PARTE II
[Medio oeste de Estados Unidos, una de la tarde – Principios de 1975]La gira en sí estaba siendo una locura, sin embargo, lo más destacable hasta ahora, era la noche anterior: hace no más de un día había sido la celebración de Año Nuevo y, ahora, corrían ya los primeros días de mil novecientos setenta y cinco.
Era evidente que su gira estaba siendo un éxito, los gráficos y las estadísticas, avisaban a la agrupación y a sus trabajadores de que las entradas y sus álbumes se habían empezado a vender como pan caliente. Su representante se los confirmaba.
Estaban comenzando a vivir el sueño que desde años habían ansiado hacer realidad, y eso los mantenía más unidos y conectados que nunca.
Debido al auge de ventas, la visible abundancia de dinero se divisaba por sobre todo en las renombradas after parties, las cuales eran las mejores a las que cualquiera de los integrantes había asistido hasta el momento. El bus de gira pasaba a menudo siendo un desastre, pero los cuatro jóvenes no hacían dramas por ello.
Conjunto con este tema, la «zona de descanso» —la cual era en donde se encontraban los camarotes del bus— no se encontraba exenta del caótico desorden que la fiesta para recibir el nuevo año había causado, el cual estaba conformado por manchas de diversas bebidas alcoholicas, colillas de cigarro, serpentinas, confeti, botellas de tragos, vasos entre muchas cosas más. A pesar de este y de la hora, uno de los participantes de Queen continuaba descansando en su cama.El delicado cuerpo del chico se veía casi angelical. Las sábanas blancas, desordenadas enredadas en su cuerpo semidesnudo, su cabello alborotado, y sumada la luz del sol de medio día, le daban un toque de erotismo a la peculiar escena, la cual se había hecho presente varias veces antes de la nombrada fiesta de la noche anterior.
La estereotipada figura de una joven reposaba al lado de Roger, quien volteándose permitió que la luz que curiosa entraba por la ventana del vehículo, chocara contra su rostro, causando que hiciera una mueca de desagrado al percibirla.
Cambió de posición otra vez, y dándose cuenta de que ya no podría conciliar el sueño de nuevo, abrió uno de sus ojos, siendo lo primero que vio la cortina que cubría la pequeña cama en la que dormía junto a la muchacha que acababa de ser añadida a la lista de aventuras del rubio. El último nombrado al sentir que el bus se detenía, desplegó hacia la derecha la suave tela que lo mantenía aislado de lo que pasaba en el bus de gira. Salió del cubículo en el que estaba y, estirándose, oyó como algunos de sus huesos sonaron estruendosamente, provocando que abriera los ojos en señal de sorpresa.
Volteó hacia el lado izquierdo del pasillo, viendo al primero de sus amigos que se presentó ante él.
—Estuvo divertido lo de anoche, ¿uh?
Sonrió travieso el castaño de prominente cabello mientras se recargaba en la pared más cercana que tenía. Miró de pies a cabeza al menor, y mirando con detenimiento los bóxers del contrario, se mordió su labio inferior, reteniéndose.
— ¿No tienes frío? —Preguntó Brian— Digo, estás... semidesnudo.
El otro participante de la recién comenzada conversación le devolvió una sonrisa sospechosa, aún con aire somnoliento.
—Un poco, sí. Y respondiendo tu primera pregunta: no mucho —bostezó y se estiró por última vez. Buscó una bata en las otras camas y, al encontrarla, se la puso—. Ha habido mejores a lo largo del viaje, pero no me quejo: las norteamericanas están locas, locas —al ver que Brian caminó a su propia cama buscando algo en ella, la curiosidad lo atacó, preguntándole lo siguiente—. De todas formas, ¿qué viniste a hacer aquí?
—Buscar mi billetera; acabamos de parar en una estación de servicio y con los chicos queríamos comprar un par de cervezas —sacó unos cuantos billetes de la recién hallada y finalmente miró a duras penas la cara de Roger, intentando no despegar su mirada de esta—. ¿Vienes?
—Es lamentable, pero no. Quiero darme una ducha antes de vestirme y eso tomará más de quince minutos. Pero te encargo una caja de cosas... para la cabeza y dos cajetillas de cigarrillos. Te pagaré cuando regreses. Gracias por adelantado.
—¿Tienes dolor de cabeza?
—Pronto lo tendré, algo me lo dice...
—Claro. Como no lo vas a tener si ayer en la fiesta... —alzó sus cejas y sonrió al soltar un resoplo.
—¿Qué?
—Oh, nada, nada —hizo una señal con las manos queriendo decir «no te preocupes por ello» pero no le resultó—. Entonces, dos cajetillas de cigarros y una de pastillas para el dolor de cabeza.
—No me cambies el tema, Brian.
—Solo tomaste mucho, es todo —evitó observarlo. Sacó de encima de su cama su chaqueta y, mientras se la ponía, contrajo sus labios.
—¿En serio? —Sonrió curioso— Entonces dime eso mirándome a los ojos.
—Tengo prisa. Fred y Deacy me están esperando, Rog —se excusó.
El último en hablar estaba por retirarse de la conversación y de paso del lugar, pero fue detenido por el otro, quien al ver que el contrario hablaría, lo hizo callar poniendo su dedo sobre sus suaves labios.
—Solo una preguntita pequeña antes de que se vaya, señor tengo-prisa-y-debo-irme...
Hubo un corto silencio. Taylor quitó su dedo de encima con máxima suavidad y lentamente, mientras que May lo miraba atento intentando adivinar sus futuros movimientos.
—¿A quién le diste el beso de año nuevo, Bri?
El mayor se sintió acorralado con la pregunta, sin embargo, lo disimuló.
—¿Y tú? Supongo que a la chica que tienes durmiendo en tu cama ahora... ¿no?
—Podría analizarlo... veamos: recuerdo una cabellera castaña, un rostro con ojos avellana con toques de color pardo...
—¿Entonces si? —dijo distrayéndose al mirar los labios del rubio al ver cómo se movían al hablarle.
—Podría ser. Aunque... hay un pequeño problemilla, Bri —el otro lo observó queriendo saber cuál era—. Ella es pelirroja, de ojos verdes.
El guitarrista se encontraba acorralado por su futura pareja, quien cerró la cortinilla que impedía el paso a la sección de las camas, e intentado no hacer ruido, lo besó. El beso fue correspondido unos segundos después. Se permitieron una lenta descarga de brusquedad al besarse y jugar con sus lenguas, la cual acabó con sus respiraciones agitadas y sus sentidos en alerta. Al separarse, se quedaron mirando: el menor sonreía, el mayor tenía una obvia expresión de confusión.
Roger, acercándose a los labios del más alto, susurró cerca de ellos.
—Feliz año nuevo, Brian —calló por segundos, en los que se separó de su acompañante y abrió la cortina—. Te lo digo por si no lo hice anoche después del beso.
Sonriéndole victoriosamente, se retiró, dejando al castaño con palabras en la boca que no alcanzó a decirle.
Transcurrió un corto lapso de tiempo y cuando este se dio por terminado, el vocalista y bajista vieron a May llegar a la parte frontal del autobús por fin pudieron bajar.
—¡Hasta que por fin apareces! —dijo Deacon.
—Lo lamento, no encontraba mi billetera —metió esta en el bolsillo trasero de su pantalón, avisando que estaba listo para dejar el autobús.
Al cometer la última acción nombrada, el menor de los tres se estiró con notable gusto, respirando el aire fresco que dentro del bus no se percibía. Sonrió, y al ver que sus compañeros suspiraron con alivio al sentir la brisa del medio oeste de Norte América. Habló a la vez que caminaba hacia la tienda de la estación de servicio.
— ¿No creen que es genial? —daba vueltas como hélice de helicóptero mientras caminaba. Cuando se mareó, paró la acción— Creo que vomitaré el almuerzo...
—Responderé a tu pregunta: sí, es genial. ¡Y eso que recién llevamos dos meses de gira! No puedo esperar a llegar a los otros países, aunque me dará un poco de pena dejar Estados Unidos: es muy pintoresco —dijo el vocalista sacando unos centavos de sus bolsillos. Al llegar a la acera de la estación de servicio, se detuvo. Sus compañeros imitaron su acción—. Amores, adelántense: debo llamar a Mary, ¡hace dos días que no le hablo!
—Te va a asesinar —dijo Brian haciendo a sus compañeros reír.
—Lo hará si no la llamo —sonrió. Se dio vuelta, y caminó hacia los teléfonos públicos, se despidió mientras ejercía la acción—. ¡Los veo dentro de unos minutos, no roben nada!
Al verlo desaparecer, Brian y John entraron a la tienda. Una vez dentro de ella, se separaron para buscar lo que necesitaban comprar allí.
May fue directo a la zona de pago, parándose de los últimos en la fila, esperando a que lo atendieran y, en ello, se puso a pensar: Roger aún estaba lúcido cuando todo lo del beso sucedió anoche. Además, si él lo recordaba, existía el chance de que otras personas por igual. ¿Qué pasaría si ajenos al tema los vieron en pleno acto? Acababa de notar el problema en el que había metido a Taylor y a él de igual forma.
"¿Tanto te costaba esperar a estar en un lugar más privado, Brian?" se preguntó mentalmente, lamentándose por haber besado a su compañero cuando el chance de que los descubrieran era alto. Pero ¿cómo no hacerlo? El ambiente se había prestado para que aquello ocurriera.
Dejó de pensar cuando sintió que tocaron su hombro. Era John.
—Volví —dijo lo obvio con un six-pack de cervezas en mano—. Ah, ¡qué bueno que te toca ahora! Así saldremos rápido de aquí.
—Sí, uhm... ¿acaso Fred te encargó alguna cosa? —el menor negó en forma de respuesta. Al saber esto, Brian asintió y, al llegar a la caja, pidió todo lo que le había encargado Roger. Pagó también —con el dinero de John- lo que Deacon traía en sus manos.
—¿Algo más? —consultó quien lo atendía a la vez que envolvía en bolsas separadas el pack de cervezas y los cigarrillos y los medicamentos.
El más bajo tomó la bolsa con el alcohol, dejando la otra sobre la mesa, lista para que la tomara su compañero, quien estaba pensando en qué responder a la pregunta que le habían formulado hace poco.
Sus ojos se dirigieron a la zona de medicamentos, encontrando lo que creía necesitar.
—Una caja de esas —apuntó a la repisa y a lo que quería.
—¿Ambien o Ambien CR?
—CR —especificó el comprador. Cuando las tuvo en frente, las pagó y las echó en la bolsa ágilmente, dando las gracias y saliendo de la fila para también al final salir del establecimiento.
Se detuvieron al lado de la entrada de la tienda, esperando a Freddie. En eso, John observaba la bolsa que llevaba Brian con curiosidad.
—¿Qué es el am... am...? —no sabía pronunciarlo.
—Pastillas, pues. ¿Qué más? —le aclaró sarcástico.
—Sí sé que son pastillas, Bri. La pregunta era: ¿para qué sirven?
Iba a responder, sin embargo, Mercury interrumpió su charla al hablar.
—Bien, ya acabé —dijo—. Podemos irnos, encantos.PRI-
ESPEREN ENCONTRÉ UN MEME MUY BUENO QUE CREO QUE LXS REPRESENTA DESPUÉS DE LEER ESTE CAP AJSBKDBEKEBEI am loosing my shit KAJSKSBEI
me reí feo porque, si yo me siento así al leer Cigarettes (sabiendo lo que va a pasar) no me imagino ustedes JAVDJBEJEEJEK LES AMAMOSSSSSSS💕💕💕💕💕💕💕💕💕
Ya orita siiiii hoy día (el día en que lo estaba escribiendo tengan piedad) es domingo 28 de julio creo si ya y ya se nos acabaron las vacaciones buuuhhhhh. Igual vamos a seguir rondando por aquí no se van a librar de nosotras tan facil ConchEtUmArE jujuju
Sentí que fue muy productivo este lapso de dos semanas1!1!1!1! Así que sippppp todo bn
Actualmente esto tiene hasta 055 (si no es 056) caps!!!!!!! ssssSSSSIIII!!!!! Ya muchOoo
Y todo está MUY interesante. MUY. Les cuento algo: al principio le dije a la Sofía que Cigarettes iba a tener solo 60 capítulos JAJAJJAAJAJ DKDBDKDJD pero no we ya nos ven ahí con tres cifras para enumerar los caps (000) broooo esperamos no llegar al límite de capítulos noooo que terrible si pasa eso y no está terminado KSBDKDJKDKD
horrible
TENEMOS 60 CAPÍTULOS YA CONTANDO EL EPÍLOGO ESOOO SKEJEJEJE
Ya y Eso
Espero que les haya gustado el capítulo uwuuuuu cuídense mucho y amor de parte de la Sofía y mío wuuuuu💗
Xaito mitoooo
-Ella
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Cigarettes
FanfictionSiendo casi ya la mitad de la década de los setenta, la banda en auge de fama, Queen, empieza su dominio sobre el rock y otros géneros musicales, comenzando a ser gracias a esto los integrantes de ésta, conocidos artistas en la industria musical. A...