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[Glasgow, Escocia. – Finales de mayo de 1977].

  Guardaría siempre en su memoria cómo el show de la noche anterior fue parte de esos que amaba; calurosos y sudorosos. Los fanáticos cantaron y gritaron, el ritmo de la música vibró en sus pechos y retumbó en sus oídos. Se agolparon intentando agarrar la camiseta que uno de los músicos lanzó, y cuando todo terminó, los despidieron dedicándoles "You'll Never Walk Alone".
  No hubo nada ni nadie que echara a perder el ambiente, mucho menos cuando se reconcilió con su pareja poco después salir del escenario. Cuando llegaron al hotel se escabulló con él a su habitación, saltándose la fiesta de después, quedándose despiertos, correteando por la pieza, riéndose e intentando sacarse fotos, terminando por besarse encima de la cama, dejando las fotografías y sus cosas en la otra. Durmieron acurrucados el uno con el otro.
   En sus sueños se le mezcló todo lo sucedido en el día, pero había una cosa diferente al canto de los fanáticos, algo más importante. Su presencia, sus aplausos y pisoteadas que en unanimidad eran ensordecedores y hasta tapaban la música.
   Despertó de un salto en la cama, pestañeando repetidas veces antes de darse cuenta de que había dormido entre los brazos de Roger. Aceptó por poco tiempo todos los besos y las caricias de buenos días que el baterista le proveía, apartándose y buscando una libreta y un lápiz que tenía en su velador. Se sentó en contra del respaldo de la cama empezando a escribir, aceptando al rubio debajo de su brazo, teniéndolo ahora con su cabeza reposando en su pecho.
Terminó de escribir y ladeó un poco el cuaderno para que Roger lo pudiese leer. Después de dejarlo leer, habló.
—Es poco, ¿pero qué...? —Bostezó—. ¿Qué te parece?
—Por lo que llevas, está muy buena. Amaneciste con inspiración —rió, besándolo y sonriéndole entre besos—. Supongo que te quedarás escribiendo, ¿no?
  —Sí, uh, y no tengo muchas ganas de bajar. ¿Por qué no pides que nos traigan algo para comer? Almorcemos aquí, yo pago.
  —Eres el mejor —Roger besó su mejilla y dejó la cama, yéndose de inmediato al teléfono del otro lado de la habitación.
Ordenó lo que quería, y aunque su plan era volver con Brian, fue a la puerta tras escuchar golpes y la abrió. Sus compañeros pasaron sin esperar a que se les permitiera.
  —Sí, pasen sin problemas. Ignórenme, estoy pintado.
  —Ayer en la noche te esfumaste de la nada de la fiesta, ni hablar de Brian. Nos preocupamos un poco por ustedes ya que como pelean a cada rato pensamos que ya se habían matado o algo por el estilo. Agradece que somos buenos amigos y venimos a verlos... —Frederick miró a su izquierda, viendo a Brian al final de la habitación. Lo desordenada que estaba la cama lo hizo suponer que sus amigos habían dormido juntos—. ¡Ah, se reconciliaron!
  —Pensé que llevaría años.
  —Sí, igual yo... —Roger corroboró con el bajista, enarcando una ceja al ver al par sentándose en el sillón—. No es necesario que se queden, ¿saben?
  —Tienen para follar todo el resto del año, pero ahora, agradecería que me escucharan. He estado escribiendo canciones y creo que ya viene siendo hora de que empecemos a hablar del próximo álbum.
  —Vas muy rápido —resopló—. Ni siquiera hemos terminado esta gira...
  —No, es que tú eres un flojo y aburrido. Me comprenderías si tuvieras canciones que enseñar o si es que estuvieras yendo al mismo ritmo que yo.
  Oyó los pasos de Brian alcanzar donde estaban reunidos John, Freddie y él. Miraron en conjunto al guitarrista.
  —Yo igual he estado escribiendo.
  — ¿Ven, ven? No soy el único.
  —Despertó saltando, lo hubieran visto —John se rió junto a él—. Escribió un poco y no lucía nada mal...
  —La inspiración le regresó ahora que Roger le dio la pasada —murmuró Deacon.
  —Aparte... —Aceptó el guitarrista—. Es que, no lo sé, se me revolvió todo lo de ayer, la gente cantando, bailando, aplaudiendo y todo eso... Me hizo darme cuenta de que estamos perdiéndonos una oportunidad que no muchas bandas que conozco tienen, los movemos y eso va más allá de lo que imaginamos. Es algo que no tendría por qué molestarnos a pesar de que a veces no nos dejen escuchar ni lo que nosotros mismos tocamos.
  —Mm, ahora que indago más en el tema y lo veo de otra perspectiva... Puede que tengas razón, lejos de ser un problema es también una oportunidad, si es que la usas bien. Quiero decir, no, no nos permiten escuchar bien ¡pero cantan letras que hicimos con ese fin!
  —Nunca pude entender por qué les molestaba. Si yo voy a un concierto es para cantar o gritar, sino mejor me quedaría escuchando radio en mi casa... Esto es igual que un partido de fútbol, la gente va específicamente para eso. No conozco a ninguna persona que no haga un alboroto cuando su equipo favorito mete un gol. Celebramos con ellos y viceversa.
  —Esa es una buena palabra, celebrar...
  Se miraron entre sí, esbozando sonrisas porque al parecer se encontraban en sintonía. Freddie habló.
  —Entonces..., el plan es el que estoy pensando, ¿no?

CigarettesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora