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El staff encargado de la preparación del concierto caminaba dispersado de un lado a otro por el recinto en el que se efectuaría el recital.
El camerino que compartían los chicos en común era lo suficientemente amplio como para que no se toparan, cosa que al pequeño equipo de estilistas que lograron contratar —haciendo de esta forma su último show de la primera fase de la gira más costoso— les favorecía.
Roger, quien estuvo listo de los últimos, se encontraba sacudiendo rápidamente sus manos y piernas para relajarse de alguna forma. Saltó en dos ocasiones seguidas, y cuando acabó, se encontró con la mirada del bajista, quien lo observaba sonriente a través del espejo en el que se encontraba arreglando su ropa.
Si bien ya se había acostumbrado a las multitudes considerablemente grandes, aún sentía una pizca de aquel nerviosismo en su interior que experimentó en el primer concierto de la gira.
—Estoy un poco nervioso, es todo —le explicó el por qué de sus frenéticos movimientos a John.
—¿Ya no son tantos como en el primer concierto?
—No, ya no. Gracias por preguntar —sonrió mostrando sus dientes.
—¡Qué bueno que lo aceptes! Pero por ello no te preocupes, la inseguridad irá desapareciendo conforme le tomes el ritmo a la situación. Además, mientras más seguridad, más chicas atraes, ¿no es así?
—¿Qué? Oh, claro, sí... Me nombraste eso y de inmediato liberé presión —se acercó un poco a Deacon—, aunque quizás se fue para otro lado esa presión al pensar en lo que viene después.
Los dos artistas rieron debido al chiste de doble sentido que Roger efectuó. Cuando sus risas empezaron a cesar, vieron como Freddie salía del cubículo destinado al cambio de atuendo, y este se presentó ante ellos con el extravagante look que usaría aquella noche.
—¿Y eso? —preguntó Roger mientras callaba sus risas de poco.
—¡Se le llama glamour norteamericano! —levantó sus brazos, dejando caer la tela que hacía la impresión de que tenía alas desplegables— ¿Qué les parece?
  —Bien, está bonito —opinó John sonriendo—. ¿Donde lo conseguiste? Quizás le lleve dos a mi mamá —le sacó risas al baterista.
  —Ustedes no lo notaron, pero hicimos una pequeña desviación en el modesto tour que hicimos por la ciudad y pasamos por un callejón de tiendas de ropa. En una de ellas, había un tipo de remate de vestidos de boda, entonces sencillamente una conocida mía les hizo un par de modificaciones a los que compramos y ¡ta-da! Quedaron estos hermosos trajes. Zandra de verdad de lució, digo, lo hizo en muy poco tiempo.
—¿Zandra? ¿Quién es Zandra? —preguntó Roger. De allí en adelante, solo habló él con el vocalista.
—¡Oh! Una amiga; la contraté esta tarde. Ya la conocerán, es muy agradable. Ahora mismo debe estar merodeando por aquí... Viajará con nosotros el resto de la gira, espero no les moleste.
—¿Contrataste a alguien sin consultarnos?
—No me entiendas mal, corazón, no fui el único que accedió.
  —Un segundo: ¿"hicimos", "pasamos", "estos hermosos trajes", "no fui el único"? Me suena a manada. ¿Alguien más está ocupando lo mismo que tú, Fred?
En aquél momento, el guitarrista entró a la habitación apresurado, buscando al parecer un centavo.
  —Dios, ¿alguien tiene una moneda? No debe ser específica ni nada, es solo para... —volteó, todos lo miraban— ¿Qué?
  —¡Ah, combinaron sus vestuarios! —exclamó emocionado el menor de los cuatro.
—Y eso que no han visto la mejor parte: —se dirigió hacia Brian, quien aún trataba de procesar lo que estaba ocurriendo. Cuando llegó a él, agarró su mano derecha y la mostró orgulloso a sus otros dos compañeros de banda— ¡tenemos uñas que también combinan! Si me preguntan, Brian sabe pintar bastante bien las uñas. ¡Cariño, deberías ser manicurista!
—Ah —suspiró John—, pero qué envidia. Se ven tan lindos; parecen novio y novia listos para casarse. ¡Oh, Rog! Deberíamos hacer lo mismo algún día.
—Es lindo, pero paso —mostró la palma de su mano sonriendo con los ojos cerrados—. Prefiero tener un estilo único.
Todos rieron, incluidas algunas de las personas que estaban presentes en la estancia.
El bajista caminó hacia la puerta, Freddie hizo lo mismo. Antes de que se fueran de allí, se escuchó lo último que dijeron:
—¿Puedo ser la niña de las flores? Haré mi trabajo bien.
  —Claro que sí, mi vida. Te verás hermoso con vestido o algo parecido.
  El par desapareció de escena, todos los presentes dedujeron que era para ir ya detrás del escenario. Roger cogió sus baquetas de su bolso, luego miró a Brian de pies a cabeza, el mayor repitió la misma acción, y cuando ambos acabaron, se sonrieron.
  El ojiazul aquella noche, gracias a los ayudantes, lucía mucho más arreglado que de costumbre: vestía una camisa manga corta negra con detalles dorados, abierta hasta el final. Jeans azules a la cadera, junto con un modesto cinturón negro el cual ayudaba a que la prenda anteriormente nombrada estuviera mejor asegurada. Su cabello había sido peinado de forma que tuviera ligero volumen y para complementar: collares con colgantes que descansaban en su cuello y muñequeras de tela suave de color negro con una franja blanca en el centro. En cuanto a Brian, él estaba con ropa mucho más extravagante que la que usaba siempre. Su amigo el vocalista le hizo salir de su zona de confort, y aquello había terminado en un éxito rotundo. El blanco atuendo del joven castaño relucía gracias a las luces del lugar en el que estaban. Sus pantalones eran negros, al igual que sus zapatos. Y en cuanto a la parte de arriba, el diseño de esta era igual a la que tenía Mercury: si elevaba sus brazos, la tela dejaba la misma caída que la pollera del pianista. Brian agarró su guitarra y salió de los vestidores, el menor hizo lo mismo. Terminaron por caminar juntos en dirección al escenario; mientras más se acercaban a este, más se oían los gritos de las personas que ansiosas los esperaban.
— ¿Y esa camisa?
  — ¿Qué con ella?
  —Debes tener cuidado —apartó el cabello del menor del hombro derecho del mismo, dejando al descubierto los chupones, marcas y mordidas que él le había hecho—, un movimiento en falso y verán todo.
  Roger se sonrosó y rápidamente arregló su cabello, cubriendo con el mismo su hombro. Arrugó las cejas, molesto por lo que May acababa de hacer.
  —Además —la gente pasaba por delante de ellos, y la dupla continuaba conversando a pesar de esto a la vez que aceleraron el paso. Sin mirarse, las palabras volvieron a fluir—, pienso que deberías cerrártela.
  —Es abierta, no puedo abotonarla —informó cortante. Los labios de May se abrieron con intención de reclamar, sin embargo, Taylor no le dejó decir nada—. No quiero escuchar ni un solo reclamo, menos de tu parte.
— ¿Por qué estás enojado? ¿Acaso no te gustó lo de anoche?
—Qué huecas suenan esas preguntas, Brian.
—Es que de verdad no se me ocurre otra razón por la que te hayas molestado.
—Entonces permíteme decirte que estás siendo bastante superficial al hacer tus análisis de mierda.
El dúo llegó detrás del escenario, subieron la corta rampa que había y después se quedaron parados esperando tras bambalinas. Se mantuvieron un tanto alejados de John y Frederick, quienes conversaban animadamente mientras el último servía algún tipo de bebida alcohólica en dos pequeños vasos destinados para ello, esta acción se estaba convirtiendo poco a poco en un ritual que hacían antes de pisar cualquier escenario. Brindaron y tragaron el shot, riendo al acabar. Brian y Roger, observando a sus compañeros, continuaron conversando. El de cabello ondulado dejó su instrumento apoyado en la pared.
—Aunque me gustaría poder, tienes claro que no puedo ver dentro de tu mente, no tengo poderes telepáticos. Si quieres que esto se resuelva solo dime qué hice o por lo menos dame una pista.
Callaron unos segundos, en los cuales el bullicio de la gente atacó. Taylor tomó aire y después observó al mayor con un toque de reproche en sus ojos.
—Después de que todo eso terminó y comenzamos a hablar, de alguna u otra forma sentí como que solo querías estar en esa situación conmigo nada más, ¿sabes? Se sintió un poco —hizo una pausa, dándole dramatismo a su diálogo— desalentador.
—Te pregunté si dormiríamos juntos y simplemente te fuiste.
—La verdad es que no quería dormir contigo si tenías las mismas intenciones que naturalmente tenemos con las personas que «vienen y van», si me entiendes...
— ¿Y querer un poco de intimidad contigo está mal?
Otra vez silencio. Ambos recargaron sus espaldas en la pared más cercana que tenían, los gritos de los fans y las luces que atenuaban su iluminación poco a poco hasta dejar oscuro el lugar, los apresuraron a continuar con la conversación y si era posible, terminarla.
May se impulsó hacia adelante, sabiendo por la forma de hablar del menor que éste había bajado su guardia. Ahora se puso frente a Roger y lo observó directamente sin recibir mirada alguna del más bajo.
El rubio resopló, ahora estaba confundiendo las cosas.
—No, Bri... no es eso —levantó su mirada, encontrándose con los confundidos ojos avellana del castaño.
— ¿Entonces?
—Tengo miedo.
— ¿De qué?
—De que esto acabe como lo demás.
Se dejó de apoyar en la pared y al ver a sus amigos entrar al escenario enérgicamente, se dispuso a hacer lo mismo, no obstante, antes de acometer aquella acción husmeó en sus propios bolsillos. Cuando encontró lo que buscaba, se lo lanzó a su colega, quien atrapó rápidamente el objeto, el cual era una moneda. Habló.
—Y por como veo que vamos, lo más probable es que así será.
  —No, Rog. Esto no...
  El asistente de la banda los veía conversar y creía que aún no se habían dado cuenta de lo que sucedía. El staff los miraba confundidos, nadie sabía por qué no entraban al escenario, fue aquí cuando Paul decidió interrumpir una vez sintió que el dúo no reaccionaba a las señales que sus amigos hacían desde el escenario, llamándolos a que entraran.
  —Chicos, lamento interrumpir pero no podemos retrasarnos con el concierto, debemos tomar un avión después de terminar con esto. Ya deben entrar —se entrometió en la charla de los músicos.
  El público había empezado a zapatear y a aplaudir al mismo ritmo, diciendo con ello que ya estaban impacientes porque el show comenzara. May y Taylor se observaron una última vez, casi diciendo con ello que no querían dejar inconcluso el tema. El ojiazul pestañeó varias veces y sacando sus baquetas de su bolsillo trasero pasó por al lado del castaño dejándolo con palabras en la punta de la lengua, se dio la vuelta, y se alejó de él con una caminata a velocidad normal. Al entrar en escena esbozó una sonrisa y elevó los palillos. Cuando se sentó en el sillín de la batería y golpeó el bombo hizo gritar un tanto más fuerte al público, riéndose por aquello.
  May, después de mirar el actuar de su compañero, volvió a la moneda y permaneció en su lugar; ¿por qué cuando Roger finalmente estaba listo para esto, Brian sentía que él no?
  Roger parecía otra persona frente a los demás.
  Evadiendo la verdad que debía afrontar, cerró su puño con la moneda dentro, y elevó su mirada para consiguiente agarrar su guitarra, ponérsela y acomodar la correa de la misma de manera que más le favorecía.
  — ¿Entrarás o no, rulitos? —le dijo por el micrófono el rubio.
  —Suerte —le escuchó decir a Prenter.
  Al final el guitarrista entró al escenario a paso lento.
Frederick al ver a todos presentes, marcó el ritmo y los primeros acordes de la canción que iniciaría la noche del concierto sonaron. La gente aclamó, sin embargo ahora aquellos gritos sonaban sordos a los oídos del guitarrista y baterista.
No eran importantes.

[...]

CABRXSSSSSSS HOY DÍA ES EL CUMPLEAÑOS DE LA SOFI DESÉENLE FELIZ CUMPLEAÑOS!!!!!!🎂🎊🎁
Eso
AHORA:
VACACIONES DE SEPTIEMBRE
ESOOOOOOBEKEKEJE
ya.
AHORA: QUE DIRÍAN DE UN AU MAYLOR MODERNO????
YA DOS:
WEON ALGUIEN DÍGALE A BRIAN QUE ENRIENDQ LA CAGÁ QUE SE MANDÓNCONCHETUMARE
YA TRES:
Me voi a hacer un piercing chikessss
ya eso
Chao.
-Ella

CigarettesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora