En una ciudad llamada Criterium, situada junto a la gran ciudad de Ferrabellum, el nido de la tecnología, esperaban en un gran recinto la totalidad de la clase de Owain en una sala de espera.
En la estancia predominaba el color blanco, con un tono metálico. Todo relucía y parecía que lo acabaran de construir ese mismo día. Además, era lo suficientemente grande como para que unas cien personas caminaran por allí libremente sin agobios. En el centro había una cafetería para atender a los alumnos mientras esperaban el inicio del examen práctico.
—Me gusta este sitio —dijo Vito—. Aunque no sea demasiado lujoso y sea un poco soso... pero tiene su encanto.
—A mí también me gusta —añadió Piers.
—Se dice que fue construida en su totalidad tras el Levantamiento —explicó Tharja con satisfacción—, y que es de uso casi exclusivo para formar soldados y magos. Por eso han elegido Criterium para hacer el examen.
—Podríamos ir a Ferrabellum de vacaciones después del examen tú y yo—le dijo Piers a Mina, que la tenía sentada a su lado.
—Sí, claro —dijo ella intentando no mirar a Owain.
Por supuesto, a él le removía algo por dentro nada más con pensar que se irían los dos de viaje romántico. Así que puso su mejor cara de póker y cambió de tema rápidamente:
—¿Y por qué hace tanto frio aquí?
—Es porque estamos cerca de Hiberum, la tierra blanca —dijo la voz de Sirsa aproximándose a la mesa donde estaban todos.
Junto a ella, se sostenía en pie Lance, con la cara pálida pero sonriente. Al verlo, Shiro, que había estado en silencio hasta ahora, se pronunció.
—¡Eh! Estás... estáis aquí.
—Me alegro de que puedas participar —dijo Owain levantándose frente a Lance y ofreciéndole su silla.
—Lo siento mucho Owain, mi padre me ha explicado lo que te pasó. No entiendo cómo...
—¡No es culpa tuya, hombre! Ahora eso sí, ten cuidado porque si despierto mi magia mental vas a dejar de ser exclusivo en clase —bromeó.
Todos reían y Mina aprovechó la situación para coger a Sirsa y llevársela aparte para hablar a solas.
—¿Qué te pasa?
—Quería hablar contigo a solas. Verás... No quiero meter el dedo en la yaga ni nada, pero... ¿tan peligrosa es la magia mental?
Sirsa no lograba entender la repentina pregunta y tuvo que tomarse unos segundos para formular su propia teoría:
—Ah —dijo sonriendo con picardía—. Estás preocupada.
—¿Yo? ¿Preocupada? ¿Por qué?
—Como ahora es posible que Owain también sea un mago mental...
—¡No digas tonterías! —exclamó avergonzada—, es porque... igual hago mi trabajo de fin de curso sobre la magia mental. Me resulta fascinante.
—Si fueras Tharja, me lo creería.
—Da igual, déjalo. Ha sido una estupidez —concluyó Mina dándose la vuelta.
—Espera. —Y Mina se detuvo—. Teniendo en cuenta que la probabilidad de que un mago mental permanezca sano es ínfima... Tengo que decirte que la 'Cerebraxia' es la mejor opción.
—¿Cómo puede ser una enfermedad mortal la mejor opción?
—Mi padre dice que la locura en un mago mental es mucho peor. Es como un mago oscuro que se retroalimenta de su propia maldad. Y viendo lo fuerte que es mi hermano, sería un arma de destrucción. Solo habría dos salidas para él: ser confinado de por vida, o ser asesinado. Así que después de haberlo pensado fríamente, en cierto modo me alegro de que sea la 'Cerebraxia'.
A Mina se le había erizado la piel al escuchar esa escalofriante historia. Y cuando Sirsa pasaba por su lado para volver con el resto, le susurró:
—Así que reza para que Owain no se vuelva loco.
Liara se acercó al grupo, deslizó su mano por los hombros de Shiro y lo abrazó por detrás, para luego dirigirse a todos:
—Me han dicho que ya mismo empieza el examen, así que deberíamos irnos preparando.
Todos se colocaron frente a una gran puerta de varios metros de altura y una mujer uniformada fue colocando unas esposas a cada pareja de alumnos. Las esposas eran de un material diferente al metal, más cómodo pero igual de resistente.
Las puertas se abrieron y todos se adentraron en lo que parecía un campo abierto de terreno firme y amplio. El campo estaba marcado con varias líneas blancas y cada pareja fue llevada a una posición concreta.
—A continuación voy a explicar las normas del examen —comenzó diciendo una voz por unos altavoces—. El examen se basa en una serie de carreras con diferentes obstáculos. Son cinco tramos que debéis superar uno tras otro. Cuanto antes lleguéis al final del quinto tramo, más puntos obtendréis. El primer tramo es una carrera de velocidad simple, con la única dificultad de que cada pareja tiene una llave que tendrá que usar para abrir unas barreras en la mitad del recorrido. Podéis quitarles las llaves a los demás para aseguraros de que no lleguen. La estrategia la escogéis vosotros. El resto de tramos lo iréis entendiendo conforme lleguéis.
Owain recibió la llave de la prueba, que era como una tarjeta mecánica, y se la guardó en el bolsillo.
—¿Listos? ¡YA!
Cada pareja comenzó a correr, unidos por la cadena. Mina echó un vistazo hacia atrás mientras corría para ver a los compañeros que se quedaban atrás y se sorprendió al ver a Tharja y Hawk totalmente estáticos en la línea de salida, como si se hubiesen rendido al empezar.
Liara y Kino iban en cabeza, pues ella había creado una especie de vehiculo pequeño de ruedas para desplazarse rápidamente. Sin embargo, al momento su velocidad se ralentizó extremadamente.
La escandalosa risa de Mei llamó la atención del resto, que movía su dedo en círculos en la dirección de Kino y Liara. El resto también comenzó a usar sus poderes para sacar ventaja. No obstante, la magia de Piers causó estragos: de un pisotón hizo que el suelo se ondulase y perdiese su forma firme, provocando la caída de todos y cada uno de los magos.
Fue entonces cuando, como si un chispazo los hubiese activado, Hawk empezó a correr desde el principio con su extrema velocidad cargando con Tharja a su espalda. Todos desde el suelo observaban como Hawk y Tharja los sobrepasaban uno a uno.
—Han esperado a que Piers usara su magia —murmuró Owain sorprendido—. Sabían que haría eso.
—Tengo una amiga demasiado lista —contestó Mina levantándose del suelo—. Pero yo también tengo mis trucos.
De un silbido, apareció Scarl de la nada, adoptando su forma de bestia y quedándose quieto junto a su dueña. Ella se subió y cuando Owain fue a hacerlo, el cuerpo de Scarl desprendió llamas azuladas que lo hicieron retroceder.
—No puede ser verdad —dijo Owain enfadado—. Vamos, ¿qué tengo que hacer para que confíes en mí? ¿Casarme con ella?
Scarl se limitó a mostrarle sus colmillos. Mientras tanto, los demás se habían adelantado bastante e incluso se estaban produciendo algunas peleas por las llaves cerca de la barrera.
—Scarl, vamos, déjale que suba.
—Da igual. No hay tiempo para eso. Vamos hasta la barrera, tengo una idea.
Corriendo al ritmo de Owain llegaron en último lugar a la barrera, donde permanecían los alumnos descalificados que habían perdido sus llaves. Owain sacó la suya, la pasó por el escáner y la puerta se abrió.
Agarró la espada en llamas y cortó con facilidad los engranajes de la pequeña puerta que servía de barrera, que era como una superficie metálica lisa, y de un pisotón la colocó en el suelo bajo sus pies.
Owain se subió a la puerta como si fuese una tabla de surf y Mina enseguida lo entendió. Encima de Scarl, se dio la vuelta mirando hacia atrás y le ordenó correr, de manera que la cadena que le unía a Owain se tensaba y tiraba de él, que se deslizaba por la tierra con la superficie metálica.
La velocidad de Scarl era tal que adelantaron a la mayoría de magos en cuestión de segundos, quedando finalmente segundos, justo después de Tharja y Hawk, que ganaron la primera parte.
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El Sello de Cain
Science FictionEn un mundo en el que la magia ha sido recientemente liberada de la opresión, Owain Harvey, el único superviviente de su familia que porta una maldición en su pecho, ingresa en El Jardín, la academia de magos de Y'thaka. Él, junto a otros alumnos de...