CAPITULO 19 - Parte 2: LA VERGÜENZA DE MI PASADO

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Al caer la noche, mientras todos se preparaban para ir a dormir, Shiro avanzaba por el estrecho pasillo de los camarotes, balanceándose de un lado al otro de tal manera que parecía que estaba bebido. Pero la verdad es que el barco se movía bastante porque el mar estaba agitado. Llegó a la puerta del baño y llamó con los nudillos.

—Ya salgo. —Se oyó decir a Lance con dificultad desde el interior, pues había hablado como si estuviese masticando algo.

—¿Puedo hablar contigo un momento?

Tras una silenciosa pausa, la puerta se abrió. Allí estaba Lance delante del pequeño lavabo, sujetando el cepillo de dientes que recorría su dentadura de arriba abajo con la espuma blanca.

Pese a querer hablar con él seriamente, aquella escena le hizo reír y se tapó la sonrisa con la mano. Lance lo ignoró y se agachó para enjuagarse la boca con el agua que caía del grifo. Escupió el agua y se incorporó, mirando a Shiro esperando a que hablara.

—Verás...

—¿Qué? —le soltó con brusquedad.

—Es que... —se interrumpió con una risa—, tienes pasta de dientes en el labio.

Lance se molestó, pero se limitó a lamerse el labio inferior para quitarse el rastro de pasta.

—No —dijo Shiro sonriente.

Se acercó un poco, abrió el grifo y se mojó los dedos, para luego llevarlos a la boca de Lance para limpiarle. Sin embargo, Lance le apartó con la mano cuando le rozó la boca, aparentemente enfadado. Después, se limpió él mismo, esta vez borrando la mancha con éxito. Al ver su reacción, la sonrisa de Shiro desapareció.

—Estás enfadado. Es lógico.

Dio un paso atrás sin dejar de mirarlo, agarró el pomo de la puerta del baño y cerró por dentro.

—¿Qué haces?

—Quería pedirte... perdón —dijo con dificultad—. Por cómo te hablé esta tarde.

—Está todo bien.

Lance avanzó hacia la puerta, pero Shiro no se apartó.

—No, no está todo bien.

—No tienes que darme explicaciones.

—Ya, pero quiero. Esto que te voy a decir ahora —continuó—, solo lo saben Rinka y Owain. ¿Te acuerdas que en la prisión pude destruir el mecanismo anti-magos con mis propias manos? Pues resultó porque, técnicamente, no soy un mago.

—¿Qué quieres decir?

—Yo nací carente, siempre lo fui. Pero, Irina hizo que experimentaran conmigo unos lunáticos y me convirtieron en lo que soy ahora.

—Eso es...

—¿Imposible? —interrumpió—. Te aseguro que no. Pero no era eso lo que te quería contar. Y esto sí que no lo sabe nadie. La razón por la que me afectó tanto la historia de Mina, lo de la aniquilación de su familia y todo eso... es porque mis padres eran de la Inquisición.

Lance se quedó boquiabierto.

—Lo peor de todo... —continuó, con un nuevo tono de remordimiento—, es que yo siempre estuve orgulloso de ellos. Cada vez que volvían de alguna misión, ellos me contaban sus historias de cómo habían matado a esos asquerosos magos. Y yo... —La voz le tembló—, les felicitaba.

Shiro se tapó la boca con la mano y comenzó a derramar algunas lágrimas. Sentía que estaba a punto de vomitar, sintiendo asco de sí mismo.

—¡Yo los odiaba! ¡Los quería a todos muertos! Pero era lo que me habían enseñado desde que nací. Y cuando esos chiflados me cambiaron... ¡me odié a mí mismo! Lo primero que hice tras el cambio fue ir a la estación de tren. Esperé a que se acercara y me lancé a la vía, el tren impactó y mientras el tren pasaba por encima de mí, solo notaba como mi espalda se desgarraba contra el suelo. El resto, nada.

Ahora era Lance el que derramaba alguna lágrima, espantado por lo que estaba escuchando.

—Pero al final conocí a los magos, los conocí de verdad, y me di cuenta de lo equivocado que estaba. Así que cuando Mina ha contado hoy la historia de cómo los desalmados de la Inquisición acabaron con toda su familia, no he podido pensar que fue una de esas veces en las que mis padres volvieron a casa y yo les felicité por haberlos matado.

Lance se acercó lentamente, le tocó con suavidad el brazo y luego lo acercó a sí mismo para abrazarle. Allí, sobre el hombro de Lance, Shiro se deshizo en un mar de lágrimas. 

El Sello de CainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora