[012]

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  El sabor a tabaco que Roger le traspasó a Brian en esos apasionados besos, se estaba mezclando con las agradables esencias que la masa dulce estaba dejando en la boca del guitarrista. Cuando acabó de comer, con sus dedos se puso a jugar con las migajas que estaban repartidas aleatoriamente en la mesa, quedando así totalmente enajenado de la conversación que sus amigos estaban teniendo.
  Al darse cuenta de aquello, John intentó llamar la atención de Brian para que éste se sumara a la conversación, lo cual, no logró sino hasta decir el nombre del castaño por segunda vez.
  —Briannn, uhm ¿hola? Tierra llamando a Bri —Deacon sacudió su mano en frente de los ojos de su amigo, haciéndolo reaccionar de una vez por todas.
  —Lo lamento, lo lamento —pestañeó varias veces—. Me distraje, es todo.
  —Y jugando con la comida te distrajiste... ¿No sabes que eso no se hace? —le dijo bromeando Roger mientras se reía— Deacy, eso también va para tí.
  —Rog, no porque sea el menor de los cuatro me voy a comportar como un niño —rebatió John para luego mostrarles a sus amigos lo que había hecho—. ¡Miren!, hice un castillo con las sobras de las donas. También hice a los habitantes —mostró dos migajas de distintos colores—: estos son la reina y el rey. Alabadlos, simples mortales  —habló con otro acento.
  Mercury, miró extrañado el supuesto castillo que el bajista había hecho para luego prepararse para empezar a debatir sobre el uso que le había dado a las sobras que sus amigos y él habían dejado.
  —Hay niños que se están muriendo de hambre ahora mismo. ¿Lo sabías, Deacy?
  —Pues sí, por eso les hice un castillo de donas: para que vivan en él y de paso se lo coman —se encogió de hombros para luego agarrar las sobras de la dona de Brian y ponerlas como piedras en el puente del castillo.
  —No tiene mucha lógica... —deliberó Roger.
  —Pues no, no lo tiene. Y otra observación: son migajas de donas —agregó May—, no donas.
  —Sí, sí, lo que sea. Al fin y al cabo ¡es comida!
  Mientras Freddie y John seguían discutiendo, Roger volteó su cabeza hacia a ellos, logrando observar el debate que tenían armado aunque después de unos segundos dirigió su vista a Brian, quien al darse cuenta de que el rubio lo miraba atentamente, hizo lo mismo.
  El baterista le sonrió cálidamente, el contrario imitó la acción mientras miraba la sonrisa que el ojiazul le dedicaba. Sintieron el mundo desaparecer por unos segundos, pero lamentablemente eso no estaba ni cerca de ser la realidad. La delgada burbuja que los separaba de la realidad se rompió por la alterada voz del persa que aún debatía con Deacon.
  — ¿Sabes?, hasta aquí llega el debate. Seguir peleando por algo que ya gané es estúpido —le restregó al bajista su supuesto triunfo en la cara.
  —Está claro que yo gané —dijo por lo bajo el otro participante de la pelea ya concluida.
  —Am... bueno, ahora que acabaron de discutir ¿por qué no mejor nos vamos? La cuenta ya la pagamos cuando fuimos a ordenar más donas —aclaró el guitarrista, recibiendo la aceptación de sus compañeros para retirarse del lugar.
El grupo completo se levantó de sus asientos, y una vez se pusieron sus chaquetas se dirigieron a la salida y se fueron, encaminándose hacia el estacionamiento finalmente. Al llegar a este, Frederick examinó el entorno y en consecuencia miró al rubio, quien estaba conversando con John. Le habló extrañado de la situación.
  —Rog, no vi tu auto al salir del estudio. ¿Fuiste en bus?
  El atacado con la pregunta lo observó con tristeza en los ojos, deteniéndose en seco a penas recordó lo que había pasado hace algunos días atrás. Metiendo ambas de sus manos en sus bolsillos se decidió por responder.
  —Es que me lo robaron hace unos días atrás... —aclaró sacándole risas a quien junto a él había presenciado los momentos después del robo.
  —Brian, ¡no te rías! Esto es algo serio —lo regañó Deacon mientras golpeó su brazo.
  — ¡Por fin alguien que lo entiende! —Roger volteó, quedando en frente de Brian y mirando hacia arriba, no estableciendo contacto visual con él por el momento. Arrugó sus cejas, demostrando que al parecer estaba enojado, sin embargo, había una mezcla de victoria— No como tú, rascacielos andante.
  Cuando se miraron fijamente, Taylor se sintió un tanto intimidado por lo que sus ojos le hicieron ver: una desafiante mirada de parte del castaño acompañada de una sonrisa ladina y juguetona.
  —Pues por lo menos tengo altura suficiente para subirme a las montañas rusas —Roger calló lo que le iba a decir—. Además –cortó el contacto visual—, sabes que no me río porque te lo robaron, me río porque le habías puesto de nombre Marilyn o algo así, ya no recuerdo.
  — ¿Marilyn? —Mercury pregunto para después dar paso a risitas que guiaron a una carcajada. Con John pasó lo mismo.
Ya todos sabían de la enfermiza y extraña atracción de Roger hacia los automóviles y ya no lo dejarían en paz con ese tema.
  — ¡¿Quieren callarse?! ¡Ustedes no saben el dolor de la pérdida de algo que tanto amas! —Roger se cruzó de brazos hecho una furia, sin embargo sus amigos no cesaron las risas y siguieron a paso lento al pequeño rubio, quien intentó abrir la puerta del copiloto del auto del guitarrista.
  Esta, al estar bajo llave no abrió, volviendo la situación aún más graciosa.
  Brian, intentando reponerse de las risas que soltó, abrió la puerta fácilmente gracias a las llaves. Una vez dentro, Roger se sentó de brazos cruzados, con una expresión de enfado. Esto hizo parecer que la escena fuese el berrinche de un niño de cuatro años a quien no le habían comprado lo que querían.
  Observó desde dentro como sus amigos se despedían; Fred lo hizo de John y de Brian adecuadamente, mientras que a él, le gritó «adiós, querido viudo» lanzando un beso al aire mientras reía y entraba en su auto. Puso en marcha este y al cabo de unos segundos, se perdió en la oscuridad de las calles de la ciudad.
  Brian y Deacy procedieron a entrar al auto, Roger estaba dentro con la disposición de ignorar a todos y a todo.
  John, riéndose aún, extendió su mano hacia el rubio con la finalidad de pedirle disculpas por la —según Roger— extrema falta de respeto que le hizo al burlarse de la pérdida de su chica —sí... nos referimos al auto—.
  —No te enojes, ¿quieres? No era mi intención hacerte sentir así. Es solo que... debes admitir que Marilyn es un nombre exagerado para un auto.
  Roger terminó por tomar la mano de John y hacer un apretón de manos con el bajista, a pesar de seguir molesto. Cuando soltó la mano del menor y el vehículo se puso en marcha, amainó el sentimiento mientras observaba los faroles iluminar las solitarias calles por las que pasaban y el viento fresco golpeaba su rostro.
  Pasaron unos minutos y el menor de los tres cayó dormido despidiéndose con un «despiértenme cuando llegue mi hora». May lo observó por el espejo retrovisor, confirmando que Deacy se veía como un niño volviendo del cumpleaños de su mejor amigo.
  —Entonces —Brian habló al corroborar que John estaba dormido—, ¿estás enojado aún por lo de Marilyn?
  —No —Roger notó que el coche se detuvo por una luz roja en el semáforo—, ya lo superé —respondió cortante.
  —Me dejas bastante claro que ya es un tema superado —Brian sonrió, mirando la vacía calle. Desvió sus ojos hacia su muslo, el cual tenía encima la mano del ojiazul, observó a este ahora.
  —Ahora todos lo saben por tu culpa —no le dirigió mirada alguna.
  —Te dije perdón miles de veces —dijo en volumen bajo, después rió de la misma forma y acaricio la antemano del contrario—. Anda, ya cambia la cara —se le acercó un poco.
  Taylor ahora lo miró e hizo lo mismo. Intercalaron sus miradas entre los labios y ojos del otro variadas veces. El más bajo por el rabillo de su ojo se dio cuenta que la luz verde se encendió.
  —Luz verde —anunció susurrando. Alzó una de sus cejas antes de terminar su oración—, arranca.
  Roger volvió a sentarse de manera correcta eso sí, sin sacar su mano del muslo izquierdo del otro. 
  No tardaron mucho más y ya estaban en la casa del baterista. Este dijo entre suspiros –no puede ser- a la vez que se quitaba el cinturón de seguridad y centraba su atención el auto estacionado en la acera de su hogar.
  — ¿Qué? —Preguntó Brian
  —Los de la casa consiguiente a la mía estacionaron en mi acera: segunda vez que lo hacen, creo que tendré que hablar con ellos...
  —Ya veo...
  Se quedaron callados por un momento.
  Roger estaba a punto de salir cuando antes de esto, Brian llamó su atención, este lo miró, pero el mayor se quedó sin palabras.
  —Descansa —fue lo único que salió de su boca.
  —Gracias, tú igual.
  Ambos se sobresaltaron al ver que fue John quien respondió, volviendo a dormir al terminar su respuesta. Se rieron por unos segundos, acabando por mirarse a los ojos. Se sonrieron. Por un momento, todo sentimiento negativo se esfumó del ser del menor al ver al ruloso sonreírle de esa manera. El rubio abrió la puerta y salió del automóvil, sin embargo, la necesidad de voltear le urgía. Metió su cuerpo por la puerta abierta del auto, se acercó al rostro de Brian e intercambió un par de besos con él. Ninguno se quería soltar, pero al ver la situación en la que estaban, lo hicieron.
  —Brian... —rió por un beso que le dio— debo irme.
  —No, no debes... —susurró, casi rogándole que se quedara.
  Roger soltó una risita, salió del auto y articuló las últimas palabras que le diría en aquel día al castaño.
  —Adiós, Bri —sonrió. Sus pómulos se levantaron levemente, un detalle que Brian recordaría de ahora en adelante.
  —Adiós, Rog.
  El ojiazul salió sonriente armando una corazonada de que el contrario aún mantenía su mirada fija en él y antes de entrar a su hogar, giró por última vez. Sus sospechas eran ciertas: Brian seguía ahí, mirándolo. Aprovechando esto, lanzó un beso al cielo y el guitarrista rodeó sus ojos para fingir atraparlo y reír mientras recargaba su cabeza en su mano.
  Roger le sonrió una última vez, haciendo una señal con la mano para luego darse la vuelta y sonrojarse en paz. Sacó las llaves de su casa y abrió la puerta de esta, suspirando una vez dentro. Sintió el auto de Brian arrancar, se asomó por la ventana a mirar el coche partir hacia la otra ubicación.
  Sin embargo, volteó al sentir pasos acercándose a él. Contorneó la figura de la persona con la mirada, sonriendo al llegar al rostro del misterioso personaje. El último nombrado, articuló.
  —Llegas tarde, amor.


HOLA AKAJJAJAJAJAJA EL SUSPENSO LXS MATA Y YO LO SÉEEEE JEJEJEJE. Bueno amikos<3 muchas gracias por los buenos deseos y comentar más a menudo, ¡ya somos 452 leídas!(PUSE 352 PERDÓN AKAJAJJAJA) Y sentimos que se han portado súper bien, así que, lxs premiamos con este segundo capítulo para alegrar su lunes amigxs. Ahora, que ya tienen un poco de conocimiento de la situación en la que está nuestro Roger, ¿quien creen que es la persona (el/ella) que lo recibió? Comenten KDBKDBD queremos ver que traten de adivinar. Y como estamos en onda de adivinanza, ¿qué creen que sucederá en el siguiente capítulo? Vamos a responder a TODOS sus comentarios, así que denle, que tenemos harrrrto tiempo. Ya, chaito, buen comienzo de semana amigxs.
-Ella💕

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