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[Landover, Estados Unidos – Noviembre de 1978]

  Aura sopló las velas y se apagaron. Todos celebraron y aplaudieron. Era un año más para Aura, y para Queen, este era el día en que tenían en sus manos por primera vez el álbum "Jazz". El disco saldría a la venta en unos días.
Cuando le dijeron a Aura que cortara el pastel, afirmó con infantil y quejumbrosa que no sabía cómo hacerlo, y que por lo general lo hacían sus padres o hermanos. Finalmente, lo cortó con la ayuda de André.
  De fondo sonaban las canciones del álbum. Varios de los presentes comentaban sobre el disco, tal era el caso de Christine, que estaba sentada charlando con John y Brian.
  —Me parece increíble que tuvieran el disco listo en tan poco tiempo. Digo, normalmente demoran más, ¿no?
—Sí, más ahora que Roy ya no trabaja con nosotros y nos tuvimos que adaptar a Mike, pero lo importante es que salió bien. Incluso la disquera ya mandó algunas copias a los periodistas para que las críticas salieran el mismo día en que será la rueda de prensa y la fiesta por el lanzamiento —respondió Brian.
  —Oh, tantas cosas que hacer... Y eso de que estaban grabando en gira debe haberlo hecho mucho más pesado. A Freddie lo noté algo más cansado en los conciertos.
—Bueno, es el vocalista. Si hay más o menos trabajo, inevitablemente se verá reflejado en él. Pero no es nada nuevo.
—El personal ayudó bastante —se pronunció Deacon.
—Son tan responsables y trabajadores. Andan todo el día pendiente de la banda y de las canciones... Eso es tan admirable. Cualquier otro en su lugar ya estaría aburrido.
  John rió algo incómodo, pero logró cubrirlo a tiempo para responder con naturalidad.
  —No es la gran cosa una vez te acostumbras.
  La charla siguió entre Christine y Brian.
Deacon participó de manera escasa en la conversación después de que tuvo unos momentos su atención en Aura y la vio besándose con André.
  — ¿Estás bien? —Preguntó Brian.
—Me distraje nada más —rió.
  Esta vez se negó a volver a ser partícipe de la charla, así que la escuchó continuar únicamente entre May y Christine.
Los rubios mechones del pelo de André eran peinados por los dedos de Aura y su chaqueta era usada por ella igualmente. Coquetearon y se besaron nuevamente. De repente la situación a John lo hizo un poco incómodo, incapaz de quedarse tranquilo. Y no sabía qué le pasaba, porque era la primera vez que sentía un sentimiento de ese tipo. Ni siquiera con Verónica le sucedió algo así. ¿Era que Aura le provocaba complicarse? Porque hubiera deseado decirle a André que la dejara en paz y llevársela, sin embargo, no podía hacerlo. Debido a que estaba Christine, tenían que lucir estrictamente como amigos.
Volteó hasta Mullen, haciéndose aún más difícil mantener la compostura. A causa de que ella estuviera allí, tuvo que poner tantas reglas entre Aura y él que esos días había estado durmiendo solo en su habitación. Sin Christine alrededor todo era normal y mientras más acertado sentía que estaba el pensamiento, menos le agradaba que Christine los acompañara. ¿Cuál era la necesidad de Brian de traerla?
Jugó con sus dedos en un intento de distraerse.
Cuando Aura se levantó y quedó sola junto al pastel, fue hacia ella con el pretexto de conseguir un pedazo de pastel.
  —Estás un año más cerca de la muerte.
—Eso no es alentador —rió un poco, pasándole el plato a John.
— ¿Cuántos son ya?
—Unos cuantos, unos cuantos —se quedó mirándolo—. ¿Qué?
—No me lo dirás, ¿cierto? —Aura negó, sonriente. John suspiró y dejó escapar una risita, apoyándose en la mesa con la mano—. Puedo servirme solo.
—Ahora que aprendí a cortar pastel, ¿vas a impedir que lo haga? —Rió, susurrándole después—. André puede esperar.
  — ¿Puede? —Dijo irónico, arqueando las cejas, sin observarla.
  Aura con solo mirarlo pareció entender lo que sucedía.
  John borró de inmediato esa expresión de su rostro.
  —Deberías venir a mi habitación después del concierto —tomó el plato y sonrió—. Feliz cumpleaños.
  Ambos sonreían, porque era obvio que se verían esa noche.
La pequeña conversación había sido observada por Freddie. Notó la forma en que intentaban ocultar sus sonrisas traviesas cada vez que hablaban.
Suspiró cansado. Ni siquiera cuando estaba Christine separándolos podía descansar de pensar en el tema. ¿Por qué el poder de los Dioses lo puso en esta situación? Al menos no debía lidiar con los celos que le daban verlos juntos y el enojo que sentía cuando veía a John ser así de irresponsable. Deacon parecía ignorar que tenía una esposa embarazada de siete meses, esperándolo en casa, cuidando a un hijo cuyo padre está ocupado comprándole regalos y obsequiándole boletos de conciertos a una americana mucho más joven que se vestía con modas pasadas.
¿Por qué se esmeraba tanto en esconder de Christine lo de Aura y él si ya casi la mitad del personal lo sabía? ¿Podría Mullen haber conocido a Verónica en algún momento y amistarla? ¿Es que son amigas y por eso John prefería no correr riesgos?
Estaba muy decepcionado con John. Nunca pensó que fuera así.
No encontraba respuesta a la mitad de lo que se preguntaba, pero, siendo el único que parecía saber lo que sucedía, tal vez era su deber devolverlo al camino correcto. Si John no estaba con él, entonces tenía que permanecer con Verónica, pero no con alguien más.
Ahora era su deber salvar esa relación. ¿Cómo lo haría?
  — ¿No te parece Christine increíble? Quiero decir, recuperar el contacto con tu "amigo" justo cuando se volvió famoso... Esa perra está aquí solo por el dinero y la fama. ¿Cuándo es que se va a ir?
—Me pregunto lo mismo —le seguía el juego Freddie a Roger, siendo que se refería a Aura. Deseaba que ojalá apenas dejaran Estados Unidos, Aura desapareciera de la gira—. ¿Por qué John dejará de lado a Aura cuando Christine está cerca?
—Podría ser que ella y Verónica son amigas o algo... Es lo único que se me ocurre —resopló, mirando a Brian con anhelo de que esa noche se disculpara y todo ese problema quedara en el pasado. Pero al lado de May estaba Christine, y apenas la veía, se le hacía imposible contener esos celos que tenía hacia ella—. Siento que con Christine podríamos haber sido amigos si es que no anduviera dispuesta a pasarle el culo a Brian cuando él quisiera.
  Cuando la conversación se detuvo, miró hacia un lado y se dio cuenta de que Paul acababa de regresar a la sala. Prenter lo miraba. Frunció el ceño, haciendo que Paul dejara de mirarlo.
  —Igual que ese tipo. Lo bueno es que anda apegado a ti y no a mi Bri. ¿Qué pasa ahí, eh?
  Freddie rió con nerviosismo, respondiendo y atropellándose con las palabras.
  — ¡Qué preguntón andas!... Incluso para ti, que siempre armas escenarios imposibles y alegas como si fueran reales, es demasiado. Dios, eres igual a Brian. Son tal para cual.
—No, no. Brian arma escenarios en su cabeza y se queja de cosas que ni siquiera están pasando, yo solo alego por los que son reales.
—Te avisaré cuando te crea —rodó los ojos—. Igual, ¿qué con Bri y tú?
—Bri anda distraído y cansado porque estamos viendo los preparativos de la boda.
— ¿Preparativos, en serio? Qué bueno. ¿Cómo es que Bri no ha mencionado nada?
—Es que aprendimos a disimular por fin y por eso ya no nos hablamos tanto en público. Pero lo vieras cuando estamos solos, ¡uff! Parlotea de eso cada que puede.
—Qué tiernos... ¿Entonces resolvieron lo de Christine?
—Habla de la boda y de nada más. Cada que no estamos en una fiesta o en un concierto, duerme todo el día y quiere estar solo. Así que, no.
—Pero no hay de qué preocuparse, tranquilo. No es primera vez que lo hace. Además, si solo habla de la boda entonces es una buena señal.
—Lo sé. Por eso ya no me inquieta tanto dejarlo solo, porque sé que eso es lo que necesita para estar bien, pero cada que lo dejo solo aparece Christine —miró a la chica de una manera en que se veía que los celos le desbordaban de los ojos. En ese instante, May le devolvió la mirada, así que se vio obligado a apartarla—. Bri cree que no sé que me engaña, pero él no es bueno para ocultar cosas. Menos si tienen que ver con sentimientos y mierdas así.
  Recordó lo nervioso que Brian se ponía al principio cuando lo besaba, al intentar decir que lo amaba. Era tan tierno que con pensar en ello sonreía. Que Freddie respondiera lo trajo de vuelta al presente.
  —Vamos, no creo que te esté engañando.
—Si lo hace, no entiendo por qué sigue conmigo.
—Te ama.
  —Eso no quita las ganas que tengo de deshacerme de Christine.
  —Ay, Roger. Qué psicópata.
  Los dos rieron.
  — ¿Cómo no voy a querer hacerlo si Brian, cada vez que está con ella, empieza a sentirse mal y actúa extraño? Come mucho o nada, duerme todo el día o se desvela. Y no hay un patrón, mucho menos punto intermedio. De verdad quiero que esté bien, no quiero que le pase nada. Y si Christine es la causa de que Bri esté así... Entonces lo lógico sería alejarla, ¿no?
  Mercury admiraba el cuidado de Roger por Brian y lo buen novio que continuaba siendo a pesar de que la actitud de May dejaba mucho que desear. Entendía claramente la posición de su amigo, pero parte suya encontraba objeciones para alejar a Christine. Porque si Mullen no estaba allí, ¿cómo iba a mantener alejado a John de Aura?
La mejor solución era mantenerse neutral, pero la petición de Roger lo llevó a tomar el enfoque opuesto.
  —Pero eso no lo puedo hacer solo. ¿Me ayudarás, Fred? No lo hagas por mí, hazlo por Bri.
  ¿Cómo negarle un favor así de mínimo a Taylor si después de todo, éste le contó tantas cosas confidenciales y parecía confiar únicamente en él? Necesitaba tomarse un tiempo para pensar en ello, pero no podía permitírselo, especialmente cuando la felicidad de sus dos amigos se veía amenazada si vacilaba tanto su respuesta.
  —Haré lo que pueda.
  Roger sonrió ampliamente.
  —Tú sí que eres un buen amigo.
  Paul miró a su alrededor esta vez y Aura le entregó un trozo de tarta. Necesitaba hablar con Freddie, pero sería difícil acercársele con la compañía de Roger. Iría de todas maneras.
Ese miedo que le tenía a Taylor, ese día disminuyó cuando se percató que Roger le daba una mirada totalmente indefensa a Brian. Notó que los ojos de Taylor brillaban y que su rostro se iluminaba, sin embargo, al ver que Christine estaba allí, toda la alegría se convirtió en celos, y Roger no había aprendido a ocultarlos. Sabía que por más que Taylor fanfarroneara de gozar de seguridad en sí mismo, había algo con lo que se sentía amenazado. Al ver que esto era cierto, no pudo evitar cambiar su visión de él, así que fue donde Mercury.
Llegó y los dos de repente se quedaron en silencio.
  — ¿Interrumpo? —Consultó incómodo.
—Sí —respondió Roger sin importarle mucho el regaño pequeño que Freddie le dio.
—Lo lamento. Es que necesito hablar con Fred.
—Ah... ¿Podría ser después, tesoro? Estoy ocupado.
—Oh. Sí, como quieras.
  La duración de la conversación fue menor de la esperada, aunque parte de él sabía que así sería. Recientemente, Freddie se estaba alejando cada vez más, y no  tenía idea de por qué. ¿Habrá sido que dijo algo?, ¿o Mercury lo alejó porque lo que sucedió en Francia lo hizo sentir incómodo?
  Aunque preocupado porque Frederick se alejara, todavía quería convencerse a sí mismo de que aquello era normal, porque se dio cuenta de que había empezado a hacer lo mismo con John, que le hablaba muy poco. ¿Por qué Mercury se portaba así?
  No tenía muy claro lo que estaba pasando, pero sí sabía que debía buscar la manera de que Frederick acudiera siempre a él y que no lo alejara como lo hacía con los demás, porque no podía arriesgarse a ser despedido, no al menos hasta que termine su trabajo y  fuera ascendido al puesto que deseaba ocupar: el de Roger. Quería estar así de cerca de Brian.
  Pero, ¿cómo llegar allí? ¿Qué podía hacer? ¿A dónde debe ir? Paseó la vista por el lugar en busca de respuestas, fue allí que Brian lo llamó y lo invitó a unirse a él, John y Christine. Se sentó junto a May y miró a Roger a los ojos.
  Taylor despreciaba con la mirada a Mullen, haciendo darse cuenta a Paul que tenían algo en común después de todo: ambos necesitaban deshacerse de Christine.
  Había una respuesta para Prenter: mantenerse cerca de Roger. Pero, ¿cómo hacerlo si Taylor lo ahuyentaba y su único boleto para estar cerca de él lo ignora? ¿Qué haría con tan pocas opciones a las que recurrir?
  Después de la celebración, la mayoría se marchó a su habitación, excepto por Brian, John, Christine, Aura y sus amigas, y André, quienes se quedaron de los últimos para ayudar a limpiar y ordenar.
A veces se distraían con cosas que se encontraban en el piso y hablando.
  — ¿Y desde cuándo vienes con Queen? ¿Hace cuánto los conoces? —Preguntaba Eleanor a Christine.
—Desde que empezaron en la universidad.
— ¡Oh, entonces de verdad eres fanática de ellos! Con razón todos te hablan con tanta confianza, incluso más Brian.
—No, no. Digo, sí, me gusta su música, pero en realidad ellos no me invitan.
  Nevada y Milán se rieron. Eleanor las miró conteniendo una sonrisa.
  — ¿Qué? —Preguntó confundida Mullen.
—Puedes aceptar que vienes como nosotras. No vamos a juzgarte —intentó calmarla Eleanor—. ¿Crees que no vemos cómo se miran Brian y tú?
—No, no, están en un error... —Christine rió suave—. Él está comprometido. Estoy aquí porque soy una asistente como lo es Paul.
—Oh, error nuestro. Lo sentimos, linda.
—No se preocupen.
  Christine sonrió y se retiró.
El trío empezó a hablar entre ellas.
  — ¿Desde cuándo Brian está comprometido?
—Pensé que habías visto ese anillo que tiene —respondió Nevada a Eleanor.
—Es que siempre todos usan anillos. No me queda claro. Por ejemplo, Roger tiene un anillo igual y no está comprometido.
—Al menos eso es lo que nos dice.
—Verdad...
—No lo sé, Aura me comentó que John le contó que parece que Christine es la novia de Brian...
  Las chicas miraron a Mullen.
  — ¿Creen que le hayamos caído mal? —Preguntó Milán.
—Tal vez le dimos miedo.
  Los tres se rieron del comentario de Eleanor. Después de terminar la mesa, hablaron con André y Aura, yéndose, diciendo que se iban a arreglar para el concierto.
John se despidió de ellas en conjunto de los demás, manteniendo su mirada hacia la puerta, notando a André y Aura coqueteándose y besándose otra vez. Ambos cesaron de ordenar a causa de ello.
Quería tomar un descanso de mirar esa escena, pero que Christine siguiera allí hacía que su solicitud fuera difícil de lograr. Agarró dos platos, fue a la basura y los tiró.
  —Consíganse un cuarto ustedes dos —bromeó, causándoles risas.
—No te preocupes, ya tenemos uno —replicó André.
  Si no fuera porque sabía cómo controlarse, saltaría sobre él y lo golpearía para que se callara. Sin embargo, no debía hacer tal cosa. Él solo sonrió y rodó los ojos, anunciando que había ordenado su parte y que se iba ahora.
Se fue luego hasta la habitación. Abrió la puerta y descubrió que estaba completamente en silencio. Aunque lo calmó, hizo que extrañara la presencia de Aura revolviendo esa tranquilidad. Ciertamente había algo especial sobre esa chica, porque no importaba lo lejos que estuviera de Inglaterra, lo hacía sentir como en casa. ¿Qué sucedería si lo reemplazaba por André?
Tomó un respiro profundo. Tenía que distraerse, pero ni Aura ni sus amigos estaban ahí para ayudarlo. De repente, recordó: Verónica estaba esperando su llamada diaria. Fue al teléfono y marcó con esperanza de que al escucharla se olvidaría de Aura.
  En la habitación de Freddie, Roger y él charlaban en lo que esperaba a la inevitable llegada de Paul.
  —Esto de andar apurados y tener tiempos calculados para descansar no me agrada. Cuando me apunté a lo de la música pensé que todo iba a ser más libre, ¿entiendes?
—Sí, yo igual —rió en conjunto de Roger.
  Taylor no sabía qué hacer para distraerse de ese sentimiento. Pensó que esa vez cuando se escapó en Perth con Brian ya todo estaba resuelto, pero no, esa sensación de estar incompleto se había intensificado aún más con que May ya no lo trataba como antes.
  —Ah, me está pasando lo mismo del año anterior...
— ¿Qué? ¿Lo de la rutina?
—Agh, sí... Podría volver a Inglaterra para seguir grabando mi disco o escaparme un fin de semana con Brian a alguna parte, pero no va a querer. Va a decir que está cansado o algo... —Taylor se miró el cabello en el espejo del vestíbulo—. Quiero teñírmelo más rubio.
— ¡Dios, con que dijiste eso ya sé lo aburrido que estás!
—Sí, lo sé, se me nota mucho —dejó ir una risita—. Bueno, fue agradable hablar, pero voy a ir a ver a Brian y decirle eso de que nos vayamos.
—Podrán hablar de algo más que la boda.
—Sí, por fin —abrió la puerta y antes de cruzar y cerrar, se mantuvo parado junto a ella y se despidió—. Nos vemos.
  —Nos vemos. No te vayas a arruinar el cabello, ¿eh?
  Salió en dirección al elevador.
Brian, después de dejar a Christine en su habitación, la sonrisa que tenía la borró de inmediato, y fue a la suya.
Abrió la puerta, dejó su chaqueta sobre la mesa del comedor y miró desde el vestíbulo a Roger, que, sentado en el sofá, parecía estar esperándolo. Lo ignoró y trató de cruzar hasta la cama, pero Taylor habló, e inevitablemente lo hizo detenerse.
  —Esperaba un hola. Es lo menos que podías hacer después de no hablarme por dos semanas casi.
— ¿Viniste aquí para molestar?
—Si hablar para resolver las cosas es molestar, entonces sí.
  —Nunca logras resolver las cosas, Roger.
  —Oh, entonces hago todo mal ahora.
—Quizás.
— ¿Quizás? —Caminó hasta Brian y se puso delante de él, bloqueándole el paso.
  —Roger, no creas que no vi la manera en que mirabas a Christine.
  — ¿De verdad? No, se suponía que no debías darte cuenta. Qué mal.
— ¿Por qué estás tan celoso de ella?
— ¿Crees que no debería estarlo? Si alguien me mirara como lo hace Christine contigo, ya me tendrías encerrado bajo llave para que no me roben.
—Estoy demasiado cansado para pelear hoy. Solo cállate y déjame dormir antes de irnos, ¿quieres?
  Permitió que May pasara, aunque de todas maneras siguió interrogándolo.
  — ¿Cuándo se va?
  Hubo un silencio. Lo siguió hasta la cama, en donde Brian empezó a sacar varias cosas del velador.
  — ¿Cuándo?
—Hasta que termine el tour de Estados Unidos.
— ¡¿Hasta qué?! ¡No puedes hacer esto!
—Tampoco podía traerla a un solo concierto y pedirle que se fuera.
— ¡Claro que podías! Tenemos un maldito jet, Brian, ¿para qué crees que es? Primero ni siquiera me dices que viene aquí, ¿luego esto?
—Incluso yo olvidé que le dije que viniera.
— ¡Dios, sé que estás olvidadizo pero nunca creí que tanto! ¿Por qué crees que soy tan estúpido? Sé cuando alguien está engañándome.
—Entonces deberías saber que no lo estoy haciendo.
— ¿Y por qué no me contaste que vendría?
—Ya te dije que olvidé que vendría, Dios. Quizás, incluso si te lo hubiera contado, habrías actuado de esta misma manera.
— ¡Así que por eso le dijiste a Paul! Porque no diría nada, no se opondría. ¡Por supuesto que no! Está tan enamorado de ti que hace lo que quieras, ¡te sigue como la perra que es!
—Es solo un amigo.
—Obvio que lo es... Andas diciendo tantas tonterías, ¿qué te pasa? —Se percató de que May estaba preparando heroína para inyectársela. Suspiró, aburrido del asunto—. Oh, ya veo por qué. ¿Qué quieres lograr con eso? ¿Matarte? ¡Entonces hazlo por una vez y deja de ser tan cobarde!
  Brian volteo de inmediato hacia Roger y dejó de lado lo que hacía.
  —Vete.
—Sí, échame, ya no me importa. Igual vas a tener que volver a hablarme, ya no te queda nada de las mierdas que te metes. Ve tú qué haces sin mí, el que te consigue las cosas.
—Ni siquiera eres el que hace eso —se le escapó en un murmullo. Cuando se dio cuenta de lo que dijo, ya era demasiado tarde.
— ¿Qué dijiste?
—Cállate y déjame tranquilo.
— ¡Por eso estás solo! Porque alejas a la gente. Ibas a llorarle a Deacy ¡y ya no te habla! Por algo será, ¿no crees?
—Vete.
— ¡Sí, bebé, ya entendí que traerás a Christine! ¡De todas formas hace dos putas semanas que estoy durmiendo en una habitación totalmente DISTINTA a la mía porque mi prometido anda metiéndose con su amiga que apareció después de diez años y en el momento justo en que se hizo famoso! ¡Vaya coincidencia! He conversado con los chicos, y ellos me han dado la razón, todos creen que Christine está aquí por tu dinero.
  —No tienes por qué meter a John y a Fred en esto.
— ¿Por qué no? Si es un asunto de banda —sonrió forzosamente—, al igual que mi carrera de solista, también como esas veces que desaparecía y todos se iban en contra mía sin razón alguna y también cuando decías que me parecía a...
—No. Cállate. No mezcles cosas del pasado con algo de ahora.
  —Traes a tu amiga de la universidad aquí de gira, me comparas con alguien que odias hace años sin razón alguna. ¡Eres la persona ideal para decir eso, amor!
  Cuando no recibió respuesta, caminó hacia la salida enojado y cerró la puerta con fuerza. Las amas de llaves en el pasillo lo miraron confundidas, luego siguieron trabajando. Llamaron a las puertas de las otras habitaciones, anunciaron que eran de limpieza limpiando y luego entraron.
Se quedó solo en el vasto espacio del pasillo y contuvo las lágrimas hasta que llegó al ascensor y se encerró en las cuatro paredes. Marcó el último piso y trató de no hacer ruidos fuertes mientras lloraba. ¿Por qué Brian lo alejó de nuevo? ¿Qué hizo mal para merecer un trato así?
Pateó una de las paredes y se peinó el pelo para atrás. Metió las manos a los bolsillos de su chaqueta, encontrándose con una cajetilla de cigarros que no se acababa todavía. No había fumado en meses, desde ese día en que le prometió a Brian que ya no lo haría más. Se apoyó contra la pared, sorbió con la nariz y abrió la caja, viendo que únicamente le faltaba uno. ¿Por qué tenía que mantener sus promesas si May no se molestaba en hacer lo mismo?
Las puertas se abrieron y salió con la cabeza en alto, topándose con Jim.
Beach se dio la vuelta y vio su mirada. Vio que Beach lo miraba con preocupación y que estaba a punto de bajarse del elevador para preguntarle qué sucedía, por lo que presionó el botón para cerrar la puerta, evitando así una conversación a la que no tendría respuesta.
El ascensor esperaba a por recibir órdenes de a qué piso ir.
Jim quedó las palabras en la punta de la lengua. Quedó con las ganas de preguntarle qué pasó, porque si Roger estaba así, inevitablemente era porque pasó algo entre él y Brian.
Pero ya sabía que Taylor no hablaría, así que marcó el número en el ascensor y empezó a bajar.
En la habitación, May comenzaba a considerar todo lo que Taylor le había dicho. Las lágrimas brotaron de sus ojos y cayeron sobre la mesita de noche, que estaba llena de heroína en polvo, tranquilizantes y otras pastillas.
Roger tenía razón, siempre terminaba solo porque alejaba a la gente, pero no lo hacía intencionalmente. Cuando se daba cuenta de que lo había vuelto a hacer, aunque estaba mejor en la soledad, se sentía triste.
Quería contarle a alguien sobre la situación, pero le preocupaba revelar algo que no debería y causarle preocupaciones innecesarias a la gente.
Si iba donde John a contarle, le estaría entregando una carga que sabía que no estaba en condiciones de tener, si iba a Freddie, Paul definitivamente estaría allí y no podía contarle nada a Christine ni Jim, porque si se enteraban de cómo lo estaba pasando, harían un revuelo al intentar ayudarlo y estaría en peligro de que todos supieran lo que sucedió, incluso la prensa. Lo que hacían debía quedarse entre los dos, esa era una de las pocas cosas con las que seguía de acuerdo junto a Roger.
  Se acostó en la cama, apoyó la cabeza en los cojines, llorando sin hacer un escándalo. ¿Por qué Roger le decía que lo que hacía estaba mal si antes lo alentaba a hacerlo? ¿Con qué fin le decía palabras tan dolorosas? ¿De verdad quería que se matara? ¿Haría algo así por complacerlo?
  Cuando le ordenaba a Taylor que se fuera, lo extrañaba tanto, la soledad lo mataba. Necesitaba que se quedara, pero Roger ya no insistía en quedarse como lo hacía antes, y si por alguna razón permanecía ahí, no lo podía soportar.
  Había tantas complicaciones y lo único que deseaba era acostarse algún día con Roger, abrazarlo y besarlo hasta que se durmieran. ¿Por qué nada podía ser como antes?
  Apenas agarró la jeringa y se pinchó la aguja en el brazo, el líquido se depositó directamente en la vena. Esperó unos minutos a que el efecto golpeara, pero ya no funcionó. ¿Sería porque utilizó una pequeña parte? No, no era por eso. En esa inyección, se terminó la mitad de la bolsa.
  Al sentir nulo efecto, sacó los últimos tranquilizantes que le quedaban y se los tomó.
Cogió el auricular del teléfono y apretó los botones sin motivación, marcando el número de teléfono de Reid, quien tardó en responder.
  — ¿Sí?
—Se me acabó. Lo acabé todo.
— ¿Brian?
—Roger se enojó conmigo otra vez. No va a hacer ni a traerme nada de lo que le pida. Si pudieras traerme más... Por favor —sollozó.
—Brian, estoy a la mierda de donde estás. Aparte, estoy haciendo otras cosas.
— ¿Y qué importa eso?
—No puedo tomar un avión si tengo todo eso en una maleta. No es así de fácil.
—John, sé que ya no trabajas para nosotros, pero cuando te fuiste me prometiste que... Que mantendríamos contacto.
—Lo sé, pero...
—Pues entonces consíguete un maldito jet con Elton o pido que vayan a buscarte. ¿Es eso suficiente para que me lo traigas?
  John suspiró.
  —Landover... Elton tiene unos contactos cerca de allá. Los llamaré mañana.
— ¿Mañana? La necesito hoy.
—Entonces, eh... —Resopló, buscando calmarse—. Dile a Paul que hable con la otra banda.
— ¿Qué hará él?
—Es eso o arreglas la situación con Roger... Para de actuar como Elton, ¿quieres? Me estás empezando a enfermar. Ya tengo suficiente con uno... Te llamaré mañana al hotel para avisarte cuando el proveedor llegue.
  Ni siquiera pudo despedirse.
  Dejó caer el auricular de su mano y escuchó el sonido de un golpe en la puerta principal. En un principio se negó a abrir la puerta, pero luego de escuchar que seguían golpeando, se pudo de pie de mal humor y se apoyó contra la pared para evitar caerse ya que de pronto se sintió mareado y débil.
Cerró la puerta que daba a la cama, fue a la entrada principal y abrió, sonriendo y sosteniéndose de la manija de la puerta.
  —Hola.
—Jim, hola —musitó, empezando a sentirse un tanto más relajado.
— ¿Puedo pasar?
—No lo sé, estoy empezando a ponerme en plan sincero. Muy sincero. Pero si puedes soportarlo, entonces sí. Anda, je, je. Estás en tu casa —se apartó, permitiendo que Beach pasara. Cerró, apoyándose en la puerta.
— ¿Qué pasó con Roger?
— ¿Roger? Se fue hace un rato.
— ¿Y qué sucede contigo?
  Se le complicaba estar de pie, así que se sentó en el suelo con la cabeza gacha. Se quedó en silencio y miró hacia arriba. Las lágrimas mojaron sus pestañas y rodaron por sus mejillas y se sorprendió. Su cuerpo no le dio ninguna advertencia de que lloraría.
Intentó detenerse porque Jim no debía verlo así, sin embargo, su cuerpo no respondía.
Sabía que lo que tomó estaba surtiendo efecto finalmente, pero era tan ligera esa sensación que, a pesar de estar drogado, seguía triste.
  —No lo sé —respondió entre sollozos.
  Jim lo ayudó a levantarse y lo llevó a sentarse junto a él en los sillones.
  — ¿Qué tomaste?
—Nada.
  Afortunadamente, los medicamentos que se inyectó no le funcionaron de la manera esperada. Si decía que estaba cansado, tal vez Jim lo pasaría por alto, porque aún podía entender lo que le preguntaba y darle respuestas precisas. Sin embargo, a pesar de esto, la cantidad que consumió fue suficiente para que no recordara lo que estaba sucediendo cuando el efecto entró en vigor. Jim apostaba sus mejores cartas, rezando porque May no recordara nada de la conversación que están a punto de tener, o que la confundiera con algo parecido a un sueño. Brian siguió llorando.
  — ¿Puedes ser sincero conmigo, Brian?
—Ya te dije que no me tomé nada. Solo estoy muy cansado.
— ¿Qué pasó con Roger?
—No sé.
—Sí sabes.
—No sé —el llanto de May aumentó. Se echó en el hombro de Jim—. ¿Por qué no puede abrazarme y decirme que me quiere? ¿Qué es tan difícil de eso?
—Está dolido por lo de Christine. Lo vi llorando.
—No entiendo por qué es tan celoso, ni tampoco por qué dice que ella está aquí por la fama o el dinero... Chrissie quería dejar de hablarme porque la prensa la abrumaba. Yo fui el que le pidió que se quedara. Ahora nos va a seguir donde vayamos y nadie puede decirle que no, porque adivina qué: tiene un contrato —calmó el llanto, cerrando los ojos, comenzando a quedarse dormido—. Trabaja para nosotros. Nadie más querría que se quedara, así que falsifiqué la firma de los demás.
— ¿Hiciste qué? Brian, eso...
—Tenía que hacerlo, o si no se iba. Christine es la única que me entiende de verdad, Jim. Por favor no la eches —se quejó, susurrando después cosas que Beach no logró escuchar.
  Finalmente, May se durmió.
Jim se puso de pie inmediatamente para averiguar qué medicamento había tomado Brian, pero no importaba lo mucho que buscó, porque no pudo encontrar nada excepto un par de copas usadas, así que supuso que May estaba borracho.
Frederick, en su habitación, se mantenía tranquilo al esperar a que Paul viniera a su habitación para hablar eso tan importante. ¿Qué sería? Por un lado quería averiguarlo, sin embargo, otra cosa le decía que mejor mantuviera a Prenter a distancia. Ya se estaba aburriendo de él.
Se tiró sobre la cama y se dio cuenta de que era un día aburrido. Ni siquiera que en unas horas más hubiera un concierto lo emocionaba. ¿Le estaría pasando lo mismo que a Roger?
  Se quedó mirando el techo, volviendo a pensar en lo que tanto le molestaba. ¿Sería lo correcto dejar todo fluir entre Aura y John? Porque ante ver a André dispuesto a llegar más allá que Deacon, empezar una batalla en donde Aura era la recompensa, y lucir como el mejor postor, creía que John se rendiría. Pero el comportamiento totalmente nuevo de Deacon lo hacía dudar de cómo reaccionaría ante tal situación. ¿Pelearía o se doblegaría?
  Esta vez sus pensamientos le decían que debía intervenir por lo incierta que estaba la situación, probándose a sí mismo que cuando dejaba que todo siguiera su curso, las cosas iban mal para él. Como le había pasado con John, David, Joe y Mary.
Comenzaron a tocar la puerta y él la abrió de inmediato.
  — ¡Oh, Miami! Hola —musitó—. ¿Qué sucede?
—Hola —Beach sonrió—. No mucho, solo quise pasar a verte.
—Qué considerado, tesoro. Anda, pasa, no te quedes ahí. Conversemos un rato antes de que empiece toda la locura del concierto —agarró la muñeca de Jim, cerrando la puerta y llevándolo a los sillones. Comenzó a servirle té y se sentó a su lado.
— ¿Cómo andas?
—Pues, cansado, pero dentro de lo general, se podría decir que bien.
—Te vi hablando con Roger. ¿Cómo está?
—Bueno, ciertamente tiene que estar menos cansado que todos nosotros porque me dijo que tenía ganas de continuar grabando su disco. Ya ves, como lo ha detenido por la gira y demás...
— ¿Qué hay de Deacy y Brian?
—John está distraído con Aura, y Bri con Christine. Comprenderás que no sé mucho.
—Sí, así he visto... ¿Conversaste con Roger sobre el contrato de Christine?
—No, es que estábamos hablando de una cosa totalmente distinta... No entiendo por qué quieres que se sepa del contrato. Si que Christine esté aquí no le está haciendo daño a nadie.
— ¿Y qué hay de Roger?
—Anda celoso. Brian cansado. Pero eso no es nada nuevo. Verás, esto es algo que deberías conversar con Brian. Después de todo, él se metió en esto, así que lo correcto sería que lo resolviera por sí mismo.
—Los metió a todos, Fred. Tú firma está en el contrato, la de Deacy y Roger también... No pueden seguir así. Deben conectarse otra vez y la manera de hacerlo es dejando de ocultarse cosas.
  Freddie hizo una pausa antes de responder.
¿Cómo estar seguro si Jim tenía la razón si él no veía desde dentro lo que sucedía? Claro, era fácil opinar y ordenar a los demás hacer cosas que ni siquiera lo afectarían a él.
Por todas esas razones, se mantendría firme en su decisión.
  —Ya lo intenté, pero ellos se alejan y no cuentan nada. ¿Qué quieres que haga frente a eso? Insisto, anda donde Brian y le dile que lo revele de una vez, porque yo no haré nada.
  Jim quedó confundido. Freddie averiguó todo lo del contrato porque quería ayudar a sus amigos, y ahora que tenía esa información en las manos, ¿no la usaba para lo que en un principio deseaba hacer?
  —Tienen que ponerse en el lugar del otro, porque continuar siendo así de individualistas no los llevará a ninguna parte.
— ¿Es individualista pedir que quien causa los problemas los resuelva? No. Eso es lo que la gente madura hace, hacerse cargo de lo que causa.
—Brian no hará nada porque no se encuentra bien, Freddie. Ustedes tampoco están bien, al menos no en su totalidad.
—Bueno, Roger me dice todo lo contrario.
— ¿Por qué no me crees?
—No hay una razón por la que Roger me mentiría.
  Beach resopló frustrado porque sabía que Mercury no entendería. Parecía haberse aferrado a una idea y con lo terco que era, no la dejaría ir fácilmente.
Se levantó y fue hasta la puerta
—En algún momento se revelará todo, quieras o no. Sería mejor adelantarse y tenerlo todo calculado a que enfrentarlo sin tener la mínima idea de lo que hacer. Fred, eres el único que está en condiciones de poder resolver esto. ¿Por qué no quieres hacerlo?
—No es que no quiera. Pienso que esta no es la manera y que hablar de ello no me corresponde. Ve con Brian, en serio.
—Fred, si esta no es la manera, ¿entonces cuál es?
  Las palabras de Jim dejaron algo confundido a Frederick, aunque entendía que sus decisiones eran culpa de sus compañeros quienes lo habían dejado apartado. Ya no se sentía cómo uno más del grupo.
  Lo que dijo Beach se quedó en su mente incluso después de que se retiró. Sus palabras lo abrumaron. ¿Por qué no se podía resolver todo al simple precio de una llamada?
Con el auricular en la mano, pensó: ¿quién podría estar cerca de ahí? Llamó a la primera persona que cruzó por su mente, ignorando cuán lejos podría vivir. Hizo las típicas preguntas de "¿cómo estás?" "¿No quieres verme hoy?" "Si aceptas, la pasarás bien. ¿Qué te parece?" Esas preguntas las hacía casi todos los días, a pesar de que decía que se estaba tomando tiempo para sí mismo, que se tomaba un descanso del amor y cosas así. Se llenaba la boca de mentiras, pero no le interesaba en lo mínimo.
  Paul venía caminando por los pasillos del hotel, listo para entrar a la habitación que compartía con Freddie lo antes posible para poder discutir sobre el asunto de inmediato, pensando en si sería ideal comenzar su plan en ese mismo instante.
  ¿Sería lo correcto hacerlo? Admitía que a veces su enamoramiento por Brian lo cegaba. ¿Y si escondía sus verdaderas intenciones detrás de emociones inexistentes? ¿Y si seguía sus planes y lastimaba a Freddie, el único amigo que tenía? Quedaría solo.
  Tenía tantas preguntas que sabía que no podía responder solo, pero que tampoco podía comentar con Mercury. La única opción que le quedaba era alguien que estaba descansando en la piscina de una de las tantas mansiones de Elton John. Ya sin más dónde ir, decidió llamarlo, así que apresuró el paso y llegó a la habitación. Abrió con cuidado cuando escuchó que Freddie participaba de una llamada. Entrecerró la puerta, quedándose ahí y dedicándose a escuchar.
  — ¿Vendrás, entonces, cariño? —Esperó la respuesta—. Enviaré un auto para que te traigan. Nos vemos.
  Obviamente, esa noche Mercury traería a alguien. Se desanimó más que antes, pensando que esa era la realidad de por qué Freddie lo estaba apartando.
Estaba decepcionado, pero no sorprendido. Sabía desde el principio que no debió haber aprovechado la oportunidad que Freddie le dio para acercarse a él porque saldría lastimado.
¿Cual era la necesidad de mentir al decir que se estaba tomando un tiempo para él? ¿Sería porque Mercury seguía sintiéndose solo y por eso llamaba a gente para que vinieran a verlo?
Él a Freddie lo satisfacía de varias maneras, en cada capricho, entonces ¿por qué Mercury estaba insatisfecho con su compañía? ¿Así de poco significó lo que sucedió entre ellos esa noche en Francia?
Reaccionó de inmediato cuando Freddie cortó la llamada: no debía distraerse, tenía que seguir allí para llegar a Brian. No se confundirá en el camino.
Salió de la habitación. Ya era hora de comenzar su plan, de lo contrario, demasiados sentimientos nuevos entorpecerían el camino. Se dirigió a la recepción, pidiendo usar el teléfono.
  — ¿Hola?
—John, soy Paul. Qué bueno que te encontré a la primera llamada... ¿Cómo estás?
  —Hola. Bien, estoy bien. Elton tiene una presentación en Alemania en unos días, así que para soltar el estrés, decidió tomarse un receso e irse de fiesta. Lo acompañé, así que estoy en su casa de Los Ángeles. Parece que después de volver de Alemania regresaremos aquí. ¿Y tú?
  —Estoy en Landover. Los chicos terminaron el nuevo disco hace poco y el diez de este mes se lanza. En un rato tenemos que irnos para la prueba de sonido y una rueda de prensa, parece.
  —Me alegro de que todo ande en marcha.
—Más o menos.
—Oh, ¿en realidad siguen con sus problemas?
—Sí, ninguna evolución. Yo sigo intentándolo con Brian, así que intento centrarme en lo mío.
  —Cierto. ¿Ningún avance?
—No, nada. La situación está complicada y Freddie ha estado alejándose de mí últimamente, así que no he podido acercarme a Brian. He querido al menos ayudar a resolver alguno de los problemas, pero ahora Fred está muy apegado a Roger, y tampoco he podido... ¿Qué pasaría si Rog lo convence de que me despida? No puedo dejar que suceda eso si quiero ayudarlos.
—Si tienes miedo de eso, entonces es hora de pensar en una forma para que no te saquen... Primero necesitas volver a conectarte con Fred, o por lo menos hacerle saber que no es una buena idea despedirte. ¿Por qué no le cuentas que sabes sobre lo de Roger y Brian?
— ¿Y cómo le explico que lo descubrí?
—No será necesario explicárselo porque se lo dirás como una pregunta. Si lo niega, igual sabrá que tienes la sospecha. Estarás resolviendo dos problemas al mismo tiempo; Freddie tendrá que hablarles a los demás, entonces inevitablemente se reconciliarán.
—Cierto.
—Has eso y me cuentas cómo te va, yo ya tengo que irme. Podrías venir un día de estos a verme y así hablamos mejor.
—Sí, claro. Te avisaré cuando tenga tiempo.
—Bien. Adiós.
—Adiós.
  Colgó el teléfono y caminó al ascensor, preguntándose si Freddie respondería de acuerdo a lo estipulado. Si toda esa confianza que Mercury le había demostrado era verdadera, entonces aceptaría que todo era cierto. ¿Y si no, entonces significaría que Frederick construyó falsamente esa intimidad? Esas preguntas se responderían pronto, por lo que su corazón latía fuerte en inquietud.
Por su lado, Freddie volvió a recostarse en la cama, pensando ahora en cómo ayudar a Roger para distraerse del tema de John. ¿Cómo podía hacerlo sin tener que eliminar a Christine? Parecía que no había salida: apoyaba a Roger o ponía sus necesidades por encima de las de él. ¿Qué causaría eso? Tal vez que Brian y Roger rompieran, y no quería eso, porque sabía que nadie se haría cargo de May como lo hacía Taylor, ni siquiera Mullen.
¿Y si ayudaba a Roger y sacaba a Christine? Sus amigos seguirían juntos, serían felices otra vez y finalmente se casarían, pero probablemente John seguiría en su aventura con Aura y ese feliz matrimonio entre Verónica y Deacon acabaría a cambio de que otro se consumara. Peor aún, una familia se separaría a costo de que una pareja arreglara sus problemas y fuera feliz como en un principio.
Estaba en una situación difícil que no tenía con quién comentar. Al menos deseaba hablar del tema de Jim y ahí fue cuando oyó abrirse la puerta. Para su suerte era Paul.
  —Ay, tesoro, qué bueno que llegas, tengo algo que contarte —Freddie lo invitó a sentarse al lado suyo—. ¡Estoy tan molesto con Jim! Vino a regañarme y a hablar de Bri y Rog. Oh, y de Deacy también. Me interrogó como si supiera todo de sus vidas personales. ¿Qué no tiene claro que ya ninguno me cuenta nada? ¡No hay chisme! Bri y Roger no se hablan, y John está ocupado con esa chica entonces ni me habla. ¡Vaya amigo!
—No te enojes con él, puede ser que ande conversando con todos.
— ¿Tú crees?
—Sí, verás, cuando estábamos en Nueva Orleans me lo encontré en el ascensor. Venía del piso en donde estaba la habitación de Deacy y tenía una cara de preocupación que ni te la imaginas. Conversamos unos segundos y me pidió el número de Reid. Fue todo muy raro... Creo que quiere pedirle que vuelva.
— ¡Ahí por fin todo volvería a la normalidad, si John regresara! Pero ya sabes, las opiniones están taaan divididas en cuanto a eso. Rog no está interesado en lo más mínimo, Brian al principio quería y de pronto no, y Deacy... Pues no lo sé. Aún no entiendo por qué no quiere que vuelva, aunque hace un tiempo escuché a Roger y Brian hablando. Roger le decía que John lo había tratado mal, que lo insultó y cosas así... Que no tenía talento, parece que le dijo. Pero ya no sé qué creerle a Rog, a veces puede ser muy dramático. Además, todos decimos cosas hirientes cuando nos enojamos, ¿verdad?
—Sí, pero aún así deberías preguntarle a Deacy.
— ¡Ugh, me estás diciendo lo mismo que Jim! Que debo hablarles para resolver sus problemas. ¿Tengo cara de terapeuta o algo?
—Nadie está diciendo eso, solo que le hables para saber la razón de por qué lo despidió, así podemos discutir si le pedimos que vuelva o si no.
—Es que ahora que me he dado el tiempo para pensarlo, quizás Deacy haya tenido sus razones y...
— ¿Y si fue algo malo? ¿Qué harías si te enteras para cuando tienes a John de vuelta y con un contrato ya?
— ¿Crees que Deacy haya descubierto el contrato?
—No, no creo que haya sido así. Si no, ya lo hubiera dicho.
—Puede que tengas razón, pero está tan extraño que ya no sé qué hará o no. Pasó de ser predecible a un puto misterio...
—Es por eso que debes hablar con Deacy. Porque, ¿qué harás si lo dice? ¿Te imaginas lo que sucedería? No quieres que los demás se enteren, ¿verdad?
  De nuevo todos los esfuerzos que hizo no valieron la pena. Ahora que estaba así de alejado de John, era difícil romper la barrera que creó entre ambos. Cuando estaba lejos de Deacon, los sentimientos hacia a él se limitaban a ser celos de Aura, y si John no estaba dispuesto a ser nada suyo, entonces quería que todo permaneciera así. Ignorar lo que sentía estaba haciendo que todo marchara bien ¿por qué cuando por fin tenía todo resuelto, alguien o algo se presentaba y destruía todos sus avances, dejándolo igual de confundido que en un principio lo estuvo?
Él resopló.
  —Tú querías hablar conmigo. ¿Qué era?
—Es un tanto serio.
—Dios, me estás asustando —rió, liberando algo de tensión—. ¿Qué sucede?
—Eh... Es un poco difícil preguntarlo, pero ¿es que...? ¿Bri y Rog tienen algo? ¿Son pareja?
  El peso de la pregunta recayó sobre él de una manera en la que no estaba preparado. Todo parecía ir mal ese día, y se volvía cada vez más complicado. ¿Qué podía poner de excusa ahora para evitar darle la respuesta?
Claro, ya le contó a Jim sobre Roger y Brian, pero esa vez fue netamente porque Beach los entendería y los ayudaría, también para que tuviera un ojo en ellos dos y ahora, terminó arrepintiéndose de haberlo hecho, ya que Jim andaba preocupado excesivamente.
Decidió que desde ahora, dependería totalmente de sus amigos revelarlo, así que tuvo que ingeniárselas.
  —Sé que es sorpresivo que pregunte, pero debes comprender. Si me dices la verdad, quizás podamos ir resolviendo un problema a la vez. Solo quiero ayudarlos.
  En cualquier caso, si no se lo decía, debía tener cuidado con él, porque sospechaba, y ante la más mínima pelea o enfado con Prenter, él podía correr y contarle a la prensa todo lo que sabía, incluidos sus secretos, incluso que es bisexual. ¿Era acaso que tenía miedo que lo revelara? Le preocupaba que fuera así, pero estaba seguro de que era porque quería hacerlo él mismo así nadie se le adelantaba ni tergiversaba la noticia a pesar de que los medios lo harían de igual forma.
¿Qué era lo correcto por hacer ahora?
Recordó su conversación con Jim, especialmente la parte en la que Beach le advirtió que de ahora en adelante debía ser sincero porque sólo así podría resolver los problemas. Pero si esta vez la verdad ponía en peligro a sus amigos, ¿sería correcto decirla?
En su momento no tuvo a quién más acudir y como Paul era el único cerca, no le quedó otra opción que confiar en él. Ahora, terminó metido en ese conflicto y todo por culpa de sus amigos, porque se apartaron cuando más los necesitaba.
Por alguna razón tenía miedo de decírselo. ¿Estaba Paul de su lado o no? ¿Cómo podía confirmar que las intenciones de Prenter eran buenas y que no deseaba aprovecharse de la situación en que se encontraba?
  —Eso es algo que deberías preguntarle a ellos.
  ¿Cómo le demostraría a Mercury que sus intenciones eran reales y transparentes? ¿Cómo construía una verdadera confianza si Frederick parecía negarse?
Antes Freddie le contaba todo sobre la banda y sus compañeros, era claro con sus respuestas y con lo que opinaba. Ahora en cambio, le daba vueltas y daba señales mezcladas.
Tenía claro que con esa respuesta bastaba para su plan, pero ahora quería aún más explicaciones al notar la inseguridad que mostraba Mercury. ¿Por qué de repente se comportaba así?
Parece que sus conjeturas eran correctas, todo por lo que pasaron no significó nada para Frederick.
  —Ya no confías en mí, ¿verdad?
  —Claro que lo hago —Freddie lucía incómodo con continuar respondiendo—. Pero ya te he dicho qué sucedía. Los chicos y yo no nos hablamos como antes. Con suerte hoy pude hablar con Rog, y fue solamente porque también se había quedado solo. Además, ¿no has visto a Brian y Christine? Está claro que entre ellos pasa algo, hasta la prensa lo dice. Pienso que estás siendo un tanto imaginativo...
  Si no fuera porque vio la verdad con sus propios ojos, la respuesta de Mercury lo hubiera hecho dudar y al final, le creería. Pero ese no era el caso y ya que obtuvo lo que quería, podía quedarse tranquilo por ahora.
Más temprano que tarde, la noticia llegaría inevitablemente a oídos de los otros y ya todos estarían al tanto. Únicamente le quedaba esperar.
En el piso superior del edificio, las chicas se encargaban de animar a Taylor.
  La habitación estaba decorada con las bufandas que a veces ellas llevaban alrededor del cuello, y aromatizada con un perfume de agradable aroma cítrico.
Bailaban al son de la música como si estuvieran alrededor de una fogata.
A Taylor le gustaba estar allí porque no tenía que dar explicaciones de por qué estaba mal, y ellas, sin importar qué, se enfocaban en ayudarlo ni siquiera sabiendo qué pasaba. Lamentaba igual que Aura no estuviese presente, porque estar con ella hacía al ambiente ser más interesante.
  —No encuentro mi encendedor, lo siento —dijo Eleanor, yendo a sentarse con él, acomodándose entre sus brazos—. No necesitas fumar para estar bien, todo se resolverá, no te preocupes —empezó a hacer figuras con su dedo en el pecho de Taylor, por encima de la camisa.
  A Roger no le importaba cuántas caricias e insinuaciones recibía, no podía alejar la mente de Christine y Brian. ¿En verdad Mullen se quedaría por toda la primera manga del tour? Si es así, significa que él y May pasarían casi la mitad del tiempo en la gira enojados.
Estaba harto de no tener con quien quejarse excepto con Freddie, ya que este último solo escuchaba y no le daba ninguna idea cuando las necesitaba. ¿Qué podía hacer para defenderse? Pensó y pensó, sin tener éxito. Las ganas de llorar lo distraían.
  —Es algo difícil estar pensando en tanta mierda sin hacerlo. Además, el concierto...
  —Date un receso de todo eso. Si solo no puedes, te ayudaremos.
  — ¿Tres contra uno? Eso es injusto —el grupo rió—. Lamento rechazar la oferta, pero es hora de que vaya a prepararme.
  —No te preocupes.
—Esperamos que te haya ayudado estar aquí.
—Sí, totalmente.
  Pudo salir cuando todas las mujeres se despidieron.
  Salió del cuarto intentando tragar a pesar de todavía tener un nudo en la garganta. Golpeó la puerta de Freddie, deseando ante todo que éste abriera, sin embargo, quien lo recibió fue Paul.
Prenter se quedó mirándolo.
  — ¿Estás bien?
—Vengo a ver a Fred —ignoró por completo la pregunta—. Si no está, me marcho. ¿Está?
—Freddie, te buscan —anunció Prenter hacia adentro.
Mercury vino tan pronto como lo escuchó.
—Ay, dile que luego. Estoy por entrar a la ducha... ¡Oh, me llegó un invitado, qué bien! Paul, ¿podrías...?
—Sí, los dejaré solos.
  Apenas Paul se fue, Roger abrazó a Frederick y volvió a llorar.
  —Christine se quedará hasta que terminemos la gira de Estados Unidos.
—No, ¿por qué?
—Brian puso de excusa que se le olvidó que ella vendría, que no podía traerla a un solo concierto y pedir que se fuera. ¡Pero sí tenemos un puto jet! —Suspiró pesadamente—. Me echó de nuevo, y sé que... Que debo dejarlo solo, pero no quiero, no me gusta estar sin él —sollozó—. Fred, tengo que sacar a Christine, tengo que hacerlo. ¿Qué puedo hacer? —Decía desesperado Taylor.
  "El contrato, el contrato", repetía la voz en su cabeza. La promesa que le hizo a Roger se aseguraba de tenerla presente, pero también que tenía que mantener a salvo el matrimonio de John, y contarle a Taylor del contrato haría que tuviera una excusa para echar a Christine, sin embargo, también para terminar con May. Deacy seguiría pegado con Aura, y si se revelaba quién destapó la verdad, él quedaría como el villano de la historia.
En ese momento supo que era Taylor o él.
  ¿Sería lo correcto ponerse él y sus prioridades sobre el bienestar de un amigo como lo era Roger, uno que le tenía plena confianza y lo quería tanto? No, pero ¿para qué causar más problemas? Ya tenían suficiente con los que habían.
  —Lo siento, Rog. No tengo idea.
  "Claro que no", pensó Taylor y se separó de Mercury. Sorbió, pasándose la mano por la nariz para limpiarla.
  —Lamento estar molestándote. ¿No dijiste que ibas a meterte a la ducha?
—Eso puede esperar, tesoro. Ahora mismo necesitas que esté aquí...
—Puedo aguantar. No demorarás mucho, ¿verdad?
—No, será corto.
—Ve. No tengo problema.
  Esbozó una sonrisa cuando Frederick lo abrazó por última vez y después se retiró al baño.
Se sacó de la chaqueta la cajetilla de cigarros, jugando a abrirla y cerrarla. Buscó por la pieza algún fósforo o un encendedor en caso de que se le hubiera quedado a alguien, pero tampoco encontró. Resopló.
Se sentó en el sillón, apoyando la cabeza en una mano. Giró y se encontró con el teléfono. ¿Sería esa la respuesta?
Se encerró y marcó rápidamente, escuchando el tono de llamada.
  —Hola. ¿Quién habla?
—Roger.
—Roger Taylor. Sí, voy a cortar.
  Taylor rió en conjunto de la otra persona.
Por su parte, Freddie salió del baño mientras la bañera se llenaba. Fue ahí que se quedó del otro lado de la puerta y pudo escuchar a Roger hablando por teléfono.
  — ¿Cómo estás?
—Bien. Algo atareado con el trabajo, nada más. Me ascendieron hace poco.
—Eso es genial. Felicitaciones.
—Gracias... ¿Y qué hay de ti? Los periodistas andan diciendo que andan de gira por aquí.
—De hecho, sí... Terminamos de grabar el nuevo disco unos días atrás, ya le mandamos a los periodistas unas copias adelantadas, así que quizás en las oficinas que trabajas encuentres una que otra copia del álbum. Estamos agotados, pero quedan unos dos meses más y nos dan un descanso.
—Solo tienes que aguantar, entonces.
—Ajá...
— ¿Por qué llamaste, Rog?
  Una pausa se dio a pie.
  — ¿No te gustaría venir a verme un día de estos?

[...]

HOLA HOLA HOLA
cuidado con la ola
EN FIN1!1!1!!1!1 hay gente nueva supongo aberrrr comenten y voten los reto,,,,,
Anyways
QUÉ LES PARECIÓ EL CAPÍTULO!!!!
NO HAY MUCHO QUÉ DECIR???
Anyways,,, xauUU
BESOS
-Ella

CigarettesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora