Capítulo 62⚓

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Natalia había tenido por la mañana un ataque de asma, al igual que yo. Al principio me asuste, entré en pánico. Mi hermana y yo ya teníamos dos años de haber tenido nuestro último ataque de asma y ver a Natalia sin poder respirar bien, me hizo entrar en pánico. Rápidamente busque su inhalador, y pude ayudarla. Ahora ya está tranquila, jugando de aquí y allá. Neale y Nate están descansando cerca de la piscina y también la ven jugar.

La resaca de Neale y Nate ha de ser peor que la mía. Aunque aún tenía un poco de dolor en la cabeza.

—No te vez nada bien, Ludmila—Neale se acerca a mí.

—Ni lo digas, siento que a veces la cabeza me va a estallar—hago una mueca.

—Creo que salir te haría muy bien, Mila—dice y sonríe de manera sexy. ¿Mila? ¿Desde cuando eramos tan cercanos para que me llamara así?

—Estoy cuidando a tu hermana, no puedo—niego con la cabeza.

—Pero creo que puedes dejarla un rato con Nate o Nick—se encoge de hombros.

—Seria un poco irresponsable de mi parte—admito—, además, ayer Eliana cuido a tu hermana.

—¿Por qué siempre eres una niña buena?—se ríe. Creo que su risa es un sonido que haría que cualquier chica, se quitara las bragas en dos segundos.

—¡Auch!—llevo una mano a mi pecho y fino dolor—, que cruel eres.

—No lo soy—su mano pasa por mi mejilla, eso hace que mi piel se estremezca.

Sus ojos son tan azules como los de su padre y sus dos hermanos. Pero los ojos de Nick son como el cielo y el océano juntos, como algo infinito. Son un infinito inefable.

¡Mierda! ¿Por qué pienso en él de esa manera? No debería de hacerlo, él toda la vida me ha molestado, además, no soy su tipo. Seguramente soy como un juguete para él. Pero no puedo parar esto, no sé como parar esto. Por buscar una distracción, estoy encontrando otra cosa, es como una serendipia, pero aún no está concreta del todo, es decir; aún no sé que encontraré al final de todo esto. Me amedranta lo que pueda encontrar, pero tengo que arriesgarme.

Arrugo la nariz cuando siento que la mano de Neale se aleja de mí.

—Que tierna te vez cuando haces eso—creo que eso fue una especie de deja vú. Nick me ha dicho eso un par de veces, sino estoy mal. Estos tres hermanos me hacen estar en una situación muy confusa.

—¿Gracias?—frunzo el ceño.

—Deberías de venir al cine conmigo—dice mientras se mete las manos en los bolsillos de sus jeans.

—Otra vez con lo mismo—pongo los ojos en blanco—, Neale, ya te dije que tengo que cuidar a tu hermana.

—Sí, ya sé, pero a veces la llevábamos donde la abuela, no creo que le moleste tener a Natalia. Además, no la dejas con alguien desconocido, es nuestra abuela—me explica. Sé que por lo que me está diciendo, se esfuerza para que le digo un sí.

Analizo la situación, pero ¿por qué su abuela no venía a ésta casa? Me parece muy extraño todo el rollo. Pero como soy curiosa como el gato, prefiero preguntar:

—¿Por qué tu abuela no viene aquí, a la casa?

—Mi abuela y mi abuelo casi nunca vienen a la casa—suspira—, no están de acuerdo con la vida que llevamos mis hermanos y yo.

—¿Qué quieres decir?—frunzo el ceño.

—Ya sabes, fiestas, alcohol, sexo, chicas—hace una mueca.

Desastre ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora