Capítulo 20⚓

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Después de la pequeña conversación que tuve con mi hermana, fui a cambiarme y a preparar la cena como la había ordenado mi padre. Adelante algunas tareas de los cursos en donde las habían dejado.

Quería salir, quería alejarme de aquí aunque sea unos momentos. Mis padres habían bebido tanto que después de cenar se quedaron dormidos al instante. Con eso, decido ir a buscar a mi hermana a su habitación para decirle que saldré y que probablemente regrese tarde, para que no tenga miedo por la presencia de mis padres, le digo que se quedaron dormidos. Eliana sabe que cuando ellos mezclan el alcohol y el cansancio, duermen profundamente, que ni la bocina de un automóvil los puede despertar.

Me doy una ducha para despejar mi mente. No dejo de pensar en como Nicholas se atrevió a amenazarme, eso me molestaba aún más.

Me comienzo a cambiar, y elijo ponerme mis habituales jeans de color negro, una blusa de la banda Queen, que es una de mis favoritas. Recuerdo cuando mi tía Esther me la obsequió cuando cumplí catorce años, estaba tan feliz. También me pongo mi chaqueta de cuero negra, que conseguí en una tienda de ropa usada y mis botas con cordones, la mayoría de personas piensan que son estilo militar.

Mi cabello cae en ondas, los mechones de mi cabello que están de color azul oscuro casi no se notan. Como no me hecho nada de maquillaje, sólo salgo así y ya. No sin antes pasar despidiéndome de mi hermana.

El aire frío toca mi piel, es una sensación bastante fascinante. Empiezo a caminar sin rumbo, viendo los árboles que están a la orilla de la acera, veo las casas del vecindario. La verdad me sentía demasiado perdida, y no quería que nadie me encontrara o quizás yo por ahora no quisiera encontrarme. No sé cuantas calles he caminado, así que me siento en la banca del parque, hay unos juegos para niños de un lado, hay columpios, toboganes, un pequeño carrusel y otros más.

De mi pequeña bolsa de mensajero saco mi cajetilla de cigarros, no fumo mucho, sólo de vez en cuando. También saco mi encendedor que tiene plasmado la Noche Estrellada de Vincent Van Gogh, me parecía muy lindo porque tenía una de mis pinturas favoritas.

Mi cigarrillo comienza a arder y le doy una calada, saco el humo lentamente de mis labios. Apoyo mi espalda en el respaldo de la banca y miro al cielo. Apreciaba los momentos de silencio.

Iba por mi segundo cigarrillo, cuando escucho que alguien me habla.

—¿Qué haces aquí?.—Karla, la enfermera del colegio se sienta a mi lado.

—¿Hola?—le digo—.Yo estoy muy bien, gracias ¿y tú?—mi habitual sarcasmo.

—Muy graciosa. ¿Te puedo acompañar?—me limito a asentir—.¿Por qué tan sola?

—Necesitaba despejar mi mente.—muevo el cigarro que tengo entre mis dedos—Esto me ayuda un poco.

Veo que trae unas bolsas de papel marrón, supongo que viene de comprar algunas cosas.

—¿Te debería regañar por fumar y ser menor?.—hace una mueca y luego esboza una sonrisa.

—No es para tanto, además, estamos fuera del horario de clases y tú me consideras tu amiga, ademas estoy en el club de tu tío—le doy un guiño.

—Sí, lo sé. Compartiré algo contigo—comienza a buscar en una bolsa—Ten.—me entrega un jugo de manzana.

—Gracias, aunque pensé que era algo más—agarro el jugo.

—Sé que a veces bebes vodka, tequila y cerveza, pero no te voy a dar algo así, aunque a veces yo beba contigo.—hace un ademán—Ya tengo mucho con las charlas que a veces tenemos y los cigarrillos.

A veces Karla pasaba a charlar conmigo cuando podía, de vez en cuando me daba un cigarrillo y yo a ella. Pienso que no es algo ejemplar, pero igual yo fumaba con o sin ella. Karla me aconsejaba, a veces tomaba sus consejos, otras veces no, probablemente porque soy muy terca .

—Por cierto, ¿qué tal te va con tu novio?.—trato de hacer conversación.

—Ya no tengo novio, prefiero concentrarme en otra cosa...hay algo que quiero decirte.—eso logra captar mi atención.

—¿Qué es?.

—Nicholas Delacroix llegó a preguntarme si tú habías llegado a la enfermería, se preocupa por ti.—el humo que aún tengo en la boca lo saco de un golpe. Ella levanta una ceja—Adivino, ¿están saliendo?.

—No, claro que no. ¿Acaso soy el tipo de chica en la que él se fijaria?—digo haciendo una mueca—¡Obvio no! Y no quiero problemas con Jennifer.

—Entonces está muy raro. Si pregunta otra cosa yo te aviso.—me da un pequeño golpe en el costado—El chico está muy guapo, es como un ángel caído, si él quiere algo contigo, deberías de aprovechar.—ella se encoge de hombros.

—¿Quieres que te haga una lista, recordándote como es él en realidad? Para empezar, Jennifer y él son amigos con derechos, o novios. Se lleva una chica cada fin de semana para complacer sus deseos y necesidades de hombre o como sea. ¡Tiene veinte años y yo dieciséis!—recalco la última frase—Y por último, yo no soy su tipo, ya sabes, la chicas esbelta, alta y linda en las que él se fija.

—Para empezar ya casi cumplirás los dicisiete. Todo cabe en lo posible.

—¿Qué quieres decir?.

—Que todo existen muchas posibilidades en la vida, sea una buena o mala. No cuestiones al destino.

—No lo cuestiono, solo soy realista.

—No eres realista, eres negativa.

—Y la verdad no entiendo por que demonios estamos hablando de Nick—frunzo el ceño.

—No hablamos de él,  hablamos de las posibilidades de la vida.

—¿Cuáles son mis posibilidades en la vida para cualquier cosa que haga?—cuestiono. Creo que la verdadera pregunta era ¿Cuáles son las posibilidades de que yo sea feliz?

—No tienes que preguntarme a mí, a veces tú haces las oportunidades, las posibilidades. Así que mejor deberías de cuestionarte si tú buscas buenas oportunidades.

Quizás tendría que aprovechar las buenas oportunidades, la cuestión es: ¿Yo hago mis oportunidadea?

Tal vez...no lo sé.







Hola, hola desastrosas derivadas...y si hay desastrosos igual ¡hola!

Espero les este gustando la historia, a petición de ustedes, como ven ¡hay nuevo capítulo!

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Si tienen preguntas por twitter se las responderé. En instagram verán unos adelantos de los capítulos.

Gracias por leerme. 

Besos derivados e integrados.

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