados e integrados.

  

Desastre ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora