[040]

282 38 42
                                    

El castaño finalmente se despertó, arrastrando los párpados cansadamente, intentando espavilarse. La noche anterior se perdió entre sus pensamientos y sin previo aviso cayó profundamente dormido.
  No obstante pareciera ser que fue el primero en despertar de los cuatro jóvenes presentes en los cubículos. Estiró su brazo y sobó su cara, sintiendo de pronto que todo lo que había sucedido ayer se le venía encima.
  Se quedó mirando al techo y suspiró, recordando la forma en que el menor lo observó por última vez y que también ignoró su pregunta. No alcanzó a decirle ni buenas noches.
Estuvo unos cuantos minutos así, pensando y pensando hasta que el hambre lo atacó, cuando esto sucedió se comenzó a remover suavemente de la cama, cuidando de que sus movimientos no hicieran tanto ruido: no sabía si sus compañeros seguían dormidos o ya habían despertado. Cuando logró bajar de su cubículo observó su alrededor, viendo que todo estaba en orden.
Lo único que escuchó antes de retirarse fue el motor del autobús. Ahora su cuerpo se movía hacia la salida de la zona de descanso —como la habían denominado anteriormente en alguna de las noches en las que se quedaban conversando—, resoplando por lo abrumado que se sentía.
Para distraerse un poco arregló su camiseta sin levantar su mirada, sin embargo, cuando llegó a la cocina se sorprendió al ver que dos de sus amigos estaban sentados, tomando una taza de alguna bebida caliente y comiendo tostadas junto a dos pares de huevos fritos. Al verlo entrar, Freddie y John guardaron silencio, provocando que el castaño los mirara extrañado.
—Al parecer, interrumpo algo... —dijo mientras se acercaba a la alacena con el objetivo de buscar ingredientes los cuales cocinar. Abrió el mueble, inspeccionando su interior.
—¡No, no, no! Para nada, tesoro. Con Deacy estábamos hablando sobre... —pensando en una mentira buena, terminó por mirar hacia los desordenados sillones. En uno de ellos, reposaba un pandero, el cual alguno de los ayudantes o los mismos integrantes de la banda en su estado de ebriedad, había dejado— ¡pandero! ¡Necesito un pandero!
—Pero estábamos hablando de Ro... —recibió un golpe en la cabeza— ¡Auch, Freddie!
—¡Hablando de robar un pandero! —rió agudamente, revelando que estaba nervioso— Ya sabes lo caros que están, así que...
—Mira hacia a ese sillón de allá —le dijo May, el pelinegro volteó y supo allí que el guitarrista se había dado cuenta de que ya tenían una unidad del hablado instrumento en su posesión—. ¿Estás ciego o...?
—¡No lo había visto! —su actuación frente al problema era extraña— Ahora estoy... ¡feliz por el pandero!
—Me parece bien —quien estaba hablando, se dirigió al pequeño refrigerador que había, lo abrió y en consecuencia lo inspeccionó, encontrando variadas cosas para cocinar.
Brian hablaba desinteresado, esto despertó la curiosidad en los otros participantes de la charla.
— ¿Pasa algo? —consultó el joven Deacon.
—Nada en especial —sacó mermelada y dirigiéndose a donde estaba el pan, cogió dos rebanadas del mismo—. Estoy cansado, es todo.
Dejó tostando las rebanadas de pan y golpeteando sus dedos contra el mueble de la cocina, se impulsó para consiguiente darse media vuelta. Continuó.
—Vigilen que no se queme el pan, si no es mucha molestia —pidió—. Yo iré al baño, ya vuelvo.
—Nosotros vigilaremos, tu ve tranquilo.
Apenas el guitarrista desapareció de la cocina, el pelinegro continuó en su anterior e interesante conversación secreta que estaba teniendo con el bajista. Sin embargo cambiaron de tema por unos momentos.
— ¿Qué le pasa? —consultó John.
—No lo sé... —replicó Mercury— pero supongo que hay que creerle eso de que está cansado, no veo otra razón para que se comporte así.
El que no hablaba escuchaba atentamente lo que su amigo aseguraba saber, ya que las minuciosas palabras del pianista y la forma en que narraba la situación que había presenciado, le daban credibilidad al asunto.
—Pero bueno, volviendo al otro tema: es cierto lo que te digo.
—No lo sé... —negó un par de veces con su cabeza— ¿y si fue un mal entendido? Todos hemos tenido alguno más de una vez y contando con que Roger trae a una nueva chica cada noche y Brian una cada dos, es muy poco probable que sean como especulas que son.
—Oh, vamos, deja de decir lo típico que todos dicen cuando algo de este estilo pasa, ¿quieres? Te estoy contando la verdad cuando te digo que en tu casa, cuando estábamos ensayando para top of the pops, desperté antes que todos ustedes y los vi compartiendo una de esas camas improvisadas que habíamos hecho. Sus brazos y las... —pensó unos segundos— las piernas, las tenían unidas entre sí. Claramente habían dormido abrazados.
—Fred, ocurrió el año pasado... ¿no puedes dejarlo simplemente ser?
—No —se cruzó de brazos.
—Bien, bien. Mira, entiendo tu punto, pero no creo que ellos sean así. Yo y Roger hemos dormido juntos y él no hecho nada de ese tipo de cosas —aclaró debatiéndole.
—¡Es distinto! —exclamó en volumen bajo— Lo pondré en el ámbito normal para ver si entiendes: yo no voy a ser cariñoso, ni mucho menos me le insinuaré a una chica que no me gusta, pero las cosas cambian con la mujer que sí me atrae. El punto es: Roger no hará nada contigo si no le gustas, en cambio con Brian...
—No lo sé... siento que estás buscándole la quinta pata al gato.
—Cariño, claro que no. Lo que sucede es que están siendo lo suficientemente cariñosos en frente de nuestras narices y tú como eres distraído, no te das cuenta. Pero la cuestión no es esa: la verdadera incógnita aquí es que no sabemos si hay algo entre ellos o no, y si queremos saberlo, tendremos que averiguarlo con cautela y no será tarea fácil —vio cómo el menor lo miraba—. ¿Por qué me miras así? No me puedes decir que no te interesa el tema.
—No es que no me interese, es solo que en eso de asuntos personales... —negó tomando con ambas manos la taza de té que le pertenecía— uff, prefiero no meterme. Según lo que me han contado, Roger es lo suficientemente discreto cuando una relación va en serio.
—¿Quién te dijo eso?
—Brian, pero aquello no importa. Y bueno, si nos basaremos en argumentos del año pasado, tú mismo viste que cuando estábamos grabando el álbum, Roger desaparecía de la nada. Por más que le preguntábamos, él no nos respondía nuestras dudas y solo te diré que ni siquiera Brian sabe qué es lo que Rog hacía cuando se iba y tú más que nadie tiene claro que si no se lo cuenta a Bri, entonces nadie más que Roger en sí mismo lo sabe.
—Mmm, tienes razón —se formó un silencio, en el cual ambos se quedaron pensando acerca de la situación. Freddie una vez tuvo sus ideas ordenadas, las compartió con su cómplice—. Ya los haremos confesar, solo hay que ejercer un poco de presión sobre ellos.
—¿De presión? —el contrario asintió repetidas veces— Explícate.
—Roger no hablará, eso está claro. Sin embargo, sí lo demostrará, a través de celos o alguna cosa que elija. En cuanto al castaño ese, su propia boca lo traicionará: dira una cosa, luego afirmará otra. Nos guiaremos por la siguiente lógica: en Roger afectan las acciones, en Brian las palabras. Dios santo, son tan diferentes que la frase «opuestos se atraen» los describe a la perfección.
—¿Pero cómo lo haremos? Ahora mismo, no veo tensión entre los dos ni nada por el estilo.
—Estoy seguro de que sí la hay, tan solo han resuelto sus problemas y la han ocultado bien... —finalizando ya la estructuración del plan, habló por última vez. Estaba decidido a desenmascarar la verdad junto con su compañero de misterios— demasiado bien.

OOOOOOOOLA CHIKINENESSSSS
K TALLLLLL
He aquí, los cabros ya empiezan a sospechar de sus amigos. Y como no, si no saben disimular los conchetumares
ANYWAYSSSS YA ESTAMOS MUY CERCA DE LLEGAR A LAS 1K DE ESTRESHITASSSS
ejaleeeee, ya. Si llegamos a los 1K de estrellas liberamos otro cap 👀👀👀👀👀
Chaitoooo
Happy Monday
-Ella

CigarettesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora