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Me desperté cuando aterrizó el avión. Aunque el vuelo era privado, la prensa todavía nos esperaba con ganas de hacernos al menos una foto.
"¿Sabrán lo que pasó?" Me pregunté en la mente.
Seguridad nos tuvo que escoltar al automóvil y al entrar, los flashes de las cámaras atravesaban el vidrio blindado. Me sentía vigilado.
¿Dónde estaba la parte de mí que amaba ser expuesto frente al lente de la cámara? Ese que mostraba burlón que su intimidad fue impresa en la portada de un periódico.
— ¿No podrías ir más rápido? —Le pedí al conductor, irritado.
¿Qué me pasaba?
—No, señor. Están bloqueando el camino.
Suspiré, desesperándome más.
Cuando llegué a casa respiré hondo y esperé a percibir el olor a encierro, pero la fragancia de lavanda y la corriente que se hacía por la ventana que estaba abierta, le impidió llegar hasta mi nariz.
La puerta se cerró. Brian no parecía tan sorprendido como yo, pero al menos lo estaba.
"¿Cómo habrá entrado?", me pregunté en conjunto que dejaba la chaqueta en el perchero y las maletas en la entrada.
Caminé a la ventana y la cerré. El marco hizo un sonido al chocar el travesaño. Golpeteé los dedos ahí, después, devolviéndome lento al pasillo, pasé un dedo por la mesa. No había rastro de polvo.
"No es justo."
—Qué limpio —comenté, subiendo al segundo piso. Una nota pegada en la puerta de la habitación principal fue lo primero que vi.

«La recompensa por trabajar tan duro. :)»

Abrí un poco más los ojos y me apoyé contra la barandilla de la escalera. Mientras Brian subía, arranqué el papel.
Al estar frente a frente nos miramos fijamente a los ojos, se lo entregué en la mano y se apartó para dejarme pasar.

« ¿Para qué vamos a usar la habitación de invitados? No quiero que otros duerman aquí.
¿Ni siquiera Fred o Deacy?
Ellos pueden dormir abajo.
Está bien, entiendo. Eh..., ya sé, podemos usarla cuando te enojes y no quieras verme por la noche.
Qué tonto, no llegará a eso.»

Sólo era una broma en su momento, así que me reí y después lo besé. Lo curioso es que, no importaba cuánto me enojara con él, nunca ocupé esa habitación.
Abrí la puerta e inspeccioné dentro de la pieza. No estaba del todo mal.
"¿Dormir en una habitación separada siendo que estamos en la misma casa? Ni siquiera hicimos esto en Rockfield."
—Roger —lo oí llamarme desde el pasillo—, no tenía idea...
"No eres tan despistado, habrías escondido la nota." Pensé y salí en dirección al baño. Abrí el espejo: el botiquín estaba lleno de medicamentos aún.
Bajé la cabeza y encontré un labial junto al grifo del fregadero.
"¿Será de ella?" Levanté las cejas. Al escuchar que Brian se acercaba, escondí el labial en mi bolsillo.
— ¿Qué haces?
Lo miré durante unos segundos, antes de agarrar cada uno de los frascos con estimulantes. Subí la tapa del inodoro y cuando abrí la botella escuché que cada cápsula caía al agua. Tiré la cadena en seguida.
— ¿Y los otros?
De reojo me encontré el botiquín de medicinas. El estanque del inodoro ahora se volvía a llenar y podría liberar otra carga en unos segundos. Pero no lo ayudaría más.
—Son tuyos, así que los tendrás que botar por ti mismo —cerré el espejo.
El asintió y yo volví a la habitación de invitados. Me acosté en la cama.
—Saldré —se paró en la entrada y me anunció.
"¿Y eso me tiene que me importar?"
—Avísale a Jim —respondí.
Me miró, esperando que le preguntara adónde iba y con quién. Me instó a suplicar, a oponer algún tipo de resistencia para que pudiéramos discutir y tener esa conversación que pudiera llevarnos a disculparnos.
Pero permanecí callado.
Se retiró a la habitación de al lado y le oí susurrar.
—Volveré tarde, iré con Christine.
"Tendría que estar agradecido, ¿verdad? Al menos ahora es honesto y está haciendo que esta relación sea diferente, ¿no?"

CigarettesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora