[Europa, Francia. Afueras de París. – 1975. Sábado, cinco de la tarde]
Los elegantes tacos del vocalista fueron lo primero que se vio en la escalinata que daba a la salida del avión. Hizo una pose por si había periodistas y prensa esperando la llegada de la agrupación, pero lamentablemente no era así: lo único que logró en vez de buenas fotos con su mejor ángulo, logró impedir la salida de sus otros compañeros abordo de la máquina en la que viajaron.
— ¡Ah, la bella París! —intentó divisar alguno de los icónicos monumentos que la ciudad tenía, pero se desilusionó al no encontrar ninguno— ¡No veo nada de lo que esperaba! ¿Están seguros que estamos en París?
—No, no lo estamos —respondió Paul.
— ¡Pero creí que este avión nos llevaría a París! ¿Acaso nos estafaron?
—Por si acaso... Francia no es lo mismo que París, Fred —le informó Brian, sacando después su cabeza por un pequeño agujero que había dejado el vocalista. Examinó con su mirada el lugar, dando el veredicto final una vez estaba seguro de dónde estaban—. Por lo que veo, ahora mismo nos encontramos en las afueras de la ciudad. Recuerdo que Paul hace un rato me dijo que debemos conducir dos horas hasta...
—Qué desilusión —lo interrumpió Frederick dejando de hacer la teatral pose digna de primera plana.
—Un momento, ¿pensabas que París era lo mismo que Francia? Nunca pensé que fueras así de malo en geografía.
—Fue una simple confusión, John —se excusó el persa mientras por fin bajaba por las largas escaleras del avión, permitiendo con ello que sus amigos también pudieran salir del medio de transporte para respirar el aire fresco y puro de los campos franceses.
Una vez todos estaban en la pista de aterrizaje, Roger habló, diciendo así lo disconforme que estaba con el plan que tenían para llegar a la capital francesa.
—No creo aguantar dos horas más sentado, ¿no hay ninguna forma de llegar más rápido a París? —preguntó mientras se arreglaba sus lentes de sol a la vez que observaba a su alrededor.
El grupo se quedó callado unos segundos, en los que el ruidoso despegue de un avión llenó el silencio que habían formado. Una vez acabado esto, Paul se dio la tarea de responderle.
—De hecho, la manera más rápida de llegar es en auto, lo cual es equivalente a las dos horas que nombré —explicó—. Así que no, lamentablemente no la hay.
—Así que empiecen a moverse para ir al área de desembarque a retirar el equipaje. El transporte no nos esperará si por alguna razón nos retrasamos, así que, es mejor que nos apuremos —Reid logró que el grupo de personas se moviera.
Mientras caminaban en dirección a la edificación, su manager les fue hablando a la vez de que revisaba la agenda de la banda, informándoles de todo su itinerario.
—Bueno, hoy el resto de la tarde la tenemos libre, más que nada para que nos acomodemos en el alojamiento y quizás explorar un poco de París. Éste es el horario del lunes; a primera hora tienen una reunión de trabajo con el equipo que los ayudará en este lapso de Europa y luego, almuerzo a la una de la tarde cerca del lugar del concierto. Después, a las cuatro, conferencia de prensa. A las seis, prueba de sonido. A las ocho, preparación general para el concierto y a las nueve empieza el susodicho —dio vuelta la hoja para ver el otro lado de ésta—. Ah, casi lo olvido: a las once de la noche más menos tenemos una fiesta de recepción en el hotel Ibis.
La banda en realidad no había captado del todo el extenso monólogo que su representante había acabado de decir, pero, para no causarle molestias, fingieron haberle escuchado y entendido lo que con toda disposición John había dicho.
Apenas llegaron al edificio del aeropuerto, caminaron hacia la zona de chequeo, donde recogieron sin problemas su equipaje. Pasando por el módulo de información, Frederick agarró uno de los panfletos que estaban a disposición del público turista, para al final abrirlo y leerlo. Dijo con toda emoción:
—Ópera, ¡en París hay ópera! —se escuchó un «no me digas» de parte de Brian—. Quizás podríamos ir y...
—Oh, no lo creo —le puso los pies en la tierra Paul—. Digamos que redujimos los gastos a los justos y a los necesarios para tener un estado financiero estable. Peligrar económicamente en un país extranjero no es una buena idea.
—Ow, ¿ni siquiera pagar los asientos más baratos? El precio baja si compras los boletos el mismo día de la función —intentó convencerlo el pianista.
— ¿No les bastó con lo de Boston? —preguntó el manager.
—Al parecer a Fred no. Alguien le cogió el gusto al teatro musical, ¿no, Freddie? —preguntó Roger soltando risas burlescas, provocando al persa para entrar en una pelea verbal que quién sabe hasta cuándo duraría.
Empujando el carrito con maletas que a Roger le tocó llevar, se quedó atrás hablando con Freddie, acabando por armar una pelea sin fines de terminar enfadados el uno con el otro. A pesar de esto, las bromas pesadas y los sobrenombres molestos se hicieron presentes de todas formas en la batalla.
En un intento de no escuchar la absurda pelea Paul, Reid, junto con Brian y John, aceleraron el paso y por consecuencia adelantando al par que ahora discutía.
—No es malo ser amante de la ópera, amigo: los lentes de ópera son los mejores, además, ahora podremos compartir vinilos —le dijo a Mercury quien de pronto estaba mucho más callado de lo normal, haciendo que la cara de Taylor cambió de una risueña a una de preocupación por esto mismo—. Aaah... ¿dije algo que no debía? —preguntó preparándose para entrar en una discusión de verdad en donde él tendría que buscar el perdón del vocalista tras distintas formas de mendigar por las disculpas.
—No, no para nada —lo tranquilizó.
— ¿Entonces?
—Es que de pronto se me vino algo a la cabeza y resultó que no se me puede olvidar. ¿Tienes algún papel de casualidad?
—Oh, no... pero espera —se detuvo, dejando el carrito a medio camino y corriendo hacia donde estaba un trabajador del establecimiento haciendo papeleo.
El pianista intentó escuchar atentamente al rubio, sin embargo, falló en su misión. Al acercarse un poco más a donde se encontraba Roger, notó que éste se había desenvuelto perfectamente en el idioma del país en el que se encontraban. Se asombró debido a esto.
—Toma —le dijo Taylor a su compañero mientras le entregaba un papel y un lápiz—. No demores mucho, me dijo que era el único lápiz que tenía.
— ¿Le hablaste en francés?
— ¿Que no era que tenías que anotarlo rápido o se te iba a olvidar? —preguntó, evadiendo responderle.
—Tomaré eso como un sí. Ahora, date vuelta —usó la espalda del rubio como mesa y al terminar, dobló el papel y lo metió en su bolsillo. Le entregó el lápiz a Roger, quien durante toda esta operación no había quitado sus ojos del carro que tenía las maletas pertenecientes a él y a sus amigos—. Anda, entrégaselo.
El más bajo hizo caso a la orden, llamando la atención del trabajador y finalmente devolviéndole su lápiz.
—Merci —se le escuchó decir a Taylor.
Mientras la dupla caminaba hacia el carrito, Freddie hizo espacio para hablar sobre el nivel de francés que el baterista poseía.
—Te llamagué señog Taylog —imitó el acento francés Mercury, haciendo reír de esta manera a su amigo, quien bajándole el perfil a este asunto, actuó con humildes frente a los cumplidos que el de pelo negro dijo después de hacer aquella imitación—. ¡Eres bastante bueno en el idioma! Te usaré como traductor gratis.
—No es para tanto —hizo movimientos con su mano a la vez que soltaba risitas—. Los demás también saben hablar otros idiomas, no soy excepción.
—El dialecto que inventó Deacy no cuenta —impuso—, así que por lo que sé, eres el único que sabe.
Cuando finalmente estuvieron frente a frente con el carrito transportador de maletas, retomaron la caminata junto con el objeto. Siguieron conversando sobre el tópico anterior hasta que a Roger le picó la curiosidad sobre el papel que tenía Freddie y sobre qué había escrito el persa en éste, por lo que decidió investigar, causando que cambiaran de tema.
—Y... ¿qué era lo que no debías olvidar? —consultó observándolo fijamente, esperando ansioso por dentro la respuesta del pianista.
—Uhm...
—Oh —miró el camino ahora, soltando risitas airosas—, lo lamento. Puede ser algo privado y yo aquí de metiche.
—Está bien en realidad, no es nada privado, digo, lo es pero... agh, no me digas raro, ¿si? Pero hace un par de años tuve un sueño, en el que escuché algo, más bien un sonido. Pronto eso se convirtió en una melodía. Con el pasar del tiempo la he ido perfeccionando y tal...
Sacó de su bolsillo el papel y lo abrió, entregándoselo a Roger, quien sin parar de caminar, manejó con una de sus manos el carro y leyó al principio tranquilamente el mismo, mas no pasaron unos segundos y su actitud cambió, siendo ésta una asombrada ante lo que había visto.
—Me preocupas —habló intercalando su mirada entre lo que tenía al frente, el papel y entre Mercury.
— ¡Oh, no, no! No lo mal entiendas. He estado escribiendo canciones —sonrió, riéndose por el mal entendido que una frase sin trasfondo explicado había causado. Vio a su compañero suspirar aliviado, por lo que continuó—. Lamento si te asusté.
—Está bien, está bien —lo calmó, volviendo a tener en su rostro la expresión relajada de siempre—. Así que... ¿escribiendo canciones, eh?
—Sí. La inspiración me viene de pronto. No lo sé, hay algo distinto; el cambio de aires y esta experiencia de la gira no han hecho más que llenarme de ideas e inspiración que espero que sirvan para nuestro próximo álbum o...
—Wow, más lento. ¿Próximo álbum? ¿Tanta inspiración has tenido como para llegar a escribir las suficientes canciones para lograr crear un álbum con ellas?
— ¿Qué? No, cariño, cómo crees... aunque ¡desearía!, sería de verdad un gran dote.
Rieron ambos y cuando acabaron, el pelinegro se dio la libertad de continuar.
—La cosa es que... bueno, confío lo suficiente en ti para mostrarte en lo que he estado trabajando.
— ¿En mi? Digo, no es que me moleste ni nada pero... —rió— me es algo confuso.
—Tuviste buen ojo con Killer Queen, Rog: dijiste que iba a ser algo grande y míranos, aquí estamos. Debo aceptar que por mis altos niveles de narcisismo, te creí desde un principio e incluso pensé en esto, pero nunca lo visualicé de ésta forma.
— ¿De ésta forma?
Miraron a los demás, quienes reían probablemente por un chiste o comentario lanzado por alguno de ellos cuatro. El par sonrió para sí.
—Antes de entrar en la banda, me había resignado a que lamentablemente mi destino era quedarme en Inglaterra para siempre, trabajando quizás para una empresa que contratase diseñadores gráficos o corrientes. Luego, tener gatos- digo hijos pero también gatos, verlos crecer, tener nietos, envejecer con una linda esposa a mi lado y... morir. Bueno, tampoco es que esa sea una mala vida —rió, mostrando sus dientes—, pero tras pensar y pensar... ese no era yo. ¿Cómo vivir una vida que le pertenece a alguien más? Me preguntaba cada día eso, llegué a la conclusión de que necesitaba una salida, un rayito de sol que disipara esa... oscuridad en la que estaba.
La viva imagen de un ambiente alborotado fiestero universitario se le vino a la mente, lo recordaba perfecto, nunca se le iba a poder olvidar. Mercury continuó.
—Y los vi, y ustedes eran, ustedes eran ese rayito que tanto buscaba —sonriente volteó, admirando el perfil del rubio—. ¿Has sentido esa sensación de que solo una cosa lo cambió todo?
Roger sintió una puntada en el corazón, acabando por recordar ciertas experiencias que estaba tratando de enterrar en su memoria. ¿Qué era?, ¿qué era lo que lo cambió? Indagó aún más, pero no había respuesta, eso porque se estaba haciendo la pregunta incorrecta. Pero de pronto conectó todo: ¿quién era?, ¿quién fue el que lo cambió? Dio en el blanco al cambiar un par de palabras.
Alzó la mirada y buscó desesperadamente al que creía era su respuesta, pero no: observó a May a la vez que abría sus labios suavemente, pero él no era.
Esto no era sobre Brian, nada de lo que estaba sucediendo entre ambos era sobre él. La previa discusión que habían tenido horas antes no era sobre él. El problema no era May, pero si no era él... ¿quién lo era entonces?
Pestañeó varias veces, intentando disipar la verdad de la que acababa de darse cuenta.
—No, lamentablemente —mintió. Sonrió para no levantar sospechas de lo que había reflexionado—, pero estoy seguro de que pronto lo haré.
Callaron unos segundos, pero Frederick habló, por fin agarrando fuerzas para revelar la verdadera razón por la cual estaban dialogando de ese tema.
—Seré directo: tengo una pregunta y me gustaría que fueras sincero... —tomó aire.
El menor miró en dirección al vocalista, provocando que sus miradas se encontrasen. Al ocurrir esto, se observaron de dos maneras distintas, siendo la confundida la del rubio e insegura la del pelinegro.
—¿Qué...? ¿Qué está sucediendo entre Brian y tú, Rog?Hijue puta los descubrieron!!!!!!
HOLAAAAA, COMO ESTANNNN yo mal porque es nuestro último día de vacaciones dieciocheras 💔🥺 however, les traemos capítulo nuevo como diosito manda
QUE CREEN QUE ROGER RESPONDERÁ!!!!! DEJEN COMENTARIOS!!!!!
Es divertido leerlos
Lxs amamossssss
Adiosssss -Ella💕💕💕💕
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Cigarettes
FanfictionSiendo casi ya la mitad de la década de los setenta, la banda en auge de fama, Queen, empieza su dominio sobre el rock y otros géneros musicales, comenzando a ser gracias a esto los integrantes de ésta, conocidos artistas en la industria musical. A...