Capítulo 47⚓

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Literalmente no sabía que estaba haciendo, me sentía perdida, algunos dicen que para encontrarte tienes que perderte, pero en este caso yo me perdí hace mucho y todavía no he logrado encontrarme. Después de haberme besado con Nick, la frustración se apoderó de mi mente, y quizás era todo, pero últimamente la Magdalena no era Rita sino yo. Algo no estaba bien conmigo y eso me ponía peor, de alguna forma sentía que le había fallado del todo a mi hermana, a mis padres y a mí. No podía regresar el tiempo para cambiar lo que hice, pero quizás podía enmendar las cosas. Estaba jugando con fuego y no me importo quemarme en el intento. Sabía quien era él, y a pesar de todo yo lo bese. Todo empezaba a frustrarme, yo estaba loca y mi mente retorcida.

—¿Qué pasa?—desperté a mi hermana.

—Nada.

—La nada no existe cuando te frustras por algo—ella aún acostada en la cama voltea a verme.

—Es algo que quizás no entenderías—volteo a verla.

—Quizás no, pero eres mi hermana y puedo hacer el esfuerzo para lograr entenderte—me abraza.

—Gracias por preocuparte, pero son solo estupideces y no quiero pensar en ellas—me calmo. Después de este episodio de frustración y estupidez ya no volveré a besarme con Nicholas. Eso me desequilibra emocionalmente, lo cual me parece patético y estúpido, porque yo no soy así, no demuestro lo que siento.

Nick alteró un poco esa parte emocional que poseo muy pero muy en mi interior. Eso me enoja, tengo que ser fuerte por mi hermana y enfocarme solo en ella, no en un chico que probablemente busca llevarme a la cama para quitarme una de las cosas mas preciadas que tengo, la verdad tengo que aprender a valorarme más para ya no cometer errores que puedan desequilibrar mis emociones...o mi corazón. Yo no nací para estas cosas del amor, quizás sea orgullosa, pero prefiero serlo a perder mi dignidad por un mujeriego.

Entre tanto pensar mis ojos se fueron cerrando hasta caer en los brazos de Morfeo.

                          ⚓⚓⚓⚓

Siento unas pequeñas en mi espalda, dándome pequeños golpes. Poco a poco abro mis ojos hasta que pueda adaptarme a la luz del sol que entra por la venta de cristal. Lo primero que vea es a una Natalia muy despierta y sonriéndome, jala mi cabello muy suavemente para terminarme de despertar.

—Lud, despierta ya—ella me habla muy bajito.

Eliana está ya despierta junto con la pequeña Natalia.

—Te lo dije, Natalia, Lud a veces es muy dormilona—Eli se agacha hasta quedar de la altura de Natalia.

—Lud, por favor, llévame a jugar—Natalia me pone carita de angelito.

Aún sigo cubierta con las sabanas y la verdad no quiero levantarme, pero las manitas juguetonas de Naty hacen que haga el mayor esfuerzo por levantarme, pero después unos brazos fuertes me levantan de la cama, ahogo un grito de la sorpresa.

—¡¿Qué te pasa, Nate?!—sus brazos aún me sostienen y mi corazón se acelera al ver que no lleva una camisa puesta.

¡Mierda! Tiene un cuerpo como los dioses del olimpo o los ángeles caídos. Volteo a ver hacia otro lado para que mis ojitos no sean afectados por tanta belleza. Pero creo que fue un intento fallido, porque veo que sus brazos están muy bien fornidos, su abdomen está bien definido y su pecho también, en su brazo izquierdo veo que tiene un tatuaje de un reloj de arena con alas, ramas y espinas. Por instinto o por idiota toque su tatuaje, la verdad es muy lindo, quizás porque a mi me gusta dibujar y pintar me gusto lo artístico del tatuaje. También tiene una rosa oscura en el pecho, la verdad le queda muy bien.

Desastre ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora