Capítulo 26⚓

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Creo que lo que me pasó con Nick y esa chica, entra en mi lista de "Las Cosas Desagradables y Vergonzosas". No puedo creer que ese par de idiotas invadieran mi privacidad, aunque admito que una parte de culpa la tengo yo, por no haber puesto el seguro a la puerta. Pero aún él se atrevió a ponerme sus manos en mí y mandarme directamente a otra habitación. Está loco y desquiciado al mismo tiempo. La música por el momento tiene algo bajo el volumen, paso por la habitación de la que me sacó Nick, y puedo escuchar los gemidos de la chica que está con él.

¡Asqueroso y enfermo!, pienso.

Eso que escuche me provoca demasiadas náuseas. Creo que mejor ya no voy a beber vodka...pero está tan bueno que sería un pecado capital tirarlo por allí. Así que como en una fiesta aparte de que hay sexo y alcohol, también hay drogas, decido agarrar un porro y fumarlo. El efecto que tiene es totalmente relajante.

Creo que puedo tocar las estrellas con mis dedos. Aunque a veces me esa cosa me provoca que me ría por todo.

Subo otra vez a la habitación en donde estaba Nick, pero antes de que pueda siquiera acercarme tres pasos, él sale arreglando sus jeans, mientras que en sus labios tiene un cigarrillo.

Lo veo embobada, quizás son los efectos del porro pero su cabello despeinado, el cigarrillo en sus labios y sus camisa gris toda desordenada...Espíritus hormonales ¡que malditamente sexy es!

—Cuidado se te cae la baba, Ludmila—dice él en un tono que me parece muy arrogante.

—Tampoco te creas mucho.—hago una mueca y decido ignorarlo.

Paso cerca de él, pero él me toma de la cintura y me pega a la pared.

—La habitación ya está desocupada, no me molestaría ocuparla contigo—dice con su rostro pegado a mi cuello. El roce de sus labios en mi cuello es, simplemente exquisito.

Mis piernas ceden y comienzan a temblar.

¡No, Mila! Tú no eres así.

Con la poca fuerza de voluntad que, lo alejo de mí.

—Eres demasiado imbécil para creer que voy a hacer algo contigo—le digo, y me voy para evitar ser tentada por el diablo.

Decido esperar un poco más para poder irme a casa con Michael.

Paso entre la multitud, chicas y chicos borrachos, chicas bailando encima de una mesa, chicos besando a chicas, chicas besando a chicas; lo que hace una fiesta o el alcohol. Después de pasar más de diez minutos buscando a Abby, la encuentro, sentada en el sofá donde hace un par de horas yo estaba hablando con Michael.

Ella me ve llegar entre la multitud.

—¿Qué paso, Ludmila? Buena fiesta, ¿no lo crees?—por el tono de su voz puedo deducir que ya esta borracha.

—Necesito las llaves del automóvil de Sofía—le digo.

—¿Ya te vas?—ella hace un puchero— Quedáte, por favor

—Abby, no puedo. Tengo que irme ya.

Ella se acerca demasiado a mí que hasta siento su aliento a alcohol. Creo que la pobre ya quiere vomitar o algo. No sé como es que ella puede aguantar tanto, aunque cuando se tiene demasiado dinero, las drogas también están a la orden del día.

—Ok, espero que en otra fiesta te quedes—se aleja de mi.

—¿Has visto a Anthony?

—Creo que anda por cualquier lado con una chica—intenta pararse—si crees que él me va a cuidar ahorita, te equivocas. No te preocupes por mí, estaré bien—ella apenas puede caminar un poco hacia mi—.Toma las llaves—me entrega por fin las llaves.

—Gracias, por favor, siéntate o ve a dormirte. Créeme que estás demasiado borracha.

—Lo sé, iré a buscar a Mónica para ver en que habitación puedo ir a dormirme.

—¿Y a quién le dejo las llaves después?—las muevo entre mis manos.

—Pues a mí, sólo llámame a mi celular y ya.

Asiento, y con eso me voy hacia el automóvil de Sofía.

Afuera hay algunos chicos charlando o algunas chicas coqueteando con los chicos. El frío se me cuela por la piel, así que camino más rápido hacia el automóvil de Sofía. Creo que los efectos del alcohol físicos ya están empezando, mi cabeza da un poco de vueltas. Llego al automóvil y abro la puerta del copiloto para poder sacar mi mochila con mi ropa y otras cosas.

Se me eriza la piel al sentir una respiración en mi nuca. Volteo para ver quien es y me sobresalto un poco.

—¿Qué rayos haces aquí?

—Nada, sólo quería salir un rato de la fiesta—dice Nick con su habitual tono ¿sexy? ¿engreído? ¿Que rayos te pasa Ludmila?

—¿Tú estabas en la fiesta? Yo recuerdo que era en una habitación.—recuerdo con total enojo como la chica me saco de la habitación.

—La verdad mi linda acompañante se quedo muy cansada y muy satisfecha, si es eso lo que te preocupa.—se acerca muy peligrosamente a mí—. Ahora tú te escapaste.

—Tú sí que eres un completo imbécil y no, no me escapé. Simplemente un par de idiotas llegaron a invadir mi privacidad.—paso a su lado y trato de ignorarlo, pero él me agarra del brazo.

Volvemos a estar muy cerca. Otra vez puedo sentir el aroma de su aliento.

—Te llevaré a casa, mi automóvil no está tan lejos de aquí —murmura. Su agarre se intensifica, pero no mucho como para lastimarme.

—¿Quién te crees tú para decirme que tengo que hacer y que no?—trato de zafarme de su agarre, pero es inútil.

—Me creo muchas cosas, pero si te interesa saber Tania me pidió de favor que te llevara a tu casa.—Tú y yo tenemos un asunto pendiente.

—Pero Michael va a llevarme a casa y tú y yo no tenemos nada pendiente.—aclaro.

—Él ya se fue, tuvo un inconveniente, así que me toca que llevarte a casa. —Te refresco la memoria—niego, pero él parece ignorarlo—Tú y yo en esa habitación.—dice cerca de mi oído, haciéndome estremecer completamente.

—Puedo ir caminando o en autobús, gracias—le digo molesta. —Y en esa habitación lo que pasó no pudo haber pasado. No hicimos nada, supéralo.

—A esta hora no hay autobuses, y si quieres caminar probablemente llegaras cuatro horas después a tu casa—me dice en tono burlón.—No sabes como me dejaste, así que no puedo superarlo, y yo te hice sentir de la misma manera, ¿recuerdas cuando salí de la habitación?—asiento—Ahora ¿lo vez?

—No sé a que te refieres, idiota—hago una mueca—¿Puedes soltarme el brazo? Me estas lastimando—miento.

—¿Por qué eres tan difícil?—pone los ojos en blanco y me suelta el brazo.

—No entendí que quisiste decir y ni me interesa—hago una mueca. No, la verdad no había entendido que había querido decir, ¿difícil? ¿en que sentido?—Sólo voy a dejarle las llaves a Abby y regreso.

Él sólo asiente. Regreso a la multitud de la fiesta para buscar a Abby y darle las llaves. Y quizás necesitaría un shot para digerir muy bien el hecho de que Nicholas me llevaría a casa.

Creo que le pediré a los Espíritus del bien no caer en la tentación y ceder a cualquier cosa. Joder, esto de ser joven es muy complicado, más cuando la complicación es una persona, y esa persona es Nicholas Delacroix.















¡Ya comenzó la maratón! Tanto me la pidieron que ojalá la lean, sino los castigo sin capítulos por un mes wuajaja.

Bromas.

Los quiero wattpaders, no olviden darle amor a los capítulos y compartirlos si les gusta. Gracias por leerme. Si pudieran darme algunas críticas, se los agradecería mucho.

Besos integrados y derivados.

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