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  [Aeropuerto Ciampino, afueras de Roma. Nueve con diez de la mañana]

Tuvieron que tomar un vuelo comercial debido al recorte de presupuesto; los asientos habían sido aleatorios, aunque se las habían arreglado para quedar todos en un mismo sector. Se escuchaban murmullos de personas y más que algún balbuceo de un bebé.
Presentes ya en el avión, Deacon, Brian, Paul y John se habían puesto a conversar para matar el tiempo que faltaba para partir hacia su nuevo destino.
—Odio los vuelos comerciales —dijo a regañadientes el manager—, además confundieron mi boleto; ¡este no era! Yo tenía asiento en business class —observó a Paul quien se encontraba poniéndose un antifaz para dormir—. No entiendo cómo estás tan calmado, el error del boleto te sucedió a ti también.
—Solo le estoy tratando de ver el lado bueno a este incidente —se explayó en conjunto que se quitába el antifaz para dormir que le habían dado de cortesía en el avión—, ahora que hay más movimiento cerca de mí, quizás el viaje no se me haga tan largo.
—Bueno, tienes razón, espero que los demás piensen lo mismo —miró su reloj de muñeca, impaciente—. ¿En dónde andarán Freddie y Roger?, siento que se han demorado bastante: alguien los debe haber secuestrado o algo por el estilo.
—No seas dramático, John —se rió Paul—. Ya deben estar caminando para acá, me dijeron que iban a ver las tiendas de recuerdos y se devolvían antes de que el avión partiera.
  —Vamos de paseo, pi, pi, pi —musitaba Deacon jugando con el final de la bufanda que tenía puesta Brian. Su asiento era el de consiguiente a la ventana, no podía estar más a gusto—, en avión europeo pi, pi, pi... —dejó de cantar la canción, centrando su atención ahora en lo que había fuera de la ventana—. Debe ser muy divertido trabajar en un aeropuerto, ¿cierto? —volteó hacia Brian.
—No sé, pregúntale a Fred, él te puede dar una reseña completa de ese trabajo —replicó—. A todo esto, ¿dónde están Fred y Rog? Ya deberían estar aquí.
— ¿Por?
—Es que el avión partía a las nueve con veinte y por lo que sé ahora son... —revisó la hora en su reloj— exactamente falta un minuto para partir.
  Los parlantes interiores del avión se encendieron y dejaron oír la voz del piloto quien anunció a través de un dispositivo que iban a comenzar a calentar motores, sin embargo, debido a la poca comprensión del idioma de parte de ellos, no lo supieron hasta que vieron las puertas cerradas del transporte y las escaleras de éste siendo retiradas.
— ¡Miren!, el avión ya va a partir—musitó feliz el bajista.
  —Oh, no —el asistente se levantó de su asiento y observó por encima de los otros para ver si los que faltaban venían en camino, cosa que no estaba sucediendo. Se sentó y giró lentamente hacia quien tenía a su lado—. Oye, John... ¿recuerdas que te dije que Roger y Freddie estaban comprando recuerdos?
Efectivamente el par, despreocupados de la hora seguían en las pequeñas tiendas que habían dentro de la edificación; se encontraban probándose lentes de sol, posando con ellos y riéndose de como se veían con algunos.
  —Ah, tesoro, ¿de casualidad sabías a qué hora salía nuestro vuelo? —preguntó Frederick probándose otro par de lentes. Sonrió emocionado— ¡Compraré estos!, ven, acompáñame —agarró la muñeca del baterista y lo llevó a la caja, en donde comenzó el trámite de pagar lo que compraría.
  —Creo que a las nueve... —miró su reloj de muñeca y abrió aún más los ojos en formar de sorpresa—. Fred, creo que-
  —Ahora no, mi ciela, estoy pagando —lo interrumpió, la conversación se oyó como una en la que la madre hacía callar a su hijo por estar atendiendo un asunto importante.
  —Es que...
  — ¡Te dije que estoy pagando! —lo volvió a interrumpir.
  — ¡Son las nueve con veinte! —le dijo tomándolo de los hombros. Lo soltó, el vocalista reaccionó de inmediato y dejó los billetes encima de donde se encontraba la caja, gritándole al dependiente lo siguiente sin importar si lo entendió.
En todo caso no le importaba, había pagado por su producto, por lo que estaba libre de culpa.
— ¡Conserve el cambio! —exclamó, agarrando del brazo a Roger y guiándolo hacia donde debían ir.
  Fue una divertida escena observarlos correr para llegar a la parte del check-in, la cual pasaron sin hacer los procedimientos necesarios. Debido a lo rápido que cruzaron por allí los policías encargados de la seguridad no tuvieron tiempo de reaccionar, ni para detenerlos, menos para decirles algo.
Cuando llegaron a las puertas buscaron con la mirada exhaustivamente la que era del avión que los llevaría a tierras orientales.
  — ¿Debería estar aquí, no? —dijo Roger con la respiración agitada.
  —Sí, a no ser de que nos hayamos metido en la parte de vuelos nacionales —intentó calmar su respiración, aunque se le hizo difícil. Puso sus manos en su cabeza—. ¡Ay, Roger! ¡¿Por qué no sabes leer?!
  — ¡¿Esperabas que leyera italiano?! —puso sus manos en sus caderas y frunció el ceño ya enfadado.
  — ¡Ahora por tu culpa no voy a llegar a Japón a tiempo y voy a quedarme en Italia para siempre, sin dinero, sin casa, sin novia, sin gatos y peor aún, contigo!
  — ¡No seas dramático y deja de perder el tiempo! Hay que buscar la puerta del avión, vamos —empezó a correr hacia donde recordaba se encontraba la susodicha. Si no estaba allí daría por perdida la carrera que hizo con su amigo para llegar a tiempo.
  Al poco rato de dar vueltas por el pasillo de las puertas el persa corría detrás del británico ya con sus últimas fuerzas.
— ¡Tesoro, estos zapatos no son los más aptos para correr!
— ¡Si quieres llegar a tu precioso Japón entonces debes sacrificarte!
  Mercury se quejó y dejó de correr, inhalando y exhalando a cortos lapsos de tiempo mientras miraba su rededor. Para suerte de la dupla la memoria fotográfica del cantante les ayudó y hallaron su avión, viendo que éste aún no partía y que la última puerta aún no era cerrada. Al llegar les entregaron los boletos a la aeromoza, quien extrañada de lo agitados que se encontraban los pasajeros, leyó las especificaciones de los pasajes.
  —Business class, síganme —dijo con claro acento extranjero. Los chicos confundidos la siguieron, más no le dijeron nada.
  — ¿No que el nuestro era clase turista? —susurró Taylor el cual iba detrás de Frederick.
  —Según yo sí, pero revisé los boletos mientras también lo hacía la aeromoza y salía que era business —le respondió—. ¿Es este uno de esos errores que cometen las aerolíneas en las películas de Hollywood?
  —Al parecer sí —rió en conjunto el par.
  Cuando fueron guiados a sus lugares, tomaron asiento en los mismos y comenzaron a reírse tontamente. El persa sacó los boletos de su mochila antes de dejarla en las repisas del avión y le devolvió el suyo a Roger, quien al igual que el mayor comenzó a revisar si todo estaba bien. Mercury se sentó.
  —Pues no, no es ningún error; legalmente estamos en business. ¡Já!, pero qué buen error cometieron —dijo entre risas Taylor echándose en su asiento. Vio si se podía reclinar, cosa que confirmó, esbozando al final una expresión de sorpresa.
  Frederick rió antes de responderle.
  — ¿Sabes?, pienso que recibimos los boletos de alguien más.
  — ¿Y?, eso está genial.
  —No digo que no lo esté, cariño. Yo no estaba de acuerdo con tener que viajar en un vuelo comercial —rodó sus ojos y desplegó la mesa, agarrando el menú que había en ella una vez pudo. Lo ojeó—. El punto es que estoy mil por ciento seguro de que estos son los boletos de John y de Paul. ¿Crees que sería bueno ir a preguntarles?, de paso podríamos decirles que estamos a bordo. Brian y Deacy también deben estar preguntándose si nos subimos o no.
  —No le veo la necesidad.
— ¿Qué, no quieres que tú noviecito sepa que estás con vida? —se acercó a Roger con expresión pícara, mas recibió un golpe en el brazo por la insinuación. Quien había hecho el comentario se rió.
—No es por eso, es solo que si les decimos y es así tendremos que irnos allá a escuchar gritos de niños, a señoras paranoicas gritando porque creen que se va a caer el avión y cosas por el estilo, además John y Prenter siempre tienen los mejores asientos, las mejores habitaciones, los mejores platos... ¡Éste accidente feliz que cometieron es una señal de que hay que quedarnos aquí! Quizás algo malo pasará si nos cambiamos de lugar, uuh —hizo voz terrorífica.
  —Ah, no sé, me sentiré un poco mal sabiendo que ellos mismos pagaron por su boleto y que nosotros lo usamos. ¿Acaso no te sentirías mal si eso te pasara?, ¡claro que sí! ¡De hecho estarías maldiciendo y peleando con todos y cada uno de los trabajadores del aeropuerto!
  —Espera ¿qué? ¿Ellos con su dinero se pagaron el boleto?
  —Bueno, al menos eso fue lo que me dijo Deacy. El dinero de la gira costea cuatro boletos, el sueldo del staff, el hospedaje y los lugares en dónde tocamos.
  —Eso es bueno saberlo —se acomodó en su asiento aún más. Sacó una de las revistas que habían en un compartimiento y mientras la leía continuó con su habla—. ¿De dónde sacarán tanto dinero esos dos?
  —Recuerda que John tiene otros clientes más millonarios, más reconocidos y por supuesto más famosos. No somos los únicos en su agenda, por eso siempre anda tan ocupado y de mal humor —carcajeó suave—. En cuanto a Paul, supongo que trabaja en conjunto de John, así ganan la misma cantidad de dinero en un ambiente confiable en el que saben que no habrá ningún tipo de mal entendido con la plata.
  —Ah, eso tiene sentido —le respondió despreocupado, alzando sus hombros.
—También cabe decir que John es alguien reconocido en todo esto del negocio de la música y mierdas así, es obvio que tendrá una cantidad de dinero considerablemente mayor al que se gana en una gira.
—Mmm, tienes razón —cambió de tema después de responderle a su amigo, pero el tópico anterior se le quedó rondando en su mente—. ¿Cuántas horas son?
—Doce. Si no tenemos suerte de que sean trece, mejor —replicó, escuchando los quejidos del rubio, aunque los ignoró—. Desearía haber visto más de Europa —se lamentó sin esperar respuesta—, pero no todo se puede en esta vida.
Sintieron que el avión empezaba a avanzar, por lo que abrocharon sus cinturones.
Au revoir, mi linda Europa —Mercury se puso su antifaz para dormir, su cojín para el cuello, cerró la cortina de la ventana y se acomodó—. Fuiste muy importante para cada uno de nosotros.
—Bastante —completó el baterista.
  —Qué bonita experiencia —resopló, cambiando de tema después—. Felices doce horas, tesoro. Despiértame cuando lleguemos.

HOLA QUÉ CREEN QUE PASARÁ EN JAPONNNNN AAAAAA DKJDKDJEJEJEJEJEJJE
chavales, les extrañé tanto 🥺😞😞😞💕
Por mi parte puedo decir que he estado ocupada y mierdas así, no me había dado el tiempo de publicar lolament0
PERO AQUÍ ESTAMOS
ya se nos terminó el verano n000000 y empezamos las clases hace una semana ya.
Se viene lo feo.
Para su información chile no explotó lo cual me parece una falta de respeto
Así que seguimos vivas pero sin ganas/tiempo de publicar, somos flojas lolament4mos
Y eso cabrxssss espero hayan disfrutado el capítulo.
n0s vem0s
Xauubesitossss
-Ella

CigarettesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora