Capítulo 13⚓

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El fin de semana paso muy rápido. Por la tarde, cuando llegaba de trabajar me ponía a hacer las tareas y como casi siempre leía un libro. Al día siguiente después de que mi padre me golpeara, fui a trabajar. Para esconder las heridas tuve que dejar un mechón de pelo suelto, para que cubriera parte de la sien y con el de los labios tuve que gastar en cosméticos para tratar de cubrirlo. Cuando Eliana me vio, se puso preocupada, trato de curarme otra vez y colocarme una banda para heridas. Mi mechón de cabello suelto cubría casi toda la herida, apenas y se miraba.

No quería que las personas vieran mis heridas y me preguntaran que me había pasado o cosas así, porque yo no respondería con la verdad.

Eliana a veces tenía un estado de ánimo muy bajo, trataba de darle ánimos pero a veces resultaba imposible. Paso el fin de semana en la casa de Tania, con la excusa de que mis padres no estarían, y en cierto modo, así era. Ellos se irían casi todo el día supuestamente a hacer tiempo extra en el trabajo, algunas veces si era verdad, otras veces se iban a comer con unos amigos y todo terminaba mal para mi y para Eliana.

Hoy que me levante más temprano para ir a estudiar, tendría que pasar recogiendo a Eliana en la casa de Tania. Les deje hecho el desayuno a mis padres antes de irme para que no me dijeran "que no hago nada". Aún no se habían levantado cuando estaba preparándome para irme.

Fui por mi mochila a mi habitación y así poder salir de casa.

Eliana ya estaba lista cuando la pase a recoger a casa de Tania. En la casa de ella nos quedamos hablando unos cinco minutos como máximo y lo peor de todo fue por lo de mis heridas, la herida de la sien ya tenia costra y alrededor de ella se notaba el color morado, la de mis labios estaba igual de morada. Le dije a Tania que me había topado con un poste de luz, como de costumbre, ella no me creyó. Antes de irme de la casa de Tania fui al baño, para otra vez tratar de cubrir la herida de la sien, y para finalizar me puse un poco de maquillaje cerca de los labios para cubrir lo morado que tenía. Tania me cuestionó demasiado bien por mis heridas, yo siempre trataba de esquivar las preguntas o cambiar el tema de conversación.

—¿Y qué tal tu fin de semana?— le pregunto a Eliana, ya cuando vamos de camino al instituto.

—Pues creo que estuvo muy bueno-mueve las manos cuando habla —fuimos al zoológico y vimos películas por Netflix...ya que no tenemos Netflix.

—Pero te la pasaste muy bien. Eso me alegra.

—Tu cabello luce muy bonito con ese color—ella toca mi cabello.

En el fin de semana me dio un poco de tiempo para hacerme unas mechas californianas azul, pero era un azul oscuro, así que no se notaba mucho. Antes, hace tal vez dos años atrás, casi siempre me teñia las puntas de colores, pero buscaba colores que no se vieran mal con mi tono de piel café con leche. Aunque algunas personas me decían que mi piel era como bronceada.

—Si, es que ya tenía algún tiempo de no hacerme un cambio—comienzo a tocar mi cabello y le guiño un ojo.

—Tal vez algún día yo también me haga un cambio así.

—Cuando tengas catorce o tal vez quince.

—¡¿Por qué?!—chilla Eli.

—Pues ya tendrás más años y estarás mas adolescente.

—No me gusta ser la hermana menor

—Y a mi no me gusta ser la hermana mayor—mi voz suena monótona y decepcionada.

Ser la hermana mayor me traía muchas consecuencias, una de ellas, las constantes peleas que tenía con mis padres por defender a mi hermana menor.

Desastre ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora